El priismo poblano en crisis

  • Germán Molina Carrillo
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El panorama previo a las elecciones de diputados federales del domingo 7 de junio, donde cerca de dos mil 179 cargos de representación popular están en disputa —500 curules de la Cámara de Diputados (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional)—, para las huestes priistas de Puebla es por demás desolador y complicado, a la luz de la debacle en la imagen del Presidente Enrique Peña Nieto, cuyos niveles de aceptación han caído a menos del 30% entre la ciudadanía.

Mucho más bajo de lo que llegaron a tener Vicente Fox y Felipe Calderón en los años más críticos de sus administraciones, aunado a los escándalos como el de la Casa Blanca de Angélica Rivera y de la residencia en el club de golf de Malinalco, propiedad de Luis Videgaray, que dejó al descubierto la alianza del grupo en el poder con Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa.

Realmente resulta muy difícil para cualquier poblano en edad de votar, encontrar argumentos para pensar en dar su voto por alguno de los candidatos del otrora expartidazo, ya que los mismos priistas locales se han encargado de poner los últimos clavos a la cruz de la derrota que se avecina para sus contendientes, no sólo en los 4 distritos de la Capital, sino también en por lo menos 8 del interior del Estado.

A lo anterior habrá que sumarle que la última encuesta de El Universal y Buendía & Laredo, publicada esta semana, señala que el PRI mantiene una ventaja de apenas cuatro puntos porcentuales sobre su más cercano contendiente. Desde noviembre pasado, el tricolor cayó 12 puntos.

En palabras de varios militantes del partido, está claro que ni al Presidente de la República, a través de sus Delegados Federales, ni al Comité Ejecutivo Nacional les interesa ganar Puebla; ya que Peña Nieto, aun perdiendo los candidatos del PRI, con los que gane el Gobernador del Estado postulados por el PAN, tiene garantizada su fidelidad y los votos necesarios para sacar adelante sus iniciativas en el Congreso del Estado.

Los acuerdos del Presidente con el Gobierno estatal van más allá de lo que piensan y desean los militantes del PRI poblano. De ahí que su  realidad  es muy cruda y hasta dramática. Desde el proceso anterior de elección de diputados locales y de los Presidentes Municipales quedó al descubierto que nunca se tuvo la intención de que ganaran los candidatos del tricolor: los apoyos y recursos nunca llegaron y la votación fue aplastante en su contra.

Experiencia que está por repetirse en el próximo proceso electoral. Y no es que sea fatalista o esté en contra de los candidatos, sino que todas las señales indican que carecen del apoyo y fuerza necesaria para alcanzar una votación que les permita obtener los triunfos en los distritos de la capital y en los Municipios donde gobiernan Presidentes emanados de Acción Nacional y sus aliados.

Incluso y cuando el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha subido en las preferencias e intención de voto entre la ciudadanía, se ve difícil que a la hora de votar, los ciudadanos olviden de golpe la crisis económica, la falta de credibilidad, escándalos y denuncias de corrupción que pesan en contra Peña Nieto y sus más cercanos colaboradores, así como el clima de inseguridad que vive el país. 

En este aspecto, el papel del INE y de sus consejeros ya empezó a enrarecer el ambiente y a demostrar con su actuación a quién le deben el haber llegado al Consejo.

El PVEM sigue violentando la prohibición de su propaganda, sin que el Instituto haya sido capaz de sancionar en forma ejemplar a los dueños de las salas cinematográficas que continúan difundiendo su publicidad, ni al Partido, total el pago de una multa resulta menor si lo comparamos con la rentabilidad electoral que le ha dado al Verde la difusión de sus spots.

Todo ello es una muestra más de que el discurso del Gobierno Federal de combatir la corrupción a fondo, sigue siendo letra muerta, ya que son precisamente los Partidos Políticos quienes violentan la legislación electoral y quienes promueven conductas que dejan claro a los ciudadanos que es mejor pedir perdón, que pedir permiso, es decir, aprovechar las lagunas legales y tibieza del árbitro electoral para sacar el mejor beneficio a sus intereses.

Y este factor puede también incidir en la baja votación que se registre el 7 de junio próximo.

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Germán Molina Carrillo

Abogado, notario y actuario por la Facultad de Derecho de la BUAP; doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es director fundador del Instituto y del Centro de Ciencias Jurídicas de Puebla y de la Revista IUS; autor de más de siete obras jurídicas, ponente, moderador, comentarista, y conferencista.