La guerra de los azules

  • Ruby Soriano
.

A menos de un mes, que los panistas de todo el país, elijan a quien será su próximo Presidente Nacional, los entretelones y golpes bajos entre militantes, simpatizantes y adherentes a Gustavo Madero y Ernesto Cordero (los adversarios), toma relevancia.

En la víspera de prepararse para “velar armas”, el segundo partido político más importante en México, el PAN (Partido Acción Nacional) reproduce todas aquellas mañas y triquiñuelas que en un pasado reciente tanto criticó al Partido Revolucionario Institucional, a quién logró sacar de Los Pinos en el año 2000.

El sello inmediato que se aprecia en este proceso de renovación interna en la dirigencia panista, evoca sin lugar a dudas, la descomposición interna que hoy enfrenta el principal partido opositor al actual Gobierno de la República.

La famosa derecha mexicana, está más que centralizada ante tantos negocios de poder y vendettas internas que han dejado al descubierto las redes de corrupción de muchos “honorables panistas” que hoy figuran como los principales capitanes en los grupos de poder de Gustavo Madero y Ernesto Cordero, quienes se disputan la dirigencia nacional del albiazul.

Los jugosos negocios y escándalos que han salido a la luz como el de Oceanografía, las dádivas que se cobran desde el Congreso de la Unión por parte de diputados y senadores panistas para la gestión de recursos, las sociedades con gobernadores, los financiamientos oscuros a varias campañas de este partido, revelan lo innegable. El PAN pasa no sólo por una crisis mediática y de percepción, sino lo más grave, su institucionalidad ha quedado en el suelo, ante el desencanto y falta de credibilidad de sus propios correligionarios.

El actual Presidente con licencia del PAN, Gustavo Madero, encarna la viva figura del “cacique de caciques” que a la vieja usanza “priísta” va montado con todo el aparato de su partido, para repetir en el cargo y dicen –algunos malintencionados críticos- que para salvaguardar no sólo sus propios intereses, sino los de sus socios que hoy ocupan posiciones claves en la estructura de poder en México.

Su contrincante, lo encarna Ernesto Cordero, senador con licencia y cobijado por los fantasmas del pasado reciente “calderonista” que muy poca rentabilidad le han sumado a su propuesta para tomar el timón del PAN y reinventar “el hilo negro” de un partido vapuleado y disminuido que es más comparsa que opositor.

El próximo 18 de mayo, los panistas de todo el país, elegirán a quien será su dirigente nacional. Las crónicas anunciadas de un triunfo anticipado, fraudulento y con toda la “cargada azul” a favor de Gustavo Madero, no se han hecho esperar.

Sin embargo, los simpatizantes de Ernesto Cordero aprietan el paso y le entran a todo, aunque ello implique el golpeteo mediático e interno, para afianzar posicionamiento y estrategias que les permitan conquistar el mayor número de votos de sus militantes.

Es la lucha descarnada por el poder, donde curiosamente la Presidencia Nacional del PAN es lo que menos está en juego; lo real y verdaderamente contundente que se disputarán en la interna panista, serán: Jugosos negocios políticos, chantajes legislativos, posiciones de poder para las próximas elecciones y las aspiraciones de uno que otro gobernante desquiciado que ha tomado como rehén a su propio partido.

Lo lamentable y desmotivador para los panistas, es que elegirán a su dirigente entre dos propuestas que son altamente cuestionadas y sin las garantías de ofrecer una verdadera transformación del PAN.

Los panistas irán a las urnas para elegir al candidato menos malo y con el estigma de haberse convertido en la oposición más corrupta de México.

@rubysoriano    rubysoriano@gmail.com   http://mediatikos.worpress.com/

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Ruby Soriano

CEO Mediatikos Consulting. Ganadora Napolitan Victory Award como Mujer Influyente de la Comunicación Política 2019. Consultora y Estratega en Comunicación Política, Gubernamental y Campañas Electorales. Periodista y Analista Política en medios digitales