Entre ladies y gentlemen de las redes sociales

  • Niza Gutiérrez Ruiz
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Tener un dispositivo inteligente a la mano, nos da cierta libertad de expresión, pero también implica responsabilidad en su uso, el impacto en los lectores y las consecuencias que las publicaciones arrojan a otros. Publicaciones que acompañados de un hashtag o etiqueta para su fácil localización en las redes sociales, muestran las noticias más actuales sobre ciertos temas. Uno de ellos, el nacimiento de las ladies y gentlemen y su transitar fugaz por las redes sociales.

Algunos casos por rescatar, son los siguientes:

#Lady100 pesos. El caso de una joven guanajuatense que, tras conducir alcoholizada por las calles de la ciudad, provocó un accidente vehicular a plena luz del día. La noticia se dio a conocer tras la publicación de un video en diversas redes sociales. El choque provocado por el alcohol, pasó a segundo término, pues lo que sobresalió fue su apariencia física y el hecho de querer ofrecer un billete como pago a los policías implicados. Después de esto, la cantidad de memes y perfiles falsos, con sus respectivos seguidores en Facebook, no se hicieron esperar.

#MrTec. Un joven que, tras estacionarse en un lugar destinado para discapacitados, mostró su credencial como estudiante de una universidad particular, en atención al testigo que reclamaba su actuar. Tal persona tomó fotografías para denunciarlo a través de Facebook. Además de exponer la experiencia vivida, buscó llamar la atención de la universidad implicada y por ende, poner en tela de juicio los valores que esta enseña a su comunidad de estudiantes. Muchos fueron los comentarios a favor y en contra para ambos implicados.

#LadyTapete. Otro caso transcurrido en las calles de la ciudad de Puebla. Una joven que publicó en su cuenta de Snapchat la agresión en video, entre sus compañeros de auto hacia un ciclista que transitaba por la misma zona. ¿En qué momento resultó atractivo agredir a otra persona? ¿Por qué resulta gracioso? Después de ser noticia, la responsable del video decidió eliminarlo de su cuenta. Sin embargo, todo lo que se publica en las redes sociales o algún espacio en Internet, deja huella. Dicho video se rescató y se denunció. De igual forma, también se puso en tela de juicio los valores de la institución educativa en la que, la responsable indicó ser parte a través de la descripción de su perfil, en su cuenta.

Cada día nos enfrentamos a este tipo de casos. Nos enteramos de ellos mientras escuchamos la radio de camino al trabajo o regreso a casa, en medios de comunicación local y nacional cuando se tiene algún impacto importante. En el caso de las redes sociales, los usuarios que más interactúan son jóvenes y una simple búsqueda de algo que escucharon, basta para encontrar un sinfín de notas o imágenes relacionadas al tema de interés.

Lo preocupante de estos casos, ya no son las consecuencias cívicas o de integridad del afectado. Hoy las miradas de los cibernautas se enfocan a la apariencia física de la persona, a lo gracioso que puede resultar la situación y cómo poder imitarlo. Otro aspecto son los prejuicios, al dejarse llevar por unos minutos o segundos que describe la imagen presentada, sin tener presente el contexto en que se dio o los elementos suficientes para emitir un juicio válido y no derivado de la primera impresión.

Hoy lo preocupante es que, hay un exceso de un pensamiento “vive el momento”, pero se están olvidando de las consecuencias derivadas del actuar. Ráfagas de fama es lo que buscan hoy los jóvenes. Ante esto, me surgen algunos cuestionamientos como: ¿Qué está ocurriendo con los jóvenes de hoy? ¿Dónde quedan los valores? ¿A caso ser una “tendencia” en las redes sociales puede más que nuestra integridad? Además, ¿Somos conscientes de lo que compartimos y denunciamos en redes sociales?

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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