Cómo eliminar la Pobreza y Promover el Desarrollo

  • Alberto Jiménez Merino

Más de mil 200 millones de personas en el mundo viven con menos de un dólar diario. Más de 900 millones padecen hambre. Ni las donaciones de fondos por parte de organizaciones filantrópicas, ni las iniciativas altruistas de los gobiernos, ni el desarrollo de nuevas tecnologías han logrado terminar con la miseria en la que se encuentran muchos países, señala Paul Pollack, en su libro “Cómo acabar con la pobreza”, uno de los mejores textos sobre el tema que yo he conocido.

Entre 1950 y 1970, las principales inversiones en países en desarrollo ocurrieron en presas, escuelas, caminos y otros elementos de infraestructura. Aunque esto tuvo impactos positivos en la pobreza, el gran número de gigantescos proyectos con escaso rendimiento de inversión derivó en la crisis de la deuda y en la condonación de préstamos en la década de los 80.

Los tres grandes mitos de la erradicación de la pobreza son que la gente puede salir de ésta con donativos, que el crecimiento económico terminará con la carestía y que las grandes empresas acabarán con ella.

Las grandes inversiones en infraestructura, grandes proyectos agrícolas, grandes obras de irrigación y grandes presupuestos administrados por los gobiernos de los países en desarrollo, que no incluyeron a los campesinos pobres en sus necesidades, han sido un fracaso.

Para salir de la pobreza, la gente debe invertir tiempo y dinero, el camino es liberar la energía de los empresarios del Tercer Mundo. La buena noticia es que los pequeños agricultores pueden ser empresarios y están rodeados por miles de empresarios más, de pequeña escala, que operan talleres, tiendas y centros de reparación, señala Pollack.

Todos estos emprendedores quieren y pueden invertir en la creación de su propia riqueza, si se ponen a su alcance oportunidades suficientemente rentables para atraerlos.

Permitir que los individuos inviertan tiempo y dinero en atractivas y accesibles oportunidades de aumentar sus ingresos es para un gran número de ellos el único camino realista para salir de la pobreza. Los apoyos asistenciales ayudan, pero no desarrollan a las familias; son apenas el primer piso. Se requiere otro piso para completar el ciclo.

Para atender y resolver la pobreza es necesario conocer a los pobres y las causas que originan la pobreza. Si de verdad se quiere ayudar a alguien pregúntale cómo.

En la década de los 60 fuimos receptores de despensas en las cuales se incluía atún en agua. Nunca lo comimos, porque era un alimento desconocido y alguien difundió en el pueblo, en Xantoxtla, Tecomatlán, que era carne de niño. Hay experiencias donde la leche en polvo se da a los animales o el grano de soya de las despensas no se usa porque la gente no lo sabe preparar.

Hay evidencias sobradas sobre la capacidad de ahorro y pago, aun de los más pobres. Estudios de organizaciones promotoras del microcrédito han demostrado que la capacidad de pago de familias de la Sierra Norte de Puebla es de alrededor de 4 mil pesos, y que sus requerimientos financieros muchas veces son de sólo 500 a mil 500 pesos, que nadie puede prestar, excepto los usureros.

Para ayudar a los pobres se requiere de una sólida educación, importantes acciones de capacitación, asesoría y dotarlos de medios de producción a su alcance.

Para que esto sea posible es necesario que los medios de producción cuesten 20 por ciento de lo que valen actualmente, a través de quitarles peso, tamaño, accesorios no prioritarios y búsqueda de materiales alternativos.

Sin embargo, para que esto suceda se requiere impulsar el diseño y la fabricación de medios productivos para 90 por ciento de la población de menores ingresos, porque actualmente se diseña y se fabrica solo para 10 por ciento de la población, la que tiene mayor capacidad de compra. Esta es la oportunidad de miles de emprendedores.

Al tener insumos, tecnología, máquinas y equipos para apoyar a los pequeños productores que hoy poseen 85 por ciento de las 525 millones de unidades productivas del mundo, estos podrían elevar su productividad y sus ingresos, junto con otras estrategias como la asociatividad, el microfinanciamiento y la búsqueda de nuevos mercados.

Los pequeños también pueden, si alguien los ayuda. Pero si no, la pobreza irá aumentando y la gente envejeciendo pobre, haciendo muchas actividades manualmente, con muy baja productividad e ingresos.

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.