Ser parte de una sociedad no solo es pertenecer y ser un miembro más, estar inconforme implica buscar mejores opciones, victimizarse detiene la posibilidad de crecimiento, ser pasivo no es sinónimo de ser tranquilo y tampoco el tener buenas ideas es garantía de ser líder.

En distintos aspectos es conveniente que las personas se involucren con su contexto y para ello debemos cuestionarnos ¿Cómo me he relacionado con los demás? Es decir, lo que siento y me ocurre, ¿es consecuencia de lo que pasa a mi alrededor o soy yo quien ha tenido carencias al relacionarse con otras personas o de integrarse a ciertos lugares?

Para poder relacionarnos es vital dejar de ser espectadores, dominar lo que vivo y con quién me involucro, dominar no es igual que mandar o determinar, se trata de conocer a profundidad el medio en el que me encuentro; implica respetar, refiriéndonos a saber entender y ser comprensivos con lo que nos rodea, participar activamente y sobre todo demostrar afecto por nuestra sociedad, el afecto no se dice, se transmite a través de acciones, naturalmente que sean favorables.

Antes de querer transformar una sociedad, se requiere que haya una civilidad en nuestra persona, que seamos congruentes y efectivos en lo que hacemos, no podemos cambiar situaciones porque la estructura de estas ha tomado tiempo, pero sí se pueden modificar acciones para lograr cambios significativos que transformen nuestra sociedad.

¿Cómo me relaciono con otras personas? ¿Cómo me relaciono conmigo? No te das cuenta de lo que vives cuando te distraes y la clave es esta específicamente, no desviar la atención de lo importante, de lo que se relaciona contigo, cuando existe esta relación es difícil que se presenten conductas abusivas, por ejemplo, los delincuentes, una explicación para los delitos que cometen va más allá de la ignorancia, falta de empleo o pobreza, tiene que ver  con la falta de relación hacia su entorno, solo se perciben como espectadores tratando de dar solución a lo que les causa conflicto.

Es imposible involucrarse y no sentir, la inclusión para con nuestra sociedad implica reconocer y apreciar todas sus bondades antes que las quejas e inconformidades; empecemos dejando de comparar situaciones para desvalorizarnos y tomemos el mando para generar cambios, concentrémonos en dar lo mejor de nuestro ser, sonriamos a las adversidades de la vida y tomemos una mejor actitud, eso es garantía de una transformación permanente e incluso una responsabilidad que deberíamos asumir como miembros de una sociedad. ¡Relacionémonos!