Las redes sociales se han constituido actualmente como un campo de batalla más en las contiendas electorales, son una herramienta muy atractiva, persuasiva, efectiva, medible pero también riesgosa.

Ninguna campaña política en la actualidad puede basarse únicamente en una estrategia digital para ganar, las redes sociales por sí mismas no ganan elecciones, sin embargo sí pueden incidir negativamente en la percepción de los candidatos y hacerlos perder votos.

La estrategia digital se ha constituido como un elemento indispensable en las estrategias electorales, las redes sociales como parte de estas estrategias, influyen en la percepción del ciudadano sobre el candidato. De acuerdo a  lo que hemos podido observar en los procesos electorales más recientes, como el de Estados Unidos por ejemplo, la gente está votando emocionalmente y no racionalmente. La gente no votó por Hillary Clinton y sus propuestas, votó por un personaje que ni siquiera era político pero que apelaba a las emociones de un electorado enojado y harto.

En México estamos a mitad de un proceso electoral en los estados de Nayarit, Coahuila y el Estado de México, en Veracruz también habrá elecciones pero para elegir solamente a presidentes municipales, en el caso de las 3 primeras entidades en donde sí habrá elección de gobernador, el activismo político en redes sociales ha aumentado considerablemente.

Las redes sociales permiten al ciudadano romper con el esquema de comunicación tradicional vertical en donde sólo había un emisor y un receptor, a través de las redes, sociales cada ciudadano con acceso a internet y una cuenta en Facebook o Twitter es un emisor y generador de contenidos, esta herramienta ha empoderado al ciudadano y le ha permitido manifestarse, las redes sociales se han convertido en un termómetro del humor social, incluso se evalúa el sentimiento que los candidatos generan en el electorado para elaborar y ajustar estrategias.

En este contexto la elección del Estado de México es trascendental porque es considerada una aduana para la elección federal de 2018, el Estado de México es la entidad más poblada de todo el país, tiene más de 16 millones de habitantes, de los cuales 9 millones 934 mil 332 personas tienen acceso a internet, es decir poco más de la mitad de la población del Estado de México podrá seguir la campaña digitalmente, sin embargo hay 2 millones 444 mil hogares que no tienen ningún tipo de acceso a internet.

De acuerdo a análisis de Radar Digital Mx y Mesura Think Thank sobre la campaña digital en el Estado de México, hasta ahora es la elección que ha tenido el mayor alcance en redes sociales por la cantidad de interacciones que se han logrado alcanzar en tan solo una activación digital.  Esto significa que detrás de cada candidato, además de simpatizantes, también existe una batalla de ciberactivistas por dominar la conversación en redes a favor de sus candidatos, ya sea orgánica o automatizadamente.

La campaña por la gubernatura de la entidad más poblada de México sentará un precedente de lo que será la contienda electoral digital por la Presidencia de México, actualmente los video escándalos, los ataques y las confrontaciones han sido el arsenal que ha predominado en el campo de batalla digital, aún sobre las propuestas de los candidatos mexiquenses. Y dada su efectividad para ganar simpatías o generar animadversiones, es seguro que este escenario de polarización digital se mantendrá para 2018.

Más allá de medir el número de seguidores que cada candidato tiene, o de la cantidad de tendencias en twitter que sus equipos y  sus estructuras logran levantar, lo cual es muy subjetivo, lo verdaderamente relevante de esta elección es que las redes sociales sean un verdadero canal de comunicación bidireccional, que los candidatos escuchen el sentir de la gente que quieren gobernar, y que no sólo sean unas cajas de resonancia de sus propios bots o activistas; porque ni los bots votan, ni  los trending topics ganan elecciones.

Ya no se trata del candidato y sus intenciones, sino del ciudadano y sus circunstancias.

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