Y sin embargo se mueve

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
La educación como vocación. Congreso en Oaxaca. Interés de los profesores. Los retos

¿Cómo es que sigue viva la educación en nuestro país a pesar de los pesares?

La nueva etapa de la largamente fallida “Reforma Educativa”, el “Modelo Educativo” 2016, sólo para recordar dos de las más recientes creaciones de los empleados de gobierno, que tendrían la responsabilidad de impulsar la educación como potenciador de la construcción del ser humano pleno y libre y que por el contrario al parecer entregan su vida a promover lo contrario.

Quienes dedican su vida a la educación, como pretendo sea mi caso, vivimos constantemente en la crisis de auto cuestionarnos sobre lo inteligente de nuestra elección ¿Tiene sentido entregarte a la educación? Sobre todo si lo que se encuentra son contextos adversos que insisten en restregarnos en el rostro que no vale la pena.

Aun cuando estoy convencido de estar en lo correcto realizándome en la educación, he de confesar que hay ocasiones que el desaliento me invade y me tienta a tirar la toalla; sin embargo, hay experiencias, que te reaniman, que te cargan de energía y refuerzan tu esperanza, no sólo en ti, sino en los demás, que es igualmente importante.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a un Congreso de Educación organizado por una naciente Universidad en la Verde Antequera, Oaxaca; considerando el momento político, social, histórico que envuelve a la educación y a sus actores, resulta especialmente significativo el que existan personas que se permitan ejercer esa la dimensión educativa que los define y asistir a un evento académico en donde nadie los obliga, que para asistir se tienen que desplazar desde sitios lejanos como en el caso de los Sonorenses, o desde contextos complejos y complicados como la tierra caliente o montaña de Guerrero… y que encima de todo les cobren y que para pagar utilicen sus propios recursos.

Encontrar jóvenes estudiantes principalmente de Escuelas Normales que se encuentran en búsqueda de respuestas a cuestionamientos, sobre las realidades de nuestra educación, evidentemente presentes en ellos, resulta un alivio; y al lado profesores de larga, muy larga trayectoria pero que no cejan en esa búsqueda de respuestas, característico de las personas que encuentran en su actividad la fuente de vida que necesitan.

Universitarios y normalistas juntos, sin esa artificial descalificación mutua tan practicada entre quienes no comprenden que mientras estemos divididos será imposible una comprensión más aproximada de lo que sucede en las realidades que nos rodean y que por tanto no podremos transformar.

Jóvenes, adultos, profesores, estudiantes, administrativos, normalista o universitarios, todos con el rasgo característico de substraerse de los ambientes que otros califican de adversos y que les sirve como su gran excusa para no intentar nada, nada que exija un esfuerzo por mirar y actuar de manera diferente su propia realidad. Aquí se encuentra, estoy convencido de ello, el nutriente del pilar que históricamente ha sostenido a la educación en nuestro país.

Independientemente de encontrarme con colegas respetados de otras Instituciones, lo cual en sí ya es placentero, los rasgos que distinguieron esta experiencia mía en Oaxaca fueron dos cosas, que en ocasiones no son tan comunes: a) La formulación de preguntas en cada evento, que en sí mismas manifiestan el perfil de los asistentes, pero que resultan con mayor significado cuando son complejas, sin los clásicos ¿Cómo le hago? Sino preguntas que cuestionan a quien se atreve a ser ponente o conferencista pero que se formulan en la confianza de saberse entre iguales y tal vez cómplices en pretender mejorar nuestra educación; y b) aunque pareciera trivial, la asistencia y permanencia en cada actividad del Congreso, resultó notorio, de hecho es uno de los pocos Congresos en donde las personas esperaron la conclusión del evento para recoger sus constancias.

¿Qué hace diferente a estas personas de quienes insisten en atribuir a los “contextos adversos” un poder que no tienen y cuya fuente se encuentra en cada uno de aquellos que deciden entregarse a la comodidad de la inmovilidad?

Un Congreso como este, son espacios de diálogo en donde se encuentran quienes se saben incompletos y necesitan de los otros para ser mejores; tal vez por esto haya quienes disfruten la experiencia de la diversidad de pensamiento y habrá otros que por la misma razón los eviten a toda costa.

En fin, va mi agradecimiento por esos profesores que en tres días refuerzan mi convicción de lo correcto de mi elección y sobre todo que hacen vigente mi esperanza en la educación y en sus actores. ¡A pesar de los pesares la educación en México sigue vivita y coleando!

[El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla