El virus del Zika y los juegos olímpicos de Río 2016

  • José Ramón Eguibar Cuenca
El virus del Zika es algo serio, ataca directamente las células en formación del cerebro

Desde hace algunas semanas hemos leído y oído a través de los noticieros que el número de bebés nacidos con microcefalia (cabeza pequeña) se incrementó a partir de 2015 en Brasil, y que este incremento se correlaciona con un aumento en el número de infectados por el virus del Zika. Esta enfermedad se transmite por la picadura de moscos del género Aedes egypti y Aedes albopictus.

En las redes sociales circulan comentarios totalmente inadecuados desde la no existencia de la enfermedad, hasta que es una manipulación para distraer la atención de los problemas económicos, ¡nada más erróneo! Me permito informar a ustedes, estimados lectores, de dos estudios publicados en la prestigiada revista New England Journal of Medicine que proveen de información de cómo el virus del Zika afecta a las neuronas en desarrollo.

En un reciente estudio de la Gou-li Ming de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins muestra cómo en cultivos en células que darán origen a neuronas al agregar el virus Zika obtenido de cultivos de la Universidad de Florida, quienes han mostrado que el virus del Zika es capaz de reproducirse en las neuronas en desarrollo e incluso de matarlas, ya que al llenarse de nuevos virus se estira la célula y estalla, lo que puede ser el mecanismo por el cual se genera la microcefalia.

En otro estudio en la misma revista New England Journal of Medicine se ha demostrado que en una autopsia de un producto obtenido de una madre que se infectó con Zika en Brasil, el cerebro del feto muestra calcificaciones y pérdida de neuronas en la corteza cerebral, asociado a dilatación en los ventrículos cerebrales.

Estas evidencias muestran que el virus del Zika es una amenaza y debemos de cambiar hábitos para evitar los sitios donde se reproducen los moscos como son las llantas viejas abandonadas, floreros, plásticos abandonados, tapas de botellas, latas vacías y otros que puedan contener agua estancada. Adicionalmente, debemos adoptar medidas preventivas como protegerse con ropa de manga larga, cubrirse las piernas, usar repelentes naturales y cuando se duerma en zonas de alto riesgo usar red aislante en la cama o en el sitio donde se duerme. Así que manos a la obra.

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José Ramón Eguibar Cuenca

Director General de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y estudios de Posgrado BUAP, médico de profesión y doctor en neurociencias. Es miembro del SNI y la Academia Nacional de Medicina