Las alucinaciones de Peña Nieto

  • Raúl Espejel Pérez
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Quien haya leído la nota periodística que da cuenta de la entrevista que le hicieron al presidente Enrique Peña Nieto, en la ciudad de Bruselas, en ocasión de su participación en la Segunda Cumbre Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, habrá llegado a la conclusión que el mandatario mexicano necesita, con carácter urgente, la intervención de un buen médico psiquiatra, que atienda sus alucinaciones.

Con un tratamiento médico eficaz, Peña Nieto podría recuperar su salud mental y los mexicanos ganaríamos porque el presidente ya no trataría de vernos la cara de tontos al interpretar a su conveniencia lo que acontece en el país.  

En la referida entrevista periodística, el señor Peña Nieto volvió a alucinar. Derramando optimismo y felicidad declaró a los medios informativos belgas: que se “siente con un ánimo muy renovado” a partir del resultado de las elecciones intermedias del 7 de junio, porque ese resultado, según su forma de ver los acontecimientos nacionales, representa para él, un respaldo de los mexicanos para su gobierno y un éxito electoral por la participación ciudadana lograda en las elecciones intermedias de 2015.

Cegado por su alucinación, el presidente no dijo en Bélgica a los medios informativos, que de los  83 millones 563 mil 190 de personas registradas en el listado nominal de electores, únicamente votaron 39 millones 872 mil 125 personas, según cifras oficiales del INE difundidas a las 10:36 horas del 12 de junio.

Si el presidente de México no engañó a la prensa belga y fue sincero al decir que se siente con el ánimo muy renovado por el resultado electoral, revela que su ánimo se remoza sin razón alguna. Porque es una insensatez suya,  festejar unas elecciones donde solamente acudió a votar el 47.71% de la masa electoral. Es decir, menos de la mitad del electorado.

De esa votación minoritaria, el partido del gobierno, el PRI, o sea, el partido que maneja Peña Nieto, a través de su paisano César Camacho, apenas logró  atraer el voto del 13.93%  de los electores registrados en el listado nominal y el 29.18% de la votación válida. Así las cosas, el ánimo renovado del Presidente de la República, tan cacareado en Bélgica, suena a un auto lavado de cerebro.

Otra persona que no sea adicta al auto engaño, como parece que lo es el Presidente de la República, con ese pírrico resultado estaría bastante preocupada y no con el ánimo renovado que presume Peña Nieto, porque de los 83.6 millones de electores, a duras penas, 11.6 millones de ciudadanos votaron por el partido político de Peña Nieto, y, seguramente, la mayoría de ellos votó sin razonar al dejarse llevar emotivamente por los colores de la bandera nacional, como ha sucedido durante muchas elecciones.

Es decir, nadie a quien no le hayan efectuado un cocowash, se atrevería a declarar a un medio informativo extranjero que en las recientes elecciones le fue bien a Peña Nieto, como para que éste presuma que se siente con el ánimo renovado y respaldado por los mexicanos, cuando de los 83 millones 563 mil 190 de personas registradas en el listado nominal, 71 millones 924 mil 634 electores no votaron por él, ya sea porque sufragaron por otros partidos políticos, porque su voto fue anulado por errores de marcación, porque anularon conscientemente su voto o, simplemente, porque no acudieron a votar.

Es evidente que el respaldo que presume Peña, es una alucinación. Su nivel de impopularidad ha ido al alza, igual que la impresión que se tienen de él en materia de corrupción.

La licitación amañada para la construcción del tren de alta velocidad México-Querétaro y su adjudicación a un consorcio asiático-mexicano para beneficiar a la empresa (Grupo Higa) propiedad de un constructor predilecto de Peña Nieto. La sospechosa operación de compra-venta de la Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec, realizada entre su esposa Angélica Rivera y Juan Armando Hinojosa Cantú (dueño del Grupo constructor Higa). La compra de la mansión de Peña Nieto en Ixtapan de la Sal, efectuada a otro de sus contratistas favoritos. La asignación directa de la remodelación del hangar presidencial al multipreferido Grupo Higa. La que vendió a Luis Videgaray el multicitado Grupo Higa -haciéndola de empresa inmobiliaria- mediante un crédito hipotecario con tasa de interés inusualmente preferencial. Son casos que hacen dudar de la honestidad del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

En dos años y medio de su gobierno, Peña, ha efectuado 29 viajes internacionales, por los cinco continentes (África, América, Asia, Europa y Oceanía) y en todos ellos ha pronunciado elocuentes discursos. Donde ha pretendido engañar a quienes lo escuchan, diciendo mentiras o verdades a medias para magnificar  los resultados de su administración gubernamental.

Hace tres meses, en su visita a Inglaterra, en la Cámara de los Lores resaltó la reforma a la Ley de Transparencia, cuando en México su gobierno incurre en numerosas prácticas de opacidad, al ocultar y negar sistemáticamente la existencia de información pública gubernamental que debería entregar, por mandato de ley, a quien la solicita a través del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (antes IFAI).

Hace unos días en la ciudad de Roma, después de su visita a la capital de Bélgica, dijo en la FAO que gracias a los programas de su gobierno “se ha reducido a menos de la mitad las personas (sic) que estaban por debajo del umbral de la pobreza”

Al hacer esta afirmación Peña volvió a alucinar y mentir, porque el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó que durante el último año del gobierno de Felipe Calderón (1 de enero al 30 de noviembre de 2012) el 45.5% de la población (53 millones de personas) se encontraba en situación de pobreza.

¿Por qué entonces se adjudica el presidente Peña Nieto el mérito de la reducción “a menos de la mitad” de los mexicanos que se debaten en la pobreza? 

resp35@yahoo.com.mx

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Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).