Corrupción e impunidad

La interminable y desesperante cadena de corrupción e impunidad que existe entre la clase política, tiene postrada a la sociedad mexicana, que clama, pero su voz se pierde en el infinito, por aplicar ejemplar castigo a quienes aprovechándose del cargo público se enriquecen hasta la saciedad. Todos ellos saben que acceder a un puesto, que difícilmente se les vuelve a presentar, tienen que aprovecharlo al máximo de manera deshonesta, para asegurar el bienestar económico de ellos y sus familiares. Saben que  en un país como México, y en especial Puebla, todo se puede y nada pasa.

Esta situación se repite y es verdaderamente lamentable,  el brutal saqueo de las arcas públicas que hicieron la mayor parte de presidentes municipales de Puebla que recientemente dejaron el cargo. No satisfechos con dejar deudas y sin recursos económicos a las administraciones entrantes, se llevaron equipo de computo, vehículos, bienes materiales y cargaron con todo lo que pudieron. Ahora se disponen a disfrutar del dinero mal habido con la seguridad de que disfrutarán de plena impunidad. La justicia difícilmente los alcanzará.

Los nuevos alcaldes, que seguramente, al término de su responsabilidad,  harán lo mismo que sus antecesores, -las malas costumbres se pegan-, tendrán que empezar de cero, en perjuicio del desarrollo de la comunidad y empobrecimiento de sus habitantes.

En San Pedro Cholula, por citar uno de los muchos casos de latrocinio, la comidilla del día es el enriquecimiento de la alcaldesa saliente María Dolores Parra Jiménez, hasta hace algunos años, una modesta contadora que llevaba la contabilidad a “changarritos” para poder sobrevivir. Ahora disfruta de un bienestar económico bastante bueno y no precisamente producto de un trabajo honesto. Los propios cholultecas hablan que al amparo del tráfico de influencias logró la concesión de gasolineras, ubicadas en el centro comercial de San Diego y Momoxpan.

Mientras la alcaldesa saliente disfruta de un bienestar económico muy cuestionable, las autoridades municipales actuales, pasan penurias para sufragar el pago de nómina a los burócratas, quienes viven en la incertidumbre por no saber si a fin de mes se les cubrirá la  quincena. Las arcas municipales están completamente vacías.

José Juan Espinosa, presidente municipal, -haber si como ronca duerme-, tiene la obligación de denunciar las irregularidades encontradas. Sería irresponsable de su parte callar. Ahora es cuando debe demostrar a los cholultecas, -lo dijo en su campaña política y lo reiteró en su  discurso de toma de posesión- que no habría impunidad para nadie. ¿Será…?  

Ante este y otros brutales saqueos, ¿Dónde está David Villanueva Lomelí, auditor superior y los integrantes de la Comisión Inspectora del Congreso del Estado….? ¿Será que únicamente actúan   por consigna…? ¿Será que el garrote político es para unos cuantos…? La espada de Damocles debe caer para todos aquellos malos funcionarios y políticos. En fin….SALUCITA DE LA BUENA.

fomca_49@yahoo.com.mx   

 

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