La ganadería familiar para la seguridad alimentaria

  • Alberto Jiménez Merino

La pirámide productiva del campo mexicano describe que la base está compuesta por 80 porciento de productores de autoconsumo, que sólo lo hacen para comer y no participan en el mercado más que como consumidores porque sus volúmenes obtenidos son muy reducidos. La agricultura se caracteriza por unidades menores a 2 hectáreas, cultivo de maíz únicamente, suelos con problemas de erosión y fertilidad, tierras predominantemente de temporal, uso de semilla criolla y muy reducida mecanización.

Según Blanca Salcido Ramos, Doctora Investigadora del Colegio de Postgraduados, para las unidades familiares minifundistas contar con ganadería familiar o de traspatio es una estrategia que les permite enfrentar los riesgos de la agricultura de temporal y solventar gastos imprevistos, cooperaciones en la escuela, fiestas religiosas, proporcionar proteína de calidad y reciclar los residuos de cocina. La ganadería es uno de los sistemas complementarios del ingreso familiar, al tiempo que es considerada como una forma de ahorro y reserva alimenticia.

La cantidad de animales en las unidades productivas familiares varía de 10 a 25 gallinas y/o guajolotes, de 3 a 10 cerdos, en promedio 20 ovinos y/o caprinos y más de la mitad de los ganaderos tiene menos de 20 bovinos , todo en instalaciones muy precarias, poco manejo, alimentación libre en el patio o en el campo, reducidos niveles de mejora genética y muy bajos niveles de productividad.  Los  tiempos de engorda son largos, hay bajos niveles de ganancia de peso o producción de leche y, muy pocos partos anuales.

No obstante que esta ganadería se practica en la mayoría de las comunidades rurales y en gran parte de las urbanas y, aporta casi el 60 por ciento de los alimentos que requerimos, no ha tenido un lugar en los contenidos escolares del sistema educativo, no lo tienen en la currícula de la las carreras agronómicas, veterinarias, biológicas y económicas.

No lo tienen tampoco los programas de investigación, innovación y desarrollo tecnológico y, escudados en que el campo en general sólo aporta menos del 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), tampoco tiene lugar en las políticas públicas ni en los programas de fomento de los 3 órdenes de gobierno, convirtiéndose así en un gran olvido que únicamente ha provocado más pobreza, más deterioro ambiental y desesperanza para millones de personas.

Recientemente, al inicio del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto al establecer la Cruzada Nacional contra el Hambre, se ha visto ya la gran posibilidad de atender este sector. Especialmente mediante la creación del Programa de Agricultura Familiar Urbana y Periurbana, implementada a través de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Este programa es un gran complemento al Programa Estratégico de Seguridad Alimentaria PESA-FAO-SAGARPA y orientado correctamente, puede ser de las mejores armas contra el hambre, a través de los apoyos integrales que identifiquen, desarrollen y transfieran modelos productivos repetibles ya que los apoyos desarticulados, no tienen ningún impacto.

Por todo lo anterior, felicito el gran acierto de la Universidad Autónoma de Chapingo y al Colegio de Postgraduados de encabezar y organizar el IV Foro Internacional “Ganadería de Traspatio y Seguridad Alimentaria” que se realizará en Campeche del 22 al 25 de octubre del año en curso. Tener la oportunidad de analizar con autoridades, expertos y productores este importante tema, es una gran necesidad para saber en dónde estamos y hacia dónde debemos orientar los esfuerzos.

Hace falta preparar a nuestros niños y formar recursos humanos sobre seguridad alimentaria, producción bajo condiciones de limitaciones y adversidad, pequeñas parcelas, falta de agua, suelos pobres, desarrollar tecnología; insumos, equipos y maquinas al alcance de los pequeños productores así como desarrollar empresas de prestación de servicios técnicos especializados para la agricultura, ganadería y acuacultura familiar. El entusiasmo con el que trabajan ya niños de secundaria en sus jardines instalando huertos,  demuestra que no estamos equivocados.

Todo ello requiere de saber que es el agua, los alimentos, el ingreso y el desarrollo de capacidades del ser humano lo prioritario para tener una vida digna, requiere de una gran voluntad política de los gobernantes y que, este descomunal esfuerzo, es tarea de todos.

 

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.