Elecciones perredistas

  • Víctor Reynoso
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El pasado domingo el Partido de la Revolución democrática realizó elecciones internas para conformar sus órganos colegiados. Entre ellos el Consejo Nacional, que el próximo 5 de octubre elegirá a la dirigencia nacional. En ese proceso era importante quién ganara y cómo lo hiciera. Sobre lo primero no hay duda: la mayoría correspondió a la corriente Nueva Izquierda, mejor conocida como “los chuchos”. Sobre el cómo, es decir, sobre la legitimidad del proceso, ha habido múltiples acusaciones.

Con lo que parecería que el PRD vive en sus elecciones internas lo que vivió el país antes de la reforma electoral de 1996: elecciones cuestionadas, elecciones con legitimidad en duda o de plano ilegítimas. No siempre es fácil saber qué tanto el problema está en la elección o en quien la critica. Es fácil aprovecharse de un ambiente en el que por décadas se ha considerado que las elecciones son fraudulentas para justificar la propia derrota no en las decisiones de los votantes, sino en el fraude del adversario.

Es la primera elección interna de un partido organizada por el Instituto Nacional Electoral. La participación del INE sin duda facilitó el proceso y le dio legitimidad. Pero no fue suficiente. Aunque los derrotados en la elección, agrupados en el Frente Amplio de las Izquierdas, no han cuestionado la participación del INE, sí han hecho fuertes críticas al proceso. Anunciaron que se irán a los tribunales.

Estas críticas internas debilitan al partido y dan armas a sus enemigos. Claro que callar no es solución si se está consciente de que las cosas están mal. Pero los críticos también deben ser criticados. Parece que los más severos contra el PRD son lo experredistas, ahora agrupados en Morena. Es una historia ya vieja: los más críticos hacia el PRI en un momento dado fueron los expriistas.

Y no siempre son los que tiene mayor autoridad moral para sostener las críticas que hacen. Parece que es ya un hecho  que Manuel Barttlet será parte de Morena. El mismo que cuando fue Secretario de Gobernación controló la elección que dio el triunfo a Carlos Salinas frente al fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas. En la más reciente edición de su interesante libro, Hacia el nuevo Estado, Luis Medina Peña da detalles de “las disparatadas medidas” que en ese proceso electoral tomó la Secretaría de Gobernación. Dicha autoridad montó un enorme aparato, al margen de la ley y de manera discresional, para trabajar de manera paralela a la autoridad electoral: el Sistema Nacional de Información Política y Electoral. Todo para mantener el control de las elecciones.

Por supuesto que todos tenemos el derecho a cambiar nuestros valores y prácticas políticas. Pero no parece ser el caso. Se crítica el fraude cuando lo practican los adversarios. Cuando lo hacen los aliados, se olvida.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.