Negociaciones del TLCAN: toda la leña al asador

  • Enrique Cárdenas Sánchez
México debe seguir la estrategia: negociar en paquete de forma integral.

Desde la conclusión de la tercera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en Ottawa del 23 al 27 de septiembre pasado hasta esta semana que inicia la cuarta ronda, el ambiente se ha tornado más cauto, incluso pesimista. Reportes informales de los equipos negociadores de los tres países han provocado que analistas, tanto en Estados Unidos como en México, comiencen a demandar un plan B. Las probabilidades de que las negociaciones no se concluyan con un resultado benéfico para los tres países aumenta porque según fuentes periodísticas diversas, la Casa Blanca insistirá en establecer restricciones al comercio, mismas por demás inaceptables para Canadá y México. Y por supuesto la fuente es Trump, quien insiste en reducir drásticamente el déficit comercial que tiene Estados Unidos con México de alrededor de 65 mil millones de dólares (De enero a agosto de 2017, suma más de 47 mil mdd, fuente: ver aquí).

 

Lo anterior no es más que una terquedad: mientras Estados Unidos tuvo un déficit comercial global de 843 mil millones de dólares en 2016, el déficit comercial con México representó menos del 8% de dicho déficit. China (más de 347 mil mdd en 2016 -ver aquí-)  y la Unión Europea (más de 155 mil mdd -ver aquí-) son los principales causantes del déficit comercial estadunidense. En México, éste se debió esencialmente a la industria automotriz: México exportó a Estados Unidos 99.9 mil millones de dólares mientras Estados Unidos exportó a México 29.3 mil millones de dólares de equipo de transporte. Y como sabemos, en su campaña Trump se comprometió a “inducir” a ciertas compañías automotrices a desinvertir en México y regresar empleos a los Estados Unidos—promesa que cumplió en las primeras semanas de su administración.

En caso de que Estados Unidos demande condiciones inaceptables para México, nuestro país  no debe aceptarlas de ninguna manera. Si el gobierno norteamericano decide levantarse de la mesa y denunciar el TLCAN, entonces México y Canadá continuarán al amparo de dicho tratado y los Estados Unidos comerciarán con estos países siguiendo las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Si bien en principio esta situación no sería una grave calamidad para México, ciertamente sería mejor continuar con un TLCAN modernizado que brinde la mayor certidumbre posible.

Por otra parte, el anuncio de Trump del domingo pasado de condicionar su autorización al programa de migrantes DACA o de los “dreamers” a la aprobación del Congreso para la construcción del muro fronterizo y de otras fuertes medidas migratorias, pone de manifiesto que la terquedad de Trump se centra en México y que su forma de negociar es integrar temas diversos, no relacionados, que componen parte de la agenda bilateral. Por ello, México debe tratar de evitar que destruya el TLCAN y trate de negociar, claro, en la medida de lo posible y de lo deseable.

En particular, me parece que México debe seguir la estrategia que se recomendaba hace meses para el TLCAN: negociar en paquete, de forma integral y con los temas de la agenda bilateral sobre la mesa; con lo que toca a los migrantes en primer lugar. Sabemos que ahora, la mayoría de los migrantes que viajan de México a los Estados Unidos son centroamericanos, y que el gobierno de Trump ha ejecutado detenciones de personas que no han cometido un crimen y ha extremado las medidas antimigrantes hasta volverlas cuasi de terror para los indocumentados. México ha actuado como un primer dique a la migración desde Centroamérica en cooperación con la política norteamericana, sin tener realmente razón propia para hacerlo. Por ello, México debería señalar que en caso de que Estados Unidos se retire del TLCAN, México tendrá una política de brazos caídos respecto a los migrantes del sur. No hará ningún esfuerzo por detenerlos en su camino al norte.

Algo semejante debe ocurrir con la seguridad, tema de enorme importancia para los Estados Unidos. Ha habido varias visitas recíprocas entre altos funcionarios de Estados Unidos y México para afianzar esta cooperación. Ahora debe quedarles claro a los negociadores de Estados Unidos que dicha cooperación será drásticamente reducida en caso de que ese país se retire del TLCAN. Y lo mismo ocurre con la guerra contra el narctráfico. Si bien el de las drogas es un tema controvertido en México, también es cierto que cada vez hay más voces a favor de que se revise nuestra política contra el narco, pues se percibe que ésta se ha impulsado desde los Estados Unidos. México debe hacer su trabajo de seguridad, pero no hacerle el trabajo a los Estados Unidos, quien es el principal consumidor de droga.

No sé si los negociadores mexicanos estén preparados para integrar esos temas en la discusión, pero tal y como van las cosas, más vale que se preparen para hacerlo. Tenemos fichas para negociar. ¡Usémoslas!

@ecardenassan

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Enrique Cárdenas Sánchez

Economista, exrector de la UDLAP. ExDirector del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. En 2019 fue candidato a Gobernador de Puebla en las elecciones extraordinarias. Director de Puebla contra Corrupción e Impunidad