85 años de Ogro Filantrópico

  • Juan Luis Hernández Avendaño

El gobierno priista ha anunciado su programa para conmemorar el centenario del nacimiento de Octavio Paz. ¿Qué unirán al poeta con el partido tricolor?. Pues que la mejor definición sobre el PRI la hizo Paz: el Ogro Filantrópico. En su 85 aniversario el PRI volvió a festejar su cumpleaños desde la Presidencia de la República y sin ambages ha inventado al “priismo peñista” y reeditado “la sana cercanía”.

Empecemos por lo segundo. Durante el priato, PRI y Estado se fundieron en una sola entidad en la que no se sabía a ciencia cierta dónde empezaba uno y terminaba el otro, no se alcanzaban a vislumbrar las fronteras de cada cual. Octavio Paz en su texto clásico “el ogro filantrópico” dice que una característica del Estado priísta fue el surgimiento de dos burocracias. “La primera está compuesta por administradores y tecnócratas; constituye el personal gubernamental y es la heredera histórica de la burocracia novohispana y de la porfirista. Es la mente y el brazo de la modernización. La segunda está formada por profesionales de la política y es la que dirige en sus diversos niveles y escalones, al PRI. Las dos burocracias viven en continua ósmosis y pasan incesantemente del Partido al Gobierno y viceversa”.

Cuando en el éxtasis del cumpleaños 85 el actual presidente del PRI, César Camacho, habla de recuperar una “sana cercanía” entre el Presidente y su partido ¿a qué se referirá? ¿al regreso de los vínculos entre esas dos burocracias a las que se refería Paz? ¿Burocracias autoritarias, corruptas, cleptocráticas y abultadas en las que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error?. ¿Burocracias que profesionalizan el oficio de la coerción y la coacción en un proceso constante de intercambios de favores?.

Un Presidente que ganó la elección con un tercio de los votos anuncia que su corazón priísta lo anima a gobernar México. La “sana cercanía” entre PRI y gobierno, entre PRI y Estado, entre PRI y Peña Nieto es la cercanía histórica de la restauración del ogro filantrópico.

¿Qué otra elemento define al ogro filantrópico? Paz señala al patrimonialismo. “En un régimen de ese tipo el jefe de Gobierno -el Príncipe o el Presidente- consideran al Estado

como su patrimonio personal. Por tal razón el cuerpo de los funcionarios y empleados gubernamentales, de los ministros a los ujieres y de los magistrados y senadores a los porteros lejos de constituir una burocracia impersonal, forman una gran familia política ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo, paisanaje y otros factores de orden personal. El patrimonialismo es la vida privada incrustada en la vida pública”.

¿Debemos entender que la “sana cercanía” propuesta ahora en la liturgia del 85 aniversario es el perfeccionamiento del patrimonialismo?. No, contestan los priistas. Es para empujar las reformas que necesita México, las reformas que transformarán radicalmente a nuestro país, las reformas que harán por fin de México una nación moderna y a tono con el mundo contemporáneo.

Ese discurso ya lo intentó Salinas y ya sabemos cómo terminó su sexenio. Pero una vez más Octavio Paz en “el ogro filantrópico” sospecha de los intentos modernizadores de las élites mexicanas: “desde la gran ruptura hispánica -la crisis del final del siglo XVIII y su consecuencia: la Independencia- los mexicanos hemos adoptado varios proyectos de modernización. Todos ellos no sólo se han revelado inservibles sino que nos han desfigurado”.

Todos y cada uno de esos esfuerzos modernizadores han sido impulsados desde el autoritarismo. Hoy se dirá que el Pacto por México ha logrado consensos partidistas nunca antes vistos. Pero esos consensos no dejan de ser partidocráticos y todavía con olor a que las únicas beneficiadas serán las oligarquías económicas y políticas de siempre.

En el centenario del nacimiento de Octavio Paz, leer y releer “el ogro filantrópico”, publicado el 28 de marzo de 1978, en el contexto del regreso del PRI a la Presidencia y con el anuncio de que hoy el priismo es peñista y que auguran una época de cercanía entre el partidazo y el Estado, no está de más seguir insistiendo en que si algo ha cambiado desde que el poeta escribiera lo que hemos recordado aquí hasta nuestros días es la construcción de una ciudadanía más informada, indignada, organizada y empoderada que va siendo el signo distintivo de nuestro tiempo, circunstancia necesaria para evitar que la restauración del ogro filantrópico sea nuestra realidad del siglo XXI.

  • Politólogo. Profesor-investigador de ciencias políticas de la Ibero Puebla.
  • www.juanluishernandez.com.mx

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Juan Luis Hernández Avendaño

Politólogo, director general del Medio Universitario de la Universidad Iberoamericana Puebla y profesor-investigador de Ciencias Políticas por la misma institución.