Secuestro, el flagelo del país

  • Patricia Estrada
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El secuestro es uno de los delitos más lacerantes en el país. Privar de la libertad a una persona, sin importar su edad, género ó condición económica es un hecho inhumano. No hay pena corporal que repare el daño físico y emocional de las víctimas y sus familias.

Nadie tiene el derecho de tomar una vida que no le pertenece y mucho menos reducirla a una negociación económica que casi siempre va rodeada de amenazas, violencia excesiva y muerte.

Por desgracia, los secuestradores se vuelven cada día más sofisticados y audaces para atrapar a sus víctimas, aprovechando entre otros factores, el descuido, la confianza ó la vulnerabilidad de las personas. Nada justifica este acto de crueldad humana, principalmente si el victimario es conocido del agraviado.

La ola de secuestros se ha acentuado principalmente en Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Michoacán, Durango, Veracruz, Oaxaca, Zacatecas, Tabasco y el Estado de México; contrario a Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Querétaro y Yucatán donde no aparecen víctimas.

En el primer bimestre del año, al menos 330 personas fueron secuestradas, según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Resulta escalofriante saber que diariamente 5.5 personas son plagiadas en México aunque la organización Alto al Secuestro revela que en 2013 se cometieron, en promedio, 7.5 secuestros diarios en México (casi el doble de los casos reportados de manera oficial).

La activista Isabel Miranda de Wallece sostiene que el perfil de los secuestrados se restringía a empresarios adinerados, ahora los blancos son ciudadanos que pueden pagar rescates de cinco mil pesos o menos. El 'dinero fácil' mueve cada vez más a gente sin escrúpulos.

Debido a que este cáncer social ha llegado a niveles históricos, al pasar de 900 casos anuales en 2006 a más de mil 700 plagios denunciados en 2013, la respuesta gubernamental fue crear la Coordinación Nacional Antisecuestro. Nada mal para un problema creciente y delicado; lo interesante será medir su efectividad a corto plazo.

Recientemente Renato Sales Heredia, coordinador del organismo, informó que Chihuahua, Nuevo León y Puebla son las únicas tres entidades que han logrado combatir de manera eficiente los casos de secuestro.

Las organizaciones civiles y el gobierno federal han encontrado resistencia de muchas autoridades locales por avanzar en la profesionalización de sus policías y desarrollar métodos de inteligencia que les permitan dar golpes certeros a las células criminales.

Increíble que los gobernadores manejen miles de pesos anuales y sean tan descuidados u omisos en asumir la responsabilidad que les corresponde de atacar este delito grave con eficacia operativa e innovación tecnológica.

En el caso de Puebla, la destacada labor de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto de la Procuraduría General de Justicia se ha traducido en 13 víctimas rescatadas, 33 presuntos secuestradores detenidos y 6 bandas desarticuladas en lo que va del año.

La estadística oficial 2013 arroja 28 víctimas liberadas, 71 presuntos secuestradores capturados y 13 bandas desarticuladas. Hasta el momento, ninguna agrupación ha sido identificada con un grupo del crimen organizado. No es consuelo que sean bandas 'independientes o foráneas' pero sí que los cárteles aún no penetren esta área delictiva en la entidad.

La PGJ ha logrado esclarecer con inmediatez los casos denunciados ante el ministerio público para reducir el riesgo de que la víctima sea asesinada con o sin pago de rescate. La corrupción que desgraciadamente carcome diferentes áreas públicas parece no tener cabida en esta unidad antisecuestro. Este mensaje es positivo, los secuestradores aquí no gozarán de impunidad.

Otro punto a favor es que en 2003, el Congreso de Puebla aprobó por unanimidad reformas al Código de Defensa Social para castigar hasta con 70 años de cárcel a los secuestradores, cuando los agraviados sean discapacitados, menores de 16 años, mujeres mayores de 70 años.

A nosotros corresponde permanecer alertas de nuestro alrededor y evitar indiscreciones personales o familiares con desconocidos, principalmente en redes sociales. La cautela no es paranoia, solo es una buena forma de disminuir los riesgos de ubicarnos en una situación de peligro.

Mi cuenta en Twitter @estradapaty

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Patricia Estrada

Directora de noticias y conductora del noticiero de La Tropical Caliente 102.1 FM

Ex reportera de Ultranoticias, Radio Oro, Radio Tribuna y Momento Diario. Aprendizaje permanente del año 2001 a la fecha; egresada en Ciencias de la Comunicación UPAEP.