Libertad de expresión, sí; violencia y vandalismo, no

  • Marisol Calva
Garantizar la libertad de expresión. No agredir a terceros ni a sus derechos, patrimonio y salud.

México atraviesa una costosa cuesta de enero, el aumento al precio de las gasolinas, el efecto Trump que apenas da muestra de lo que será una complicada relación con nuestros vecinos del norte ante la fuga de inversiones, como la cancelación de una planta de Ford en San Luis Potosí, y el nuevo máximo histórico del dólar ante el peso en 21.71, son un cúmulo de malas noticias en tan solo 4 días que abonan al descontento social.

 

Inició 2017 con múltiples manifestaciones en el país, marchas convocadas en centros históricos, vialidades y plazas, la gente tiene derecho a quejarse y a hacer valer su voz, sin embargo hemos sido testigos de cómo estas  protestas han derivado en actos de violencia y vandalismo, que en lugar de ayudar, polarizan los ánimos de la sociedad.

 

La libertad de expresión de todos aquellos que han salido a las calles a protestar por el incremento del costo de las gasolinas es un derecho, pero no puede ser un motivo que justifique actos vandálicos como intentar incendiar gasolineras, ordeñar pipas de gasolina, saquear oxxos y tiendas departamentales, o prohibir a patrullas de policia que se carguen gasolina bajo amenazas.

 

Generar caos empeora la situación, el crimen organizado, incluso el narcotráfico, han visto en esta crisis, una oportunidad para empoderarse, por ejemplo en Apatzingán, cuyos comerciantes han tomado la decisión de cerrar sus negocios por miedo a ser vandalizados y las gasolineras tienen prohibido despachar a patrullas de policía bajo la amenaza de tomar la gasolinera e incendiarla, ¿quién se beneficia? Quienes promueven la anarquía para delinquir en medio de la impunidad.

 

Es injustificable que se tome como pretexto el descontento social para robar, saquear y vandalizar. No podemos dejar que el enojo justifique la irracionalidad. Sin duda la situación que atravesamos es grave y requiere sensibilidad y solidaridad.

 

Si bien el gobierno ha explicado que la decisión era necesaria, sería bueno  que hubieran muestras claras de sensibilidad y solidaridad que ayudaran a combatir los argumentos que nutren el discurso de odio y encono, por poner un ejemplo, ya no debería haber vales de gasolina para servidores públicos, es justo que todos paguemos lo mismo.

 

Y también debería haber sensibilidad y solidaridad de la sociedad a la hora de ejercer su libertad de expresión, evitando bloquear carreteras y vialidades principales, porque los únicos afectados son los mismos ciudadanos, gente que está en riesgo de perder su trabajo porque no puede llegar a él debido  a que no hay transporte o que está bloqueada la carretera, o gente cuya salud está en riesgo porque no puede llegar a sus citas médicas. Este tipo de acciones solo crispan más a la sociedad, cuando lo que necesita en medio de un escenario tan agreste, es que nos ayudemos unos a otros.

 

No ponernos el pie unos a otros debe ser un propósito para superar esta amenaza a la gobernabilidad en nuestro país y eso implica, desde manifestarse sin afectar el libre tránsito de los ciudadanos y su seguridad, hasta combatir la corrupción y los abusos de la clase política.

 

Si la finalidad del aumento al costo de las gasolinas es generar un mercado más competitivo y una mayor recaudación de impuestos, entonces que se brinden mejores servicios públicos y se impulse una mejor rendición de cuentas.

 

El clima social exige hoy más que nunca en nuestro país, congruencia, humildad y medidas que hagan sentir el apoyo de los gobernantes a todos los afectados por las difíciles decisiones que se han tomado.

 

marisolcalva@gmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Marisol Calva

Politóloga, Maestra en Gobierno y Administración Pública, Secretaria de la Comisión Nacional de Redes Sociales de Movimiento Ciudadano. Ex candidata a Diputada Local