Nueva Financiera Nacional para el Campo

  • Alberto Jiménez Merino

Solo 10 de cada 100 productores del campo que requieren crédito pueden acceder a éste para detonar sus proyectos, para emprender o promover el crecimiento de sus empresas. El paquete tecnológico tradicional  para producir maíz requiere en promedio 9 mil pesos, el tecnificado cerca de 15 mil. El crédito es un gran detonador de la producción.

Una vaca lechera de mediana calidad no cuesta menos de 16 mil pesos y un semental cerca de 25 mil. Una central de maquinaria comunitaria requiere de  un millón 200 mil pesos sólo con un tractor y sus implementos para la agricultura de conservación, para sembrar 120 hectáreas. Sin crédito, todo son puras ilusiones.

Miles de personas, especialmente mujeres, requieren recursos económicos para la compra de insumos y la elaboración de sus productos que en la misma semana venden y no hay oficialmente quien los pueda fondear en forma oportuna y suficiente, más allá de los programas de incentivos con recursos públicos, por cierto casi siempre insuficientes, parciales y desarticulados.

Son tan altos los intereses, muchos los requisitos, elevadas las garantías requeridas y tanta la tramitología, que la gente ha desistido de solicitar préstamos en los bancos para una producción incierta de altos riesgos, como la agropecuaria. Aunado a la falta de cultura financiera, en 8 de cada 10 mexicanos, el problema de la productividad se agrava

La Asociación Mexicana de Bancos declaró hace pocos años en Acapulco que no les interesaba el microcrédito. En México más de 2 millones de unidades productivas agropecuarias tienen menos de 5 hectáreas, casi la mitad del total.

Todos estos productores sólo tienen la opción de acudir a la usurería que presta a tasas de 10 a 20 porciento de interés mensual, 120 por ciento anual. Otro sector se fondea con los intermediarios financieros de préstamos y pagos chiquitos, que cuando hacen cuentas, son bastante grandotes. Hay quienes lo hacen con la tarjeta de crédito a no menos de 35 o 40 por ciento de interés anual.

Por estas razones adquiere relevancia la Reforma Financiera promovida por el Presidente de la Republica, Enrique Peña Nieto, Presidente Reformador comprometido con el campo, que da soporte a la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, que hoy muy atinadamente dirige un poblano muy reconocido: Juan Carlos Cortés García.

Esta semana que terminó, el Presidente Peña Nieto hizo un gran anuncio en Guadalajara: destinar un monto de 44 mil millones de pesos en créditos para el campo, a través de la Financiera Nacional, con tasas de interés de un solo dígito, donde la garantía sea sólo la cosecha. Antes, para obtener un peso prestado había que demostrar tener dos en bienes para garantizar el pago.

Además, para los pequeños productores se anunciaron tasas de interés de 7 por ciento anual para préstamos de hasta 250 mil pesos y para las mujeres la tasa es de 6.5 por ciento, sin garantías, donde sólo la cosecha hará esta función.

Sin duda, es un gran anuncio para Puebla, donde desde 1991, primero en forma privada y luego desde el servicio público, hemos venido trabajando junto con los productores agrícolas, ganaderos y acuícolas en la tecnificación de sus procesos productivos, en la identificación e integración de cadenas productivas y en la búsqueda de mejores formas de vender.

Hemos sido pioneros en la aplicación de estrategias de conservación del suelo y agua, la adopción de la agricultura familiar y de traspatio para garantizar la alimentación de las familias más pobres, el desarrollo de cadenas productivas y la agricultura por contrato, desde el año 2005. Los eslabones más débiles de las cadenas productivas son los servicios técnicos, la infraestructura de acopio y transformación para la comercialización y el financiamiento para lograrlos.

Productores de bambú, bagre, tilapia, chía, sorgo, aves, porcinos, ovinos, caprinos, flores, frutas, leche, carne, café, maíz, frambuesa, zarzamora, tuna, manzana, nogal de castilla, trucha, champiñones y otros, tienen hoy el eslabón que faltaba para su desarrollo productivo, para elevar la productividad, generar la riqueza que revierta la pobreza y permita construir un México Prospero.

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.