El ser humano dividido

  • Nyx Diahann Sánchez Fierro
La dinámica de la vida ordinaria. El olvido de vivir. Las absorciones de las cosas. Es posible vivir

Esta es una realidad a la que todos estamos sometidos, estamos presentes pero nuestra mente está en otro lado, ¡que grandioso! ¡Estar en un lugar sin estarlo! Más que grandiosidad, este puede ser el reflejo inicial por el cual existimos personas a las que se nos complica concentrarnos al 100% en las actividades que realizamos, no sólo se trata de cumplir sino de involucrarse con lo que se hace; esto se refleja en situaciones que en apariencia no afectan, como no poner atención en nuestra labor diaria y actuar de manera mecanizada, hasta en actividades que involucran a más personas y que a través de estas actitudes se denota una carencia de efectividad.

El tiempo, o mejor dicho, la falta de él, es uno de los principales factores que altera la estabilidad en una persona, se vive tratando de tener tiempo a favor y si este falta se crea un caos en la rutina diaria, es por ello que se supone que debemos aprovecharlo al máximo, la duda es cómo podemos tomar ventaja de él. No necesariamente debemos saturarnos de actividades en un tiempo determinado, esto no quiere decir que se hagan de manera correcta, quizá solo se hace por la necesidad de cumplir y no con la finalidad adecuada.

Las personas estamos sujetas a tiempos, para trabajar, para dormir, para estudiar, e incluso tenemos un tiempo de vida estimado, y si rebasamos estos parámetros ya estamos a destiempo, por eso tratamos de aprovecharlo al máximo, haciendo el mayor número de cosas posibles en el menor tiempo.

Cada vez se disfruta menos lo que se hace, al viajar por ejemplo, se pierde de vista el sentido de apreciación del recorrido y en lo que nos enfocamos, es en saber, por ejemplo, cuánto tiempo durará el traslado, cuáles son las vías rápidas, cuándo estaremos de regreso, etcétera. Se pierde la esencia de las acciones, apenas se está iniciando algo y se está contemplando cuándo será el final. Esto es lo que nos impide valorar lo que vivimos: experiencias y compañías.

¿Qué ocurriría si las personas viviéramos y disfrutáramos del momento? Sin dejarnos absorber por otras cuestiones, asignando turnos para pensar en lo que corresponde (sin invadir el tiempo), quizá se pensaría mejor, mejorarían nuestras relaciones interpersonales, valorarían nuestra compañía, se  organizaría nuestro tiempo y sería de calidad.

Sería interesante dejar de lado la necesidad de medirnos y concentrarnos en satisfacer a aquellas personas que creen en nosotros, poner atención a lo que nos rodea y saber escuchar a las personas con las que nos involucramos.

Intentemos ser una persona completa, no a medias, estando sin estar, haciendo sin satisfacer y viviendo sin disfrutar.

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Nyx Diahann Sánchez Fierro

Licenciada en Psicología Social UAT. De 2011 a la actualidad se ocupa en la labor docente en distintos niveles educativos, debido a esta trayectoria estudio la maestría en Pedagogía en la UPAEP