Manos mágicas mexicanas, creaciones que cautivan en Polonia

  • Alberto Pacheco Márquez
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Cada persona interpreta al arte de formas muy distintas, y más aún desde las perspectivas que se tienen como espectador y como artista, sin embargo desde lo más coloquial, las personas llamamos arte a aquello que tiene la capacidad de generar admiración, aquello que despierta nuestros sentidos y nos lleva a encontrar las más diversas interpretaciones de un mismo objeto.

Como ya lo he mencionado en otras entregas, ha sido profundamente satisfactorio ir conociendo  cada una de las historias de nuestros paisanos hoy en Polonia, de adentrarme en un submundo alterno a la cotidianidad tradicional de este bello país, de ir a los lugares menos comunes y encontrar al talento mexicano cautivando a todo aquel que se cruza en su camino, y en esta ocasión no ha sido la excepción.

Originaria de Chilangolandia, (para dejar un poco la formalidad) nuestra protagonista llegó a Polonia de manera inesperada, pues dejó México sin haber fijado siquiera un destino en específico, simplemente decidió que era momento de volar lejos y encontrarse a sí misma en algún lejano lugar, siendo éste, el inicio de una muy interesante historia.

Paola Vázquez, artista plástica y visual, es una mujer con un indómito espíritu aventurero, extrovertida a rabiar, una mujer con un peculiar estilo de ver su propio arte y en general los distintos matices de la vida, “Decidí que era momento de volar, de irme muy lejos, por lo que tome un avión hacia Europa y una vez aquí, quería explorar lugares poco comunes, de los que supiera prácticamente nada y entonces encontré una oportunidad de enseñar español a una familia polaca y decidí venir sin más ni más” y pronto encontraría un escenario que muy seguramente ni cerca estuvo de haber imaginado.

Polonia es un país fascinante, con contrastes muy interesantes, ciudades llenas de vida, en constante movimiento y villas con menos de 20 casas, en las que pareciera que el tiempo se detuvo y adónde los pequeños detalles son la pimienta del día a día. Y precisamente, la primera parada de Paola, fue en una de estas villas, “Llegue a una villa con solo 15 casas, adónde no hay transporte público y la ciudad más cercana está a 5 km, por lo que fue un verdadero shock”

Otro punto a considerar como siempre, es el idioma, pues aunque en las ciudades es fácil comunicarse en inglés, en una villa esto no sucede y todo se limita al idioma polaco que no es ni de lejos fácil, por lo que su llegada fue aún más complicada. No obstante, el poder del internet poco a poco le permitió romper esas barreras y conoció a más personas, aunque tampoco fue lo que esperaba, “hacer amigos fue complicado al principio, pues otros extranjeros vienen con una idea opuesta a la de hacer amigos y los polacos son sumamente herméticos si no hay algo que te una a ellos, pero eso no les quita que son personas excepcionales, con un gran corazón y muchos valores”.

8 Meses después de haber llegado, de seguir impartiendo este intercambio del idioma español, conoce por internet a quien a la postre se convertiría en su hoy prometido, pues de un simple mensaje para conversar, nació lo que al fin de cuentas es la principal razón de haberse quedado, “Es difícil estar lejos de tu tierra por tanto tiempo, más sin una razón como el amor o el trabajo” afirma Paola.

Al entrar a una nueva etapa en su vida, ella y su prometido se mudan a una ciudad cercana a Wroclaw por el trabajo de él, sin embargo es ahí adónde Paola también comienza de lleno otra etapa en la creación de su arte, de su pasión y su hoy trabajo, puesto que jamás fue opción para ella emplearse en alguna empresa o corporación “Me cuesta seguir órdenes y reglas, me gusta la libertad” y cómo no, si precisamente la libertad es fundamental para que un artista pueda crear.

Sus primeros trabajos (aunque gratuitos) fueron la realización de un mural en una empresa, también la tapicería de un auto clásico de colección y realizó también la portada del disco de un pianista muy famoso “Leszek Możdżer”, como parte de una iniciativa que apoya a un grupo de niños, “tenía que ser sin cobrar pues apenas empezaba a darme a conocer y hay que ganarse una reputación”, pero su talento pronto abría de recompensarla, pues al poco tiempo empezó a recibir peticiones para realizar otras obras y ahora sí, como trabajo remunerado.

Decoración de interiores, murales, tapicería etc. Una artistas total y tal es su talento que una tienda de decoración le ofreció exhibir y vender sus creaciones, pues en definitiva y como lo verán amigos y amigas, es sublime lo que Paola crea. Por otro lado, Paola también decidió emprender un muy específico proyecto, claro, relacionado con sus talentos y lanzó su propia línea de bolsitas o bag-packs para niños y con su estilo único por supuesto.

Sin duda alguna, en la vida, pocas cosas son absolutas, se me ocurre la muerte y me cuesta trabajo pensar en otra cosa y al mismo tiempo, también la vida misma nos enseña que poco o nada es realmente inexpugnable, que no hay barrera capaz de detener el ímpetu, los anhelos y los sueños que hacen del trabajo su arma más efectiva. Por eso Paola a 2 años de distancia solo puede pensar en lo que viene, sin lamentarse en lo que no fue, pues ella jamás hubiera imaginado estar en el lugar que hoy está, de no haber tomado ese avión con destino a ninguna parte.

En otro contexto, Paola nos deja varias reflexiones, por ejemplo, afirma que detesta de cierto modo el arte que no es útil, detesta pintar un cuadro y ponerle un precio en base a significados intangibles, “Creo que es vulgar hacer algo a lo que tu nombre le da más valor que su propia calidad y que no puede ser disfrutado al usarlo, tocarlo, sentirlo, por eso creo cosas utilitarias”.

Hablando de México, afirma que es realmente triste lo que pasa en nuestro gran país, como diría alguna vez un protagonista de la historia de México, quizá nuestro problema es estar tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, pues considera que la influencia de una nación tan voraz, ha desvalorizado a los mexicanos que dejaron de lado, la fraternidad, la hermandad, la solidaridad en busca de satisfacer anhelos banales, consumir a costa de lo que sea y de quien sea, “En Polonia la sociedad sigue teniendo una cohesión muy sólida, basada en aspectos muy claros, religión y familia por ejemplo, y que nos gusten o no, al final Polonia es una nación en paz, y eso ya es mucho hoy en día”.

Paola es tajante al afirmar que quien no se encuentra con problemas, entonces no está viviendo, “Si quieres vivir sin problemas, entonces no te muevas, no intentes nada, porque al hacerlo te vas a encontrar con muchas dificultades, pero que al fin y al cabo marcan el verdadero camino a la felicidad”.

Para finalizar, Paola se muestra muy orgullosa de ver a la comunidad mexicana en Polonia, moviéndose, trabajando arduo, sobresaliendo y poniendo en alto el nombre de México “Veo que aquí los paisanos no se detienen, entre mejor les va, más pisan el acelerador y solo espero que podamos integrarnos mucho mejor para hacer también mucho más”.

Amigos y amigas, así es como llegamos al final de otra maravillosa historia, otra talentosísima artista mexicana que está encumbrándose poco a poco, creando cosas no solo para el consumo, sino cosas que alimentan la conciencia, arte en toda la expresión.

Sin más, espero que haya sido de su agrado y como siempre un gusto traerles un poco del actuar de nuestros hermanos de este lado del mundo.

Nos vemos cuando nos leamos…

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia