Prometeo Encadenado en el Desarrollo por Competencias y los Cuatro Saberes de la Educación

  • Guadalupe Barradas Guevara
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En México, la búsqueda perseverante de metodologías que garanticen una educación de calidad, es un elemento que caracteriza a las Reformas Educativas, las cuales generalmente apuestan por “innovaciones” internacionales, que ofrezcan la “salvación” de la calidad educativa sin importar los contextos, necesidades, condiciones, cualidades o perfiles de los docentes y que en muchas ocasiones remiten a prácticas del pasado, que ahora son llamadas de otra forma.

Para los griegos, el concepto competencia se derivaba del verbo “competir”, proviniendo del agon, agonistes, que quiere decir ir al encuentro de otra cosa, encontrarse para responder, rivalizar, enfrentarse para ganar, salir victorioso, referidas a las competencias de la Grecia antigua (Argudín, 2005). Lo cual  no quiere decir que este concepto no se relacione con el utilizado hoy en día. Puesto que, éste es entendido como la facultad de movilizar un conjunto de recursos cognoscitivos para enfrentar con pertinencia y eficacia a una familia de situaciones (Philippe Perrenoud, 2000), identificando las necesidades del problema a través del entendimiento, la movilización y el despliegue de valores que nos lleva a la toma de decisiones correctas para la solución de problemas. Manifestando de esta forma las habilidades y capacidades de los individuos antes ciertas situaciones y actuar en consecuencia.  

Pero, ¿a qué nos lleva lo anterior? ¿Qué cuestionamientos pueden surgir de estas “nuevas” formas de desarrollo en el ámbito educativo? ¿Qué se entiende por el desarrollo de competencias? ¿Realmente en el pasado no se desarrollaban competencias?

Para poder contestar lo anterior, retomemos el Mito de Prometeo, el cual remite al tiempo anterior a Cristo, siendo el mejor y más fácil camino para llegar a comprender la naturaleza y las tareas de la educación, de acuerdo a Abbagnano y Visalberghi (2002).

Protágoras cuenta que cuando los dioses hubieran plasmado las estirpes animales, encargaron a Prometeo y a su hermano Epimeteo que distribuyeran convenientemente, entre éstas, todas aquellas cualidades de que debían estar provistas para sobrevivir. Por lo que Epimeteo se encargó de la distribución, dándoles a algunos animales la fuerza, pero no la velocidad; a otros, los más débiles, reservó la velocidad para que ante el peligro, pudieran salvarse de la fuga; concedió a unos armas naturales de ofensa y/o defensa, y a otros más de formas que guardaran un justo equilibrio en el reparto de facultades y dones de modo que ninguna especie se viese obligada a desaparecer.

Ahora bien, el mito cuenta, que Epimeteo cuya sagacidad e inteligencia no eran perfectas, no cayó en la cuenta de que había gastado todas las facultades en los animales irracionales, por lo que olvidó al género humano, quien había quedado sin ser equipado. Por lo que al ver Prometeo que el hombre estaba desnudo, descalzo, sin herramienta alguna para sobrevivir, decidió robar a Hefestos y a Atenea el fuego del conocimiento y la habilidad mecánica, representando lo que hoy en día sería el “saber conocer” y el “saber hacer”. Lo cual permitió que el hombre entrara en posesión de cuanto era preciso para protegerse y defenderse, así como de los instrumentos y las armas aptos para procurarse el alimento y defenderse.

Zeus, al ver el engaño y el robo de Prometeo, se enfurece y decide castigarlo, encadenándolo en una montaña del Cáucaso, en la cual durante el día, un águila comía su hígado y en la noche éste se regeneraba. Pero, por ser Prometeo un semidios me imagino que ha de seguir padeciendo, hoy en día, por toda la eternidad.

Aunque, aquí no acaba la historia, puesto que Zeus, enojado aún, decide enviar a Epimeteo una hermosa doncella con una caja, advirtiéndole de no abrirla. Sin embargo, éste, por su carácter irreflexivo,  la abre, volando en seguida fuera del recipiente innumerables males y esparciéndose rápidamente por la tierra, quedando oculta la esperanza, la cual estaba al fondo de la caja.

Para entonces, los hombres ya tenían albergues, vestidos, calzado, instrumentos, armas, altares, pero sobre todo ya tenían lenguaje. Pero, lo que no tenían era el arte político, es decir de convivencia, por lo que se ofendían continuamente unos a otros, empezándose a dispensarse de nuevo y perecer.

Zeus, al ver del fracaso de los hombres, tuvo que intervenir para salvar la humanidad, enviando a Hermes, a fin de que trajera a los hombres el respeto recíproco y la justicia, con objeto de que fuesen principios ordenadores de las humanas comunidades, creando entre los ciudadanos lazos de solidaridad y concordia. Relacionando esto con el “saber ser” y el “saber convivir”.

Caro lector, partir de estos mitos, es partir de una filosofía que va más allá de la simple construcción del hombre competitivo como forma de producción. Es proveer al hombre formas para aprender a ser y comportarse con los demás hombres, a través de la colaboración, la justicia y la solidaridad dentro de una sociedad.

Como se pudo observar, la educación del ayer y del hoy no se refiere únicamente a la sobrevivencia de cualquier grupo humano, sino también en lo que toca a la formación y el desarrollo humano de la persona individualmente considerada. Luego, entonces, ¿para qué tratar de inventar metodologías u objetivos que de alguna forma han sido inventados? ¿Seguirá Prometeo sufriendo por su error? Porque pese a su sacrificio, lo hombres no aprendimos lo saberes fundamentales de la vida y, porque al final de cuentas, la esperanza sigue encerrada en la caja de Pandora y de ser así ¿tendrá la humanidad  posibilidad alguna…?

Referencias

Abbagnano, N. y Visalverghi. (2002). Historia de la Pedagogía. México: Fondo de Cultura Económica.

Argudín, Y. (2005). Educación basada en competencias. México: Editorial Trillas.

Errores Históricos. (s. f.). La cajá de Pandora. Disponible en: http://www.erroreshistoricos.com/curiosidades-historicas/origen/635-la-caja-de-pandora-historia-y-significado.html

Esquilo. (s. f.) Prometeo encadenado. Obras clássicas. Disponible em: https://ecojugando.files.wordpress.com/2015/08/esquilo-prometeo-encadenado.pdf

Perrenoud, Ph. (2000). Construir competencias. Entrevista con Philippe Perrenoud, Universidad de Ginebra. Observaciones recogidas por Paola Gentile y Roberta Bencini. Texto original de una entrevista "El Arte de Construir Competencias " original en portugués en Nova Escola (Brasil), Septiembre 2000, pp. 19-31. Traducción: Luis González Martínez. Disponible en: http://redeca.uach.mx/concepto/Construir%20competencias.Entrevista%20con%20P hilippe%20Perrenoud.pdf

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Guadalupe Barradas Guevara

Doctora en Educación y  Maestra en Investigación Educativa por la Universidad Iberoamericana Puebla, y Especialista en la Enseñanza de Educación Moral y Ética por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente, docente de licenciatura y postgrado. Ha sido investigadora, en concordancia, de la UIA y la REDUVAL.  Autora y coautora de artículos indexados: “El maestro es un agente moral”; “Calidad educativa: Mito o Realidad”; “Valores Profesionales en la Formación Universitaria”, entre otros.