¿Por qué no un decreto para mantener casonas en Centro histórico?

  • Mauro González Rivera
Urge una alternativa viable que respete la condición de Patrimonio Histórico y las vías jurídicas.

No es ningún atentado al Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocer que en Puebla, los casatenientes dueños de infinidad de viejas casonas enclavadas en el Centro Histórico, se mantengan de pie, destruyéndose poco a poco, desde hace varias décadas, solamente con el propósito de que estas se vengan abajo por sí mismas y los propietarios voraces como siempre puedan hacer negocio con la venta de los predios a los precios que se cotizan comercialmente.

 

Esta situación la conocemos todos los poblanos y el gobierno lo sabe mucho mejor que el pueblo. Claro, existe una riqueza arquitectónica de incuestionable valor histórico, pero la gran mayoría de las viejas casonas se encuentran en ruinas y sus propietarios esperan a que caigan en pedazos, sin intentar siquiera, cosa ya imposible a estas alturas, su mantenimiento o una bien ejecutada remodelación.

¿Esperan que “papá gobierno”, cargue con el muerto y el peso de sus intereses e irresponsabilidades?

Así las cosas y resultado de la monumental tragedia que se vive en Puebla por los daños que arrojó el terremoto del pasado 19 de septiembre, en charlas de café y pláticas de bares y cantinas, y en otros tantos lugares de reunión pública, se comenta que algo debe hacerse ¡ya!, por parte de las autoridades para emitir un decreto que dé paso a la demolición de tantas propiedades que están en ruinas y a punto de venirse abajo para sumar mayores tragedias.

Se da por entendido que una decisión de esta importancia, deberá estar  muy  bien aleccionada, sustentada jurídicamente, cumpliendo con las normas hasta el último detalle que dicta al respecto  la UNESCO, en relación al Patrimonio Cultural de la Humanidad, que guardan tantos países.

Claro que los charlistas o conversadores de café o cantina, no son expertos en estos asuntos del patrimonio histórico, menos son especialistas en la diversidad de los temas jurídicos que giran en torno a este asunto, pero  tal vez les asista la razón cuando hacen referencia a las centenas de viejas casonas, catalogadas en su gran mayoría, que durante décadas no han sido objeto de la mínima reparación por parte de sus propietarios, vaya ni siquiera para echarle mezcla a los huecos que debilitan sus muros pese a los grandes tabicones y piedras de las que están hechas sus construcciones y que cada día se van desprendiendo de sus añejas estructuras.

Hay pandillas enviadas por manos misteriosas, que de las calles de Puebla  se han robado  de las viejas casonas antiguos y valiosos azulejos de talavera que adornan sus fachadas, han traficado con viejos portones, aldabones y muchas cosas más.

Como punto final comentan de la hermosa casona en ruinas de la avenida 14 Oriente, entre las calles 2 y 4 Norte, que forma parte de las propiedades de la Fundación  Hackenbed. Esta se encuentra “habitada o protegida” en el segundo piso de parte de varios agentes de seguridad para que a nadie se le ocurra entrar, según denuncian los  vecinos de la zona. No se sabe cuáles son los fines que persiguen quienes ordenaron su  custodia. Sus interiores están desechos y la fachada a punto de caer.

La casa en tiempos de “no vigilancia”, fue refugio de maleantes y drogadictos, que se daban a la búsqueda de tesoros escondidos y le hicieron hoyos por todas partes.

Ojalá se dieran algunas reflexiones que se hicieran públicas por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); de las autoridades gubernamentales en sus tres niveles de gobierno y de las organizaciones que dicen estar al frente de la defensa del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de Puebla.

En el sismo de agosto de 1973 destacó por mentiroso Jorge Jiménez Cantú    

Hace un poco más de 44 años, siendo un joven reportero de El Heraldo de México en Puebla, me correspondió junto con el entrañable amigo y fotógrafo Ángel Romero Vidal (el famosísimo Piolín), ser testigo de los destrozos ocasionados por el sismo del 28 de agosto de 1973, que sacudió gran parte de San Andrés Chalchicomula (Ciudad Serdán) y una parte de la zona veracruzana identificada como Veladero.

Esto provocó la visita del presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, a menos de tres años de su sexenio (1970-1976), quien llegó acompañado del general Secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), general de división Hermenegildo Cuenca Díaz y parte de su gabinete,  entre ellos el titular de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, doctor Jorge Jiménez Cantú, primer actor del engañoso melodrama dicho ante el jefe del Ejecutivo Federal.

Naturalmente se dio la presencia del gobernador Guillermo Morales Blumenkron, quien estuvo al frente de la administración los últimos 19 meses del aciago  sexenio 1969-1975, el presidente municipal de Ciudad Serdán, funcionarios estatales y federales, entre éstos el titular de la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra (CORETT), Alfonso Tawara Castro.

Resulta que ese día 28, en sus primeras horas, el  gerente del periódico El Heraldo de México, Alberto Peniche Blanco, por indicaciones del subdirector Oscar Alarcón Velázquez, giraba instrucciones al administrador de El Heraldo de Puebla, Arnaldo Fernández González, para que un reportero y un fotógrafo se trasladaran inmediatamente a Ciudad Serdán, porque el presidente de la República, llegaría a las 9 de la mañana para constatar los daños ocasionados por el sismo.

Ángel y yo, puntualmente hicimos el arribo a la población a las 9 de la mañana, sin que notáramos ningún despliegue del Estado Mayor Presidencial como se acostumbra. Luego de dejar el vehículo en un lugar céntrico, caminamos algunas calles y encontramos estacionada una patrulla de la Policía Federal de Caminos, tripulada por el comandante Javier Oropeza, popularmente conocido en Puebla como “El Pisper”.

--Quiubo mi “Pisper”, ¿ya mero llega el señor presidente Echeverría?, pues del periódico me dijeron que llegaría a las 9.

--Mira cabrón, yo estoy aquí al pendiente y de la jefatura me informaron que el señor presidente esta desayunando en Los Pinos y que su visita será hasta la una de la tarde.

--Ni hablar, le  respondí a Javier, pero serían las 9.35 horas, cuando fue notoria a lo lejos una mini-caravana vehicular, por lo que le  inquirí al amigo patrullero que tal vez  el presidente ya estaba presente.

Riendo de buena gana me respondió: “Si serás pendejo, Mauro, ya te dije que el señor llegará a la una, el que vienen bajando es el Secretario de Salubridad Jorge Jiménez Cantú, del que ya me reportaron su llegada. Hay chace para que puedas entrevistarlo”.

Efectivamente, llegó a los pocos minutos en compañía de un séquito de su confianza. Dijo que no daría ninguna declaración hasta que lo hiciera el señor presidente, pero que antes iba a sostener una reunión de información en el palacio municipal.

Echeverría llegó pasada la una de la tarde en medio de un fuerte aguacero, y fiel a su estilo, recorrió varias calles con algunos colaboradores de prensa nacional, donde venían entre otros periodistas Jacobo Zabludowsky. El general Cuenca Díaz, no aguantó el ritmo de la caminata y espero paciente hasta la hora de la reunión.

Después del desfile de informantes, correspondió su turno a Jiménez Cantú, quien altivo, soberbio y erguido como buen penthatlonista militarizado, mentía al presidente LEA diciéndole que la Secretaría a su cargo ya estaba perforando pozos para dotar de agua a la población.  En ese momento yo le dije al Piolín que iba a pedir la palabra para decirle al mandatario que lo engañaban, pero me detuvo casi gritándome: “Estas loco, cabrón, tanto a ti como a mí nos van a madrear”. Claro, detuvo mis ímpetus.           

A cuenta gotas

La solidaridad internacional se vio reflejada por varios países, entre ellos la pequeña República de Costa Rica, que por conducto de su presidente hizo llegar al nuestro su apoyo con el envío de 7 especialistas que realizan tareas al lado del resto de las brigadas que incansablemente dan muestras de su unidad a la causa. El embajador mexicano por aquellas tierras, Melquiades Morales  Flores, cumpliendo con el compromiso diplomático, tuvo a bien expresar su agradecimiento al gobierno de esa nación, tras la decisión de mandar a un grupo de expertos a colaborar por tan noble causa humanitaria… Mi  sentida solidaridad al amigo Notario Público No. 34, licenciado Antonio Zafra Millán, por el sensible fallecimiento de su señor padre, el Notario Público, licenciado Antonio Zafra Oropeza… Descansa ya para la eternidad nuestra amiga originaria de Huauchinango, Puebla, Enoé González Cabrera, quien desde el mes de abril del presente año fue declarada en estado crítico y fue llevada a su domicilio particular donde se le brindaron todas las atenciones. Mi sentido pésame a su hija, la licenciada Enoé Gómez González, Maestra en Notariado y titular de la notaría número Uno de Libres.  

Opinion para Interiores: 

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