En las últimas tres semanas he leído con sorpresa diversos artículos de comentaristas políticos poblanos, en los cuales se asegura que en Morena ya está tomada la decisión con respecto a quienes serán los candidatos a gobernador, presidente municipal de la ciudad de Puebla y senadores. Buena parte de  estos artículos sustentan esa aseveración en que saben de buena fuente que en reuniones privadas Andrés Manuel López Obrador ya expresó quiénes son los que ocuparán dichas candidaturas. Una de esas columnas incluso da nombres concretos: Alejandro Armenta Mier será el candidato de Morena para la gubernatura, mientras Fernando Manzanilla lo será para presidente municipal y las senadurías se las repartirán Rodrigo Abdala y José Juan Espinoza.

Antes de participar en política en el nivel en el que hoy lo hago, solía leer las columnas políticas y le daba crédito a lo que sus autores decían. Imaginaba que siendo especialistas en el tema, tenían elementos contundentes para sus afirmaciones. Hoy me doy cuenta con desazón la poca seriedad que tiene una buena parte de los columnistas políticos de la entidad. Y también puedo decir lo mismo de los columnistas políticos  a nivel nacional. He podido advertir que la mayoría de los columnistas que he leído toman alguna información aislada y lo demás  es cosecha  de su propia imaginación. Puede suceder, aunque esto es mera especulación, que las columnas sean patrocinadas por los interesados en que su nombre suene y suene fuerte para ocupar alguna candidatura.

Decir que en Puebla, ya se tiene decidido quiénes ocuparán las principales candidaturas de la entidad es una mentira absoluta. En el partido existen procedimientos y méritos. Uno de ellos lo constituyen las asambleas postulativas en las que se dirimirán  las eventuales candidaturas. Decir que Andrés Manuel en su calidad de principal dirigente nacional, decide quiénes van y quiénes no van, es ignorar cómo se mueven las cosas en Morena. Es olvidar que por  ejemplo en 2015, Abraham Quiroz  fue candidato a gobernador sin que necesariamente fuera quien López Obrador hubiera querido como candidato.

En las últimas semanas se han difundido las noticias del tránsito hacia Morena de personajes conocidos como lo son Fernando Manzanilla, Luis Miguel Barbosa y Alejandro Armenta Mier. Estos dos últimos han contribuido a cambiar la presencia de Morena en el poder legislativo. Ahora Barbosa es parte de los senadores que se inclinan por Morena y en la cámara de diputados según acabo de leer, Armenta engrosará la bancada del partido encabezado por López Obrador. No es poco mérito el que hayan contribuido a ese cambio, pero eso no necesariamente los convierte en candidatos automáticos. La realidad es que en Morena no pueden repetirse experiencias fallidas en candidaturas con resultados que son muy negativos como lo revela el caso de Eva Cadena en Veracruz. En mi opinión personal, no sería congruente que un personaje que haya votado a favor de la privatización del agua o del gasolinazo o de las reformas neoliberales, tiempo después se le  conceda la distinción de ser  candidato a diputado, senador, gobernador o presidente municipal.

La perspectiva favorable que tiene Morena en medio del desastre nacional, ha provocado la emigración de bases y dirigencias de otros partidos hacia sus filas. Es muy sencillo el planteamiento político para los que llegan a Morena. Bienvenidos sean todos y todas, si vienen para aportar a la lucha por el cambio de régimen. No son bienvenidos, si arriban al partido para hacer valer un supuesto capital político, pedir candidaturas o buscar controlar al partido, y de esa manera seguir siendo vigentes en la política.