Morena, alianzas con la derecha

  • Carlos Figueroa Ibarra
Centro y centro izquierda. En política la audacia y la fortuna son indispensables.

En este año que está por terminar, el partido encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado que ha sido capaz de convertirse en la opción con la cual la gran mayoría de la izquierda mexicana se siente representada. El arrastre carismático de su líder ha contribuido para que el PRD se encuentre en crisis debido a que sus bases sociales se están yendo hacia Morena. El PT ha hecho una alianza con Morena. Justo es decir que acaso el anulismo y un porcentaje ínfimo del abstencionismo se han inclinado por María de Jesús Patricio Martínez, la candidata independiente impulsada por el zapatismo y el Congreso Nacional Indígena. No obstante, Morena ha copado prácticamente todo el espacio del centro izquierda e izquierda. Al parecer esto no le alcanza para poder hacerle frente al fraude que ya se está gestando. Como ha sucedido en otros países, para ganar las elecciones la izquierda mexicana necesita hacer alianzas a su lado derecho.

Y la estrategia ha sido clara. Andrés Manuel ha logrado el apoyo de importantes sectores empresariales y personajes otrora vinculados a lo que se ha denominado “la mafia del poder”. Dos de estos personajes, Alfonso Romo y Esteban Moctezuma Barragán, han sido importantes en la elaboración del “Proyecto de Nación 2018-2024” como se llama ahora al proyecto alternativo de nación. Los diez y seis integrantes de su eventual gabinete, evidencian esas alianzas y el mensaje que quieren enviar las mismas: el también eventual gobierno de López Orador no ocasionará desequilibrios políticos y económicos por lo que no puede ser tachado como antaño lo fuera, de ser “un peligro para México”. Es pues dicho gabinete, un guiño al establishment neoliberal y un nuevo mensaje tranquilizador que busca desactivar hasta donde sea posible el fraude que reitero, ya se está gestando. Con figuras como Olga Sánchez Cordero, Moctezuma Barragán, Víctor Villalobos y otros más se advierte que dicho gabinete al menos en parte vendría de las entrañas del sistema.

Pero para vencer al fraude además de las alianzas políticas, también son necesarias las alianzas electorales. Y esto es lo que ha sucedido con el PT (ante el enojo de una parte de los congresistas de Morena en junio de este año) y ahora con el Partido Encuentro Social, expresión de la derecha conservadora protestante. El PES obtuvo en 2015, 3.32% de los votos y se estima que hoy está llegando al 4.5% y que probablemente alcance el 5% en 2018. Con aproximadamente dos millones de votos puede hacer la diferencia en julio de 2018. A diferencia de lo que ha sucedido con el PRD cuando se ha aliado a la derecha, Morena lleva la voz cantante en las alianzas que con la derecha está realizando. Morena no ha abdicado de su candidato (dolorosamente Mancera no puede decir lo mismo), no ha renunciado a su programa, no hará concesiones al PES en materia de matrimonio igualitario, derecho a decidir y otras demandas de la diversidad sexual. Los candidatos del frente “Juntos haremos historia” se regirán esencialmente por los mecanismos decididos en el Consejo Nacional del 9 de julio.

Pero cualquier alianza conlleva riesgos. Y el riesgo principal de las alianzas es que las partes o alguna de ellas se desdibuje y pierda su identidad. Riesgo es que los hábitos y culturas políticas de otros partidos se impregnen en Morena. Que este partido que nació con vocación independiente termine siendo colonizado por las fuerzas más oscuras. Sin embargo, en política la audacia y la fortuna son indispensables. Y Morena se encuentra en este momento necesitada de ambas.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).