Insultante dispendio de fondos públicos

  • Raúl Espejel Pérez
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En México, la cultura del dispendio y derroche está arraigada en amplios sectores de la población. En muchos países el mexicano tiene fama de gastador. Sobre todo en almacenes, restaurantes y bares. Esta apreciación es extensiva a la voraz clase política que asola al país.

Cuando la reducción del Presupuesto de Egresos 2015 de la Federación, sufrió un considerable ajuste a la baja por la caída de los precios del petróleo en el mercado mundial de energéticos, e igual futuro le espera al del próximo año, la clase política mexicana (compuesta por presidentes de la república, secretarios de Estado, gobernadores, senadores, diputados, directores de órganos descentralizados, etc., etc.) derrocha los fondos públicos en forma abusiva y discrecional. No respetan ni las reglas, ni los controles establecidos. Pasan por encima de las medidas de austeridad que se anuncian. Pocos o nadie las cumplen y, a final de cuentas, los presupuestos de egresos se convierten en meros sofismas.

El 30 de junio, el periódico Excélsior, publicó una nota donde dio a conocer a sus lectores que el costo de las asignaciones a las fracciones parlamentarias en el Senado de la República se ha disparado entre los años 2006 a 2014.

Durante el primer semestre de 2014, es decir del 1 de enero al 30 de junio, la bancada del PRI recibió la cantidad de 95 millones 788 mil pesos, que dividida entre sus 54 senadores arroja la cifra de 1 millón 773 mil 851 pesos 85 centavos por ese lapso y 295 mil 641 pesos 97 centavos por mes.

El PAN, en el mismo periodo de ese año, recibió, por el mismo concepto, 67 millones 406 mil pesos, o sea, 1 millón 773 mil 842 pesos 11 centavos semestrales por cada uno de sus 38 legisladores, a quienes mensualmente correspondieron 295 mil 640 pesos 35 centavos por cada uno de los seis meses del primer semestre de 2014.

Por su parte, al PRD, le fueron asignados 39 millones 24 mil pesos, por el mismo período. Esta cantidad, dividida entre los 22 integrantes de sus fracción parlamentaria, reporta una asignación de 1 millón 773 mil 818 pesos 18 centavos. Que a su vez, representan 295 mil 636 pesos 36 centavos mensuales.

En el reparto de las asignaciones a los partidos, que tienen todas las características de un botín político, al apéndice del PRI, el PVEM, le correspondieron 16 millones 812 mil 100 pesos por tener la fortuna de contar con 7 senadores. Esta cantidad representa la cifra semestral de 2 millones 401 mil 728 pesos 57 centavos y 400 mil 288 pesos 9 centavos mensuales, por legislador.  

El colmo de la ignominia. Lo que es una afrenta para los mexicanos, a ese engendro del oportunismo político, que se autocalifica de izquierda y ha logrado sobrevivir electoralmente uncido al lopezobradorismo, conocido con el apodo de Partido del Trabajo (PT) le fueron asignados 11 millones 970 mil 720 pesos por poseer 6 senadores. Recibiendo 1 millón 995 mil 120 semestrales por cada uno de ellos, es decir, 332 mil 520 pesos mensuales.

Estas asignaciones son totalmente independientes de lo que reciben mensualmente cada uno de los 128 integrantes de la Cámara Alta por concepto de dietas (sueldos); prestaciones; prebendas; gastos de alimentación dentro y fuera del Senado de la República, de telefonía celular y de gasolina; así como viáticos y boletos de avión para que viajen a sus lugares de origen y al extranjero.

Ahora mismo, un grupo de 5 senadores iniciaron un viaje cultural por la República Popular China, que incluye visitas a Corea y Japón, integrado por Lucero Saldaña del PRI; Rosa Adriana Díaz y José Rosas Aizpuru del PAN, María Elena Barrera del PVEM y María Beristaín del PRD. Esta señora se hizo famosa como la Lady Senado (digna sucesora de Lady Profeco), no por realizar un eficaz trabajo legislativo, sino por el escándalo que armó en el aeropuerto de Cancún, cuando no logró abordar un avión con destino a la ciudad de México, por haber llegado fuera de tiempo. Argumentó que era representante popular y tenía fuero, pero aun así, tuvo que esperar el siguiente vuelo.

Si nos atenemos al costo-beneficio que representan para el país los senadores, llegaremos a la conclusión que nos cuestan bastante caro y en cambio su productividad legislativa está por debajo, muy por debajo, de lo mucho, muchísimo que la sociedad les paga por sus servicios.

La legislación mexicana padece, por la ignorancia y negligencia de no pocos legisladores, leyes con deficiencias e insuficiencias y hasta mal redactadas. La Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos, los códigos fiscal, civil y penal, así como la ley de la CNDH y la ley de Transparencia, por citar algunos casos, dan oportunidad para que la gente las evada una y otra vez y obtenga beneficios indebidos.

El gasto excesivo, el gasto innecesario y el gasto inútil, están presentes en la vida pública cotidiana de México. En muchas instancias de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tanto de la federación como estatales.

Según una nota del periódico El Economista, durante el mandato como gobernador del estado de México, entre los años 2005 y 2010, Enrique Peña Nieto elevó 1,335% el gasto en publicidad  Desde que asumió la Presidencia de la República, se observa que tiene una exagerada y enfermiza propensión a difundir  su estudiada imagen en la prensa impresa y, de manera preferentemente, en las pantallas de televisión.

En 2013, durante su primer año de gobierno, gastó en publicidad 4 mil 195 millones de pesos, es decir, 11 millones 493 mil 150 pesos diarios y 47 mil 888 pesos 12 centavos por cada una de las 24 horas del día. De esta magnitud es el gasto publicitario del gobierno peñanietista.

Esa erogación de dinero público, representó 7.8% más que el monto del IDE (Impuesto sobre Depósitos en Efectivo) recaudado ese mismo año, cuyo monto ascendió a 3 mil 890 millones de pesos. Este gasto se lleva cabo en forma selectiva. No llega, más o menos, equitativamente a los medios informativos más importantes.

Lo que antaño se repartía con un tinte aparentemente democrático, hoy en día, se distribuye entre medios impresos y electrónicos muy específicos y selectos a través de lo que, en términos del oficio periodísticos, podría ser un super chayote o un macro embute.

El reajuste que se aplicó a principio de este año al Presupuesto de Egresos 2015 de la Federación, obligaba a todas las dependencias públicas a racionalizar su gasto. Sin embargo no todas lo hicieron. La Presidencia de la República, puso el mal ejemplo, al día de hoy presenta ya un sobre ejercicio. Y como ella, otras más.

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Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).