La disposición de luz eléctrica nos restó en promedio la pérdida de una hora de sueño y descanso, pero la vida postmoderna que vivimos, llena de dispositivos con pantallas brillantes y parpadeantes, nos está restando horas adicionales a nuestro sueño. Lo más importante es que sin sueño nuestras habilidades emocionales y cognitivas se alteran, y si son de largo aliento pueden llevar a enfermedades mentales como ansiedad y depresión; y lo opuesto es también cierto, esto es, las enfermedades mentales como el Alzheimer, el Parkinson o la depresión misma alteran al sueño. Por esto vale mucho la pena analizar qué pasa con la privación del sueño sea ésta de manera aguda o crónica.

Lo que es claro es que la pérdida de sueño tiene un gran impacto en la ejecución de tareas motoras, particularmente las que requieren mucha habilidad para ejecutarlas, así como en el tiempo en que reaccionamos ante un estímulo. Esto es grave ya que al hacer tareas tan cotidianas como manejar un auto, una moto o una bicicleta tendremos retardo a reaccionar a estímulos y potencialmente a sufrir un accidente. Un segundo efecto pernicioso es que la memoria fallará y particularmente la denominada de trabajo, esto es aquella que nos permite guardar información por un tiempo corto, por ejemplo recordar los números de un teléfono o la dirección que se nos acaba de mencionar. Pero un tercer efecto muy relevante es que los sujetos privados de sueño tienen dificultad de dar valor a los estímulos que reciben, en particular aquellos que son placenteros y que por tanto producen conductas de reforzamiento, esto es válido para cosas tan básicas como el comer, el beber o la actividad sexual; pero también para aquellos adictos a drogas que no tendrán el efecto eufórico esperado y por ende su adicción se incrementará. Por esto es importante dormir alrededor de 8 horas cada noche y si por razones de trabajo o estudio se ha Ud. privado de sueño es recomendable recuperarse el fin de semana durmiendo un poco más.