La nueva guerra

  • Eduardo García Anguiano
Las nuevas formas de violencia, de organización y de dinámica de grupos delictivos

La forma de violencia que protagonizan los cárteles, mafias y pandillas hace pensar: ¿tenemos análisis y políticas de seguridad que comprendan estos fenómenos?

La experiencia tradicional en seguridad hoy deja un vacío, lo mismo sucede si sólo se emplean términos delictivos, ya que la violencia ha continuado y ha generado respuestas como la autodefensa que prolonga la violencia en sí misma. Hay que pensar diferente la violencia, son nuevas guerras que se caracterizan por:

Objetivo.- Perseguir espacios de poder dentro del Estado, no lo amenaza en su existencia como tal a diferencia de una guerra convencional.

Método.- Grupos de tipo paramilitar o mercenario que buscan dominar un territorio mediante el control informal, para ello hacen frente a las autoridades con métodos de insurgencia y soborno, contra la población usan tácticas de contrainsurgencia y ante ambos ejecutan acciones de terrorismo. Esto deslegitima a las autoridades y desplaza a la población de sus actividades y territorios mediante el asesinato, el secuestro, la extorsión, las vejaciones, el “cobro de piso” o de peaje.

Organización.- Grupos con estructura de red y/o la combinación de diversas formas jerárquicas que para su interacción emplean los avances de las tecnologías informáticas y las comunicaciones, lo que les permite ser ágiles, realizar acciones de cooperación y alianzas diversas; a diferencia de la organización piramidal y vertical de los ejércitos y policías, su flexibilidad es mayor y su capacidad de adaptación a los cambios también.

Financiamiento.- Los recursos provienen de ilícitos: tráfico de drogas, armas, personas, mercancías diversas, del pillaje, extorsiones contra la población y las actividades productivas.

Los poderes de facto en las nuevas guerras han surgido en un contexto de erosión del monopolio de la fuerza legítima, lo que requiere de un enfoque alternativo a la visión tradicional del uso de la fuerza.

Por ejemplo, en la nueva guerra una gran superioridad de medios violentos aplicada constantemente, puede resultar poco eficaz al enfrentar a un adversario proporcionalmente menos equipado en medios de fuerza pero bien organizado.

La urgencia del análisis alternativo del tema la resume la frase de Benjamín Franklin: “Nunca existió una buena guerra ni una mala paz”.

@EGAnguiano

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Eduardo García Anguiano

Sociólogo y Maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y gobiernos locales en áreas de seguridad, gobierno y salud. Ha sido profesor en: UDLAP, IMIDECIP, Instituto Técnico de Formación Policial de la CDMX y en el INAP.