Duarte, una rata con buen futuro

  • Xavier Gutiérrez
A pesar de las pruebas de sus actos punibles, pasará de ladrón a perseguido. La gran obra de teatro

Piensa mal y acertarás, dice el refrán.  Y más de una vez  resulta cierto. En el caso de la vida pública de México, en realidad no cuesta trabajo acertar. Los hechos terminan por darle a uno la razón sin ser adivino ni futurólogo.

Es el caso de la obra teatral que envuelve al ladrón de Veracruz, Javier Duarte.

Las acciones de las autoridades van conformando un escenario en el que se ofrecen alternativas, vacíos, escaleras de fuga, omisiones y trampas burocráticas, para dejarlo en libertad a mediano plazo.

En otro país razonar  así sería fuera de la más elemental lógica.

En México no. En cualquier otra parte, el cinismo, riqueza monumental producto del robo, saqueo descarado a la nación de este tipejo, era para asegurar cárcel de por vida.

Aquí es evidente que se trata de un pez muy  gordo metido hasta el tuétano del poder.

No se puede probar, pero es percepción general que este sujeto fue un contribuyente notabilísimo, acaso el principal, a la campaña de Peña Nieto.

Ese y otros asuntos negrísimos  de su paso por las alcantarillas del poder a nivel máximo, no se pueden dejar sueltos. No se deberían.

La realidad es otra. Estamos en México.

El tipo es un buen histrión, está  probado. Ha realizado su mejor papel en provecho propio, hasta ahora. Sus notables servicios al poder se los cobró a precio de oro. Todo lo que hizo donde estuvo, para él, no es trabajo gratis.

Sus cómplices y beneficiarios valoran muy en alto su contribución y es absolutamente natural que no lo dejaran solo.

Lo que vemos es la escena de la culminación de su actuación, la parte estelar. Si en este país, en casos como este hubiera una pisca de aplicación recta de la ley, existen cientos de pruebas y testimonios de hechos punibles.

Veremos que nada de eso cuenta. Las autoridades van procediendo al revés de la opinión pública: pareciera que de lo que se trata es de cuidar con esmero cada uno de sus pasos, para que por vía aterciopelada y cubriendo formalismos estúpidos, encuentre el camino de la benevolencia.

El paso del tiempo es parte de la hoja de ruta.

Un hombre miserable que robó en un supermercado para dar de comer a su familia, es fundido en cualquier mazmorra del país en nombre de la justicia.

Aquí, las autoridades son de chicle. Su proceder es suave, dúctil. Empezando por sus gratas condiciones en la prisión, derecho que no tiene un delincuente común. Tendrá, por si fuera poco, un defensor de oro en la intervención celosa y absurda de la Comisión de Derechos Humanos.

Todos quienes le rodean son parte de la escenografía que se maneja desde la cúspide del poder. Todos.

 La mayor parte de los medios cubre su  función. Se dedican a los detalles, la utilería que alimenta el morbo de la gente, las pinceladas triviales que hacen creer que el peso implacable de la ley lo persigue y lo hundirá.

Nada. Teatro puro. Excepto “Proceso” y algunos pocos analistas que ventilan el fondo de la historieta, los grandes medios deliberadamente colocan la mira fuera de foco. Apuntan chueco a propósito, para no tocar los auténticos intereses en juego.

Se van por la orilla, los chismes, la chacota, el cotilleo que tanto gusta a cierto tipo de público.

El propio gobernador de Veracruz, con una cola de longitud semejante a la de su paisano y rival, utiliza el espectáculo de la rata en prisión para ganar popularidad y asegurar el futuro de sus hijos en la escala del poder de su estado.

Los hechos, que dicen mucho más que las palabras, habrán de mostrarnos cada día que el futuro de Duarte no tiene riesgo grave para él.

Ayer fue el gran ladrón y cómplice, ahora el gran perseguido y atrapado, mañana, parte del anecdotario del poder en este desdichado país.

La complicidad paga bien.xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.