Para diferentes analistas, MORENA  se encuentra en una encrucijada  de cómo resolver las candidaturas preservando su vida institucional ante las simpatías crecientes rumbo al 2018 y cómo obtener el número suficiente de votos para ganar.

Las manifestaciones de personalidades y actores políticos susceptibles de ocupar un cargo de representación popular ha generado un conjunto de especulaciones que pueden desdibujarse revisando  sus Estatutos, particularmente el  Capitulo V, relativo a  Participación electoral, en donde se plasma en el Artículo 44,  que la decisión final de las candidaturas resultará de la utilización armónica de los métodos de elección, insaculación y encuestas, define que del total de candidaturas regidas por el principio de representación uninominal, se destinara hasta un 50% de ellas a personalidades externas y las de representación proporcional incluirá un 33% de externos que ocuparán la tercera formula de cada tres lugares, puntualizando que estas candidaturas serán presentadas por la Comisión Nacional de Elecciones al Consejo Nacional de MORENA para su aprobación final.

A mayor abundamiento establece que la selección de candidatos de MORENA a Presidente Municipal, Gobernador y Presidente de la República se regirá por las mismas bases utilizadas para seleccionar candidatos a diputados por el principio de representación uninominal, a través de las respectivas asambleas electorales municipales, estatales y nacional para elegir las propuestas, entre las cuales se decidirá por encuesta al candidato.

La institucionalización de MORENA, tiene bases estatutarias por lo que no es una designación arbitraria, nada  sencillo para los arribistas y oportunistas internos y externos, ya que  las instancias para definir las precandidaturas  en los diversos procesos electorales tiene diferentes filtros siendo: Asamblea Municipal o Delegacional Electoral;  Asamblea Distrital Electoral; Asamblea Estatal Electoral: Asamblea Nacional Electoral; Comisión Nacional de Elecciones

Paralelamente a las especulaciones de reciclar escoria, se busca fomentar el prejuicio y satanización  mediática   relativo a la firma en apoyo al Acuerdo Político de Unidad por la prosperidad del pueblo y el renacimiento de México, campaña beligerante que es impulsada desde la elite política PRI-PAN.

La convocatoria abierta, es un llamamiento a la transformación nacional, no significa afiliación alguna a MORENA, es un acuerdo o tipo de alianza social para que puedan participar clases populares, sectores de clase media, empresarios en general, cualquier miembro de la sociedad civil, ciudadanos independientes, incluso miembros de partidos políticos,  de organizaciones y  movimientos sociales sin que ello implique que abandonen las instituciones u organizaciones políticas a las que pertenecen.

A través de la integración de este acuerdo, se aspira realizar una alianza social para constituir la unidad de los mexicanos que trascienda los procesos electorales en torno a las problemáticas que aquejan al país, para los cuales, urgen acciones inmediatas desde lo local y por supuesto nacional. En este esfuerzo la convergencia debe centrarse  en objetivos comunes y compartidos, es sumar, golpear juntos, hacer posible el cambio verdadero en beneficio de la nación con rectitud, desterrar la corrupción e impunidad.

Cabe decir que a este acuerdo, hasta la fecha, se han sumado miembros de la sociedad civil, empresarios, académicos, profesionistas, pero también quienes ocupan algún cargo público y tienen además alguna afiliación partidista, esto ha provocado la molestia de las dirigencias nacionales de algunos partidos políticos como el PRD-PRI argumentando que va contra los principios partidarios.

Es natural que este tipo de reacciones se den cuando existe un estilo anquilosado y autoritario de hacer política, y sobre todo, porque esta convocatoria del Acuerdo Nacional por la Unidad, para el colmo de los ofendidos y maldicientes, ha tenido eco en los ciudadanos, por ello  la  denominan “populista” y “manipuladora”.

La élite política en el poder debería preguntarse ¿qué están haciendo para que ni sus propios adeptos los obedezcan, busquen y apoyen otras alternativas políticas, sin importar las consecuencias políticas de ello?

Es claro que a la élite en el poder no le conviene este tipo de acuerdos, pues va en detrimento de su permanencia, pone en riesgo sus intereses, por ello, recurre a la descalificación, satanización de estas prácticas políticas y a la manipulación mediática, teniendo como objetivo frenar el descontento e indignación   que tiene los ciudadanos hacia el gobierno en turno.

El Acuerdo Nacional por la Unidad no es un peligro para la nación, el verdadero peligro nos está gobernando en una relación perniciosa PRI-PAN, no contribuyamos a sabotear la construcción de ciudadanía en bien del país que tanto se requiere, de ello en gran medida depende el presente y futuro de nuestra democracia y bienestar, causas y acciones  comunes es un imperativo para una mayoría republicana contra la elite política embustera que nos gobierna.

Desde la antigüedad clásica en Grecia, se establecía que la actividad política de los ciudadanos, era una acción fundamental para la polis, lo cual representaba no sólo la participación política de los ciudadanos sino con ella, la unidad o coincidencia de éstos para el bien de la comunidad política. Sin embargo la evolución política de las sociedades, la invención de los partidos políticos y la emergencia de gobernantes saqueadores, la participación política  se ha dado con el propósito de beneficiarse personalmente y no del bien común, por lo que en “democracias actuales”, se ha recurrido a las alianzas políticas sin escrúpulos para acceder al poder, disfrutar de él, sin importar el bien de la nación. Se privilegia el interés mezquino sobre el interés general de los ciudadanos.

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