El conflicto del ser

  • Nyx Diahann Sánchez Fierro
Conflicto, misterio y persona. Hacer a un lado las apariencias y vivir acorde con la realidad

Al hablar del conflicto se hace referencia a los factores que integran (de manera general) a las personas, el conflicto no solo surge con las inconformidades o lo indeseable del ser, al contrario, está conformado por todos los componentes que sustentan la conducta humana. Pero, ¿cuál es el misterio que cada persona posee?

Iniciaremos con la explicación de una pregunta existencialista: ¿Quién soy? Aunque aparentemente es sencillo de deducir, quiénes somos tiene un mayor grado de complejidad, no soy el que fui, ni quien soy ahora seré después, en muchos momentos de nuestra vida hemos tenido escapes de nuestro yo verdadero, o bien se nos ha programado para no ser quienes en realidad somos.

La escolarización es un factor determinante, somos aprendices de lo que debe de ser, se transmiten contenidos, pero pocas veces se enseña cómo descifrar quiénes somos; a lo que nos dedicamos, nuestra profesión o empleo no es casualidad, es el reflejo de nuestra cultura, la estabilidad que necesitamos es causada por carencias ya experimentadas.

El conflicto del ser surge cuando no se entiende qué es lo que nos inspira, la descripción de cada persona debería estar clara, como si se leyera una biografía de cualquier personaje, pero si no tenemos clara cuál es esa información, difícilmente podremos entender los conflictos.

¿Qué origina el estilo de una persona? ¿Cómo se va construyendo y proyectando este estilo? Una persona se forma basándose en propósitos, en promesas, en su nobleza, sus pecados, sus bajezas, sus hábitos, sus virtudes, las condiciones o circunstancias en que se ha desarrollado, su dignidad, la razón y la manera de asumir cada uno de estos factores, esto es lo que va generando el estilo y refuerza la esencia del ser; cada persona tiene una verdad que se deriva de su realidad, en ocasiones gozo o bien, sufrimiento.

Lo seres humanos se forman a través distintos factores como dudas, miedos, penas, curiosidades, amor, envidia, instintos, satisfacciones, rechazo, burlas, sorpresas, deseos, sentimientos, ideales, soluciones, motivaciones… y, como consecuencia  a esto se crean personas buenas o malas, reflejando su contenido a través de actitudes, acciones y la moralidad con la que se conducen. Una vida armónica depende de la similitud que haya en los sentimientos y los pensamientos ¿Qué siento a partir de lo que soy? No debe darse una respuesta inmediata, se requiere de una confesión intima para entender el por qué de mi persona.

¿Soy una buena persona o puedo ser mejor? Es importante hacer un esfuerzo intelectual para conocer y entender quiénes somos en realidad: somos los buenos, lo hermoso, lo amable, lo justo… pero también somos destrucción. El bueno no es el obediente, el cumplido o el apacible, sino quien acepta y mejora su realidad, quien cultiva sus talentos, sus virtudes, su energía, su intelecto, su razón y quien puede construir nuevas cosas, incluso partiendo de lo destruido. El conflicto es no aceptarse, no saber servir, no mejorar, no entendernos y querer encontrar culpables para responsabilizarlos de lo que no se hace bien.

Ser hombre es vivir en la realidad, anhelar la dicha y experimentar el placer. No se trata de tener una vida ejemplar sino de aceptar todo lo que fortalece y también lo que debilita. Este conflicto se ira disolviendo en cuanto se hagan a un lado las apariencias y se viva acorde a lo real, cuando se asimile con transparencia el porqué de cada acto que realizamos y se deje de menospreciar lo malo o lo doloroso que sin duda es parte de la construcción humana.

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Nyx Diahann Sánchez Fierro

Licenciada en Psicología Social UAT. De 2011 a la actualidad se ocupa en la labor docente en distintos niveles educativos, debido a esta trayectoria estudio la maestría en Pedagogía en la UPAEP