Insisto

  • Alejandra Fonseca
En esta sociedad con estos esquemas donde nadie es feliz, ningún extremo puede estar bien.

Certificado está: México sigue siendo un país machista y misógino a pesar de vivir en pleno siglo XXI y que muchos hombres jóvenes participan activamente en la lucha por la igualdad de género con sus compañeras, madres, hermanas, tías, abuelas y amigas.

Es bien fácil ser valiente detrás de una pantalla: con nombre verdadero o falso, con foto auténtica o artificial, con datos legítimos o adulterados. Puede ser que engañemos al mundo de quién está detrás de la pantalla pero no a nosotros mismos. 

En redes sociales declaramos nuestro amor u odio, damos rienda suelta al erotismo con cámara o sin ella, echamos a andar toda nuestra fantasía, según nuestras expectativas, en lo que leemos --que es más de lo que nuestra mente puede manejar--, y troleamos, bulleamos o denunciamos a quienes nos caen mal: por envidia, frustración, maldad, mala leche, fanatismo, convicción o por pura rebeldía: y cada paso que damos en redes es un espejo de lo que somos, estemos o no consciente de ello, como en la vida concreta nada más que en los dichos, las palabras se las lleva el viento; y en lo escrito, queda constancia.

Lo cierto es que con la premura de contestar los más tuits, comentar las más imágenes posibles en Facebook o ver las más fotos que se pueda en Instagram, dejamos por escrito, --con faltas de ortografía o no--, lo primero que nos viene a la mente, mismo que trasluce lo que traemos por dentro.

La nota del grave accidente de auto en la madrugada del pasado 31 de marzo en Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, donde murieron 4 personas, --2 hombres y 2 mujeres— ha amplificado, --casi a un nivel pornográfico (de amplificación del detalle)--, lo que es un sector importante de hombres mexicanos.

En una entrevista realizada al esposo de una de las víctimas, dijo que la mujer había salido esa noche sin avisarle. Eso fue suficiente para quitar toda la atención a la gravedad del asunto y dirigir toda la culpa a la mujer que salió “sin permiso, borracha y con otros hombres”. La tildaron de zorra, puta y demás ofensas que calan en el mero corazón del ser mujer en esta sociedad mexicana. Esta nota dio la vuelta al mundo, sobre todo por los múltiples comentarios misóginos y machistas al atacar a la víctima y, como bien lo escribió en un tuit la feminista y luchadora social mexicana Tania Tagle: México: cuatro personas murieron en un BMW este viernes. Tres por un choque y una por puta. Las mujeres siempre nos morimos por putas.

En este esquema, creo firmemente que además de empoderar a las mujeres, cuestión que muchas luchadoras sociales y feministas realizan, los hombres requieren de urgente atención para echar una mirada a su interior y que se den cuenta de lo que callan, lo que esconden, lo que guardan hasta de sí mismos y que se trasluce al leer, des-leer y entre-leer sus comentarios machistas y misóginos; es miedo, frustración, odio, resentimiento, dolor, relaciones amor/odio… Y todo esto es para que algún día, por fin, se den cuenta que ellos tampoco son felices así. En esta sociedad con estos esquemas donde nadie es feliz, ningún extremo puede estar bien si no los atendemos a ambos al mismo tiempo.

Insisto.

alefonse@hotmail.com  

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes