Una mirada filosófica de la educación

  • Nyx Diahann Sánchez Fierro
Educación, tecnología en el aula. Habiliddes. Necesidad de valores. Implicaciones éticas

En los últimos años la educación ha presenciado distintas modificaciones para su práctica, tal y como lo muestra el uso de nuevas herramientas, la aplicación de la tecnología en el aula o el uso de nuevas modalidades de acreditación. Estas modificaciones favorecen para que los estudiantes desarrollen distintas capacidades o potencialicen habilidades y se formen personas competentes.

Las bondades de la naturaleza han favorecido a la educación con el uso de la tecnología ya que además de ser una herramienta que facilita el proceso de enseñanza aprendizaje, ha permitido a los estudiantes tener una manera distinta para expresarse. Ante este desafío que surge como parte del desarrollo tecnológico Marcano (2005) afirma que es necesario abordar este concepto con un enfoque pedagógico:

Por ser esta, la ciencia que estudia el hecho educativo en cuanto a la formación integral del hombre, campo en el cual, en esta materia, las orientaciones son escasas, razón por la que deben producirse nuevas y darse a conocer a los docentes las ya existentes, para que se motiven a cambiar o complementar el uso de los métodos tradicionales (p. 157)

¿Y qué ocurre con el apego a los valores? ¿De qué manera la educación promueve el desarrollo de personas éticas? ¿Es cuestión de cultura o de los centros educativos que no se pongan en práctica las buenas costumbres? Definitivamente, las personas se regulan por su cultura, es por ello que a continuación se explica la importancia del desarrollo de personas éticas para una nueva sociedad.

Con respecto a esta situación, se percibe que muchas personas asocian a la educación con la acumulación de conocimientos, con acreditar cursos, tener buenas notas o sobresalir académicamente, pero la educación va más allá de parámetros que determinen cuánto vale una persona, los estándares que promueven las escalas estimativas de un centro escolar no pueden abarcar el valor de las personas, ya que no se miden a través de una nota sobresaliente o de la excelencia, sino a partir de su dignidad y el valor que ellos se atribuyen. ¿No sería magnífico que todas las personas asumieran el concepto de dignidad y lo pudieran aplicar a su vida y a su entorno? Lo sería, ya que esta situación permitiría mejorar la calidad de vida de las personas y a través de eso la educación se efectuaría desde distintas aristas y no solo en el marco académico. Además, esta es la base para que una educación pueda ser completa, se forma desde el valor que uno mismo se asigne para ir sumando y alimentando nuestra cultura con las condiciones del contexto, es decir, como se enfrenten las situaciones cotidianas (de cualquier ámbito) reflejara lo que eres, tu capacidad y tu dignidad.

Landa (2002), afirma que “la dignidad tiene como sujeto a la persona humana, tanto en su dimensión corporal, como en su dimensión racional, que aseguran su sociabilidad, responsabilidad y trascendencia. Y, adquiere una perspectiva individual y social, vinculada indisolublemente a la libertad de la persona; con lo cual, la dignidad se funda e inserta en la esfera de lo jurídico-político” (p. 4-5).

Para aquellas personas que no han demostrado tener dignidad, o conocerse realmente para poder apreciar su valor, es importante que sepan que la eticidad es un saber necesario para regular los actos humanos y como consecuencia la calidad de vida regulara su educación, misma que le permitirá sobresalir en distintos ambientes (moralmente aceptables) incluso el de la educación académica.

Una manera de mejorar esta situación, redunda en el marco de la formación inicial de una persona, sin embargo ¿Quién forma a esta persona? Otra persona, que no garantiza que  sepa el nivel de importancia que tiene su vida y que entonces no podrá replicar un aprendizaje sano si no asume conscientemente el valor que tiene como ser humano y las responsabilidades que esto implica (actuar a partir de lo establecido, de la razón, de manera voluntaria y libre).

No existe un modelo específico que determine a una buena persona, se trata de que cada persona se identifique de manera honesta y  mejore las acciones y conductas que les permitan identificarse con la perfección, siendo conscientes que esto es un trabajo constante y no tiene un límite.

Es necesario sostener que la única posibilidad de la educación esta basada en los valores, en la esencia que constituye al hombre y en el valor de la dignidad humana. Ciertamente el aprendizaje es indispensable en la adquisición y crecimiento de las virtudes intelectuales, pero no es convertible con ellas; es una condición indispensable.

Todas las personas sabemos y tenemos conciencia del bien, tenemos noción de un buen actuar y las consecuencias que implica, así como del mal. Orozco (1999),  afirma que:

Todos gozamos de una especie de instinto para descubrir el bien. Sabemos que «lo bueno es el bien» y que «lo malo es el mal». Sin embargo, en la práctica no pocas veces se nos plantea un problema: ¿es esto bueno?, ¿Es bueno que yo haga tal cosa? La respuesta no es siempre inmediata y cierta; a veces requiere un estudio largo y arduo. Pero siendo tan importante acertar en lo que se juega nuestra propia bondad, comprendemos que el estudio debe de ser riguroso, científico, de modo que la conclusión se apoye en argumentos sólidos e irrefutables (Academia de Formación humanista UPAEP. 2011p.6)

Como consecuencia ante esta dualidad entre el bien y el mal, es importante crear en la persona una necesidad de educación ética y moral y manifestarla a través de actos voluntarios.

Educar es desarrollar a la persona, actualizar sus potencialidades, o bien, proveer al hombre de hábitos como los artísticos – entre los que se encuentran la estudiosidad, la investigación, la metodología científica, las bellas artes o calopoesía, las artes menores, las artesanías, las distintas tecnologías y los oficios- educar es proveerlo también de los ámbitos científicos y los sapienciales; es modelar la conducta del hombre en la probidad, la honestidad, la bonhomía, es decir, procurar al educando no solo las virtudes intelectuales sino, las virtudes morales. Educar es hacer del hombre un ser virtuoso: señor de sí mismo –mediante la fortaleza y la templanza-, solidario –mediante la justicia-, competente para promover el bienestar terreno –mediante el arte, la ciencia y la sabiduría- e integrado y jerárquico –mediante la prudencia y la sabiduría. (García, 2006:122).

La educación es una herramienta que dirige al hombre a ampliar sus expectativas, favorece su calidad de vida y permite desarrollar un panorama que lo beneficia a través de sus actos; desde una perspectiva filosófica, las personas buscan la manera de trascender a través de sus propias experiencias, a lo que se le conoce como sabiduría y que puede complementarse con la inteligencia (capacidades) que cada persona posee.

La formación de una persona debe concentrase de acuerdo al contexto en donde se sitúa, a los grupos sociales a los que pertenece, a sus hábitos y costumbres, opiniones, sentimientos, comportamientos, normas o exigencia morales, que no solo expresan lo que existe sino que orientan a lo que debe de ser «lo aceptable», «lo bueno», «el bien» y que se determina a partir de la razón. Educar para la vida y la humanidad implica: autoconocimiento, educación integral y de calidad, valores y fe.

Al decir de Shiskhin (2008), la teoría que Marx propone y explica “la reforma moral” como:

 La transformación de conciencia y sostiene que no puede producirse de acuerdo al libre albedrio, ya que el sentido en el que se realiza esta transformación debe estar fundamentada en la realidad y en las necesidades sociales, y es entonces cuando el hombre podrá destacar ética y culturalmente en todos los sentidos. (p.42).

 La moral a la que no sometemos todos los seres humanos tiene que ver con la libertad a la que nos ajustamos y con la que nos conducimos, ya que el cumplimiento con el buen actuar es criterio de cada persona y el no acatarse a lo establecido también determina las características de las personas y refleja la educación que se tiene. Educar es moldear a las personas, reforzar el criterio de tomar y enfrentar todas sus decisiones, es cultivar su mente y cuidar su integridad, el aspecto académico solo es parte del resultado de un buen actuar.

Un problema actual que se manifiesta en distintos contextos es la falta de voluntad y la facilidad con la que las personas se deshacen de sus responsabilidades para actuar correctamente, la libertad con la que se toman decisiones y no se enfrentan las consecuencias; ser ético no es reflejar lo bueno, sino tener la educación y solvencia moral de ser y hacer lo mejor como persona.

La educación se atribuye a la capacidad que cada persona tiene para modificar su estilo de vida, acorde a su entorno y a los propios beneficios que se adquieren, la cultura no es algo estático, es la base y el complemento de una formación humana, se forma de acuerdo a las experiencias de cada persona y se perfecciona de acuerdo a las necesidades de conocimiento que cada persona tenga, los valores determinan la calidad de vida y las acciones de las personas, una persona educada es capaz de identificar sus carencias y replicar o potencializar sus habilidades. La filosofía moral sugiere que es el entorno lo que permite crear personas éticas.

Un aspecto que restringe el pensamiento educativo es la visión que se tiene de esta, ya que la han categorizado como algo exclusivo de los centros educativos o que se dirige a través de los docentes, sin embargo se necesita una educación formativa dirigida a las familias, para dar a conocer la importancia de su contribución y de los aspectos que favorecen una educación simultánea y que no solo es quehacer de los aprendices o de los enseñantes, es cuestión de cultura.

Debido a las modificaciones que refleja la educación es importante no perder de vista el objetivo primordial que propone la pedagogía, estudiar la formación integral del hombre en su ámbito educativo y todo lo que esto abarca, como su dignidad, su ética y la moralidad con la que se conduce; es importante reconocer sus virtudes intelectuales y también es necesario educar para trascender, actualizando sus potencialidades, ampliando sus expectativas, favoreciendo su calidad de vida, transformando su conciencia, moldeando su conducta, reforzando sus decisiones, enfrentando su realidad, cultivando su mente, cuidando su integridad, solventando su moralidad.

El ser humano es el conductor de su vida y se refleja bajo dos perspectivas, la primera se refiere a enfocarse a la línea de la perfección, o bien, la segunda, que refleja lo opuesto, una limitación constante al crecimiento, deficiencia en sus actos, simpleza y sencillez en un modelo de vida, resignación a la información adquirida, abuso en contra de su dignidad y carencia intelictiva, lo que limita a la persona a vivir resignada a lo establecido, sin posibilidad de mejorar los errores, corregir sus defectos o conocer sus falencias, seguidores de un modelo educativo limitante, basado en una calificación o nota que determina su capacidad.

Hace falta que las personas tomen conciencia de sus actos, que no solo justifiquen sus acciones, sino que tengan la capacidad de modificar lo incorrecto y de cultivar su mente, la educación no es un factor que determine la calidad de una persona, no se mide, solo se demuestra a través de los actos, las estrategias que se sugieren para hacer visible la educación de una persona abarca dos parámetros, el primero la estima que una persona tenga de sí mismo y el segundo, los valores, que son los pilares de su formación, de esta manera una persona puede analizar las condiciones morales en las que vive y determinar sus actos bajo una estructura ética. El impacto social que causaría si mejoráramos nuestro nivel educativo, seria impresionante y se podrían modificar los estilos de vida con dignidad.      Los resultados logrados hasta este momento, de acuerdo a acciones sociales realizadas son de alto beneficio e impacto para la transformación de la sociedad.

Es importante enfocarnos a una educación mental para poder desarrollar personas de calidad, sabias de acuerdo a sus experiencias, hábiles según sus capacidades, líderes con potencialidad para cambiar su vida y su entorno, decididas para poner en práctica sus valores, para tomar decisiones y enfrentar sus resultados, para pensar y dar a conocer sus propuestas, para defender sus ideales y no permitir que nadie frene o determine sus actos. Debe iniciarse el cambio a través de la educación formal  e informal y reforzarse a través de una vida digna, enfocado a generar una nueva cultura, para que se vea reflejada en los jóvenes, y a futuro en los niños, que serán un nuevo reto al modelo educativo.

Bibliografía

Del Valle, A (2005): “Antecedentes pedagógicos del uso de la tecnología multimedia en la educación” Revista ciencias de la educación. Año 5  Vol. 2  Nº 26  Valencia, Julio-Diciembre 2005 PP. 155-170

García, A. (2006). Ética o filosofía moral. México. Editorial: Trillas.

Landa, César. (2002): “Dignidad de la persona humana” Cuestiones Constitucionales, núm. 7, julio-diciembre, 2002, pp. 109-138 Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Shiskhin, A. (2008). Teoría de la moral. México. Editorial: Grijalbo.

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Nyx Diahann Sánchez Fierro

Licenciada en Psicología Social UAT. De 2011 a la actualidad se ocupa en la labor docente en distintos niveles educativos, debido a esta trayectoria estudio la maestría en Pedagogía en la UPAEP