Los diputados, de pena ajena

  • Carlos Flores Mancilla
Pobreza de sus estudios. No dan información clara, precisa y comprobable.

En el trabajo periodístico de investigación, realizado por la reportera del periódico El Popular, Elena Domínguez sobre el nivel de estudios de nuestros diputados al Congreso del Estado, se retrata de manera brutal la pobreza en su formación académica. No puede ser que los responsables de elaborar y promulgar las leyes que nos rigen, algunos de ellos, no hayan terminado ni siquiera  los estudios medios superiores.

Pero…. ¡qué importa!.... si la ley establece en el artículo 36 de la Constitución Política del Estado de Puebla, dice que para ser diputado, como único requisito es saber leer y escribir, sin precisar otro requerimiento académico. De allí que nuestros “flamantes” diputados locales, ni se afligen ni se aflojan por exhibir su miserias sobre su nivel de preparación académica.

Pero como dice el dicho popular, “suerte te dé Dios….”, toda vez que algunos de ellos, lograron sentarse en una curul, gracias a una beca -candidatura plurinominal-, o simplemente haber negociado su postulación y, con ello, estar percibiendo, sin merecerlo,  salarios de escándalo, sin menoscabo del poder que tienen y que les permite ejercer tráfico de influencias.

Son contados los legisladores que han comprobado que cuentan con maestrías y doctorados. La mayoría exhibieron miserias en sus estudios y otros, definitivamente titubearon sobre su nivel de preparación. Ejemplo: José Esquitin Lastiri del PAN solo terminó la preparatoria; Sergio Salomón Cespedes Peregrina y Maritza Marín Marcelo del PRI, aseguran estar cursando la licenciatura, pero no dicen en qué institución educativa para no investigar y de no ser ciertas sus aseveraciones queden como unos mentirosos.

José Angel Pérez García de Movimiento Ciudadano, dice haber quedado trunca su carrera de licenciado, pero tampoco dice donde estudió. Los diputados más moderados: María del Rocío Aguilar del PAN dice ser técnica en enfermería -eso y nada es lo mismo- y Cupertino Alejo Domínguez dice ser un modesto profesor de primaria, pero a pesar de ello ha ocupado una serie de cargos dentro del sector oficial y magisterial, con más pena que gloria. Germán Jiménez García de Compromiso por Puebla, dice haber truncado sus estudios en Administración Pública, pero tampoco dice en qué institución educativa.

La verdad es que no hay transparencia sobre el nivel de estudios de algunos diputados, como el caso de Geraldine González del Verde Ecologista, quien dice tener estudios en periodismo, historia del arte y sociología, pero no presenta título, mucho menos cédula profesional; José Guzmán Islas definitivamente no transparentó su información académica y Pedro Antolín Flores que solo dice ser empresario. Puros equívocos para escabullir el bulto.

A pesar de su falta de preparación académica, todos ellos presiden importantes comisiones dentro del Congreso del Estado y,  desde luego, ganando escandaloso salarios y recibiendo apetecibles bonos, que no reciben quienes sí estudiaron y tienen amplia preparación. De allí la rebatinga por lograr una curul en el Congreso del Estado. Ese es el nivel de nuestros flamantes diputados locales. ¡Qué pena…! 

La rumososa

¡Dios los hace y ellos…! La misma gata, pero un poco más revolcada es el caso de Enrique Flota, propuesto por Víctor Carrancá  como Fiscal Anticorrupción. El “abogado autodidácta” -nunca pasó por las aulas, bueno sí, pero por fuera-, ha logrado unir a la ciudadanía poblana….pero en su contra. El fuereño ha quedado como un mentiroso, pues dijo haber egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, lo que es totalmente falso. El Fiscal General del Estado dice que a pesar de todo no habrá marcha atrás en su nominación porque “cumple” con el perfil, sin embargo, hay que esperar la respuesta del diputado Jorge Aguilar Chedraui, quien se comprometió a revisar su caso. Si aprueba el nombramiento, recibirá una vez más la rechifla del respetable, pero si lo rechaza quedará como un defensor de la legalidad…. Abusos.-El monopolio que ejercen los miembros de Antorcha Campesina en la prestación de servicio de grúa al Ayuntamiento de Puebla, es calificado como un verdadero atraco por las exageradas tarifas que imponen por el arrastre de vehículos a pesar de que las unidades con que prestan el servicio son verdaderas chatarras. Ya es hora de que el interino Luis Banck escuche la petición del regidor priista Ivan Galindo Castillero para frenar los abusos de los antorchos, quienes chantajean a las autoridades para lograr pingues ganancias. Salucita de la buena.

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