> El infierno de Madaí

  • Patricia Estrada

Madaí pasó dos años secuestrada por un sujeto que le prometió una vida de felicidad. En tres semanas la convenció de abandonar su casa, sus estudios y su tierra. No sabía que Gerardo era padrote en Tenancingo, Tlaxcala y salía a 'cazar' chicas para prostituirlas en el Distrito Federal.
 
A pesar del trauma de haber sido obligada a sostener hasta 15 relaciones sexuales al día durante su cautiverio, Madaí cuenta su historia para alertar a otras mujeres sobre las consecuencias de 'enamorarse' de la persona equivocada.

 El arrepentimiento de Madaí es tan grande como su necesidad de prevenir a chicas vulnerables (como ella) de caer en las garras de delincuentes profesionales. Su padrote la atrapó en Veracruz; después de varios días de coqueteo se hicieron novios y se atrevió a ofrecerle una vida en pareja.

 Cuando Madaí pensó que Gerardo era su boleto al paraíso, la realidad se asomó el día que llegó a un hotel de mala muerte en la delegación Cuauhtémoc. Pasó días sin comer, golpeada y amenazada de muerte. Lo peor aún no había empezado.

 En una entrevista que nos concedió en Vértice 102, recuerda el asco de las violaciones sistemáticas; de decenas de sujetos que pagaron por tener sexo sin protección y hasta de un policía que le enseñó su placa para asegurarle que "no la la lastimaría".

 De su cabeza no ha borrado las veces que debía introducirse una esponja con vinagre en sus días de menstruación, ni del consumo obligado de anticonceptivos para evitar un embarazo ó las palizas que recibía de Gerardo cuando las noches dejaban pocos dividendos.

 Todas las mañanas Madaí permanecía encerrada en un cuartucho y con poco alimento; dice que al mirarse al espejo le sorprendió su extrema delgadez. Conforme pasaron los días, su fuerza física y autoestima fueron aniquiladas. No solo eso, su miedo crecía cuando Gerardo le exigía las direcciones de sus primas o amigas para reclutarlas al negocio. Ella asumió el costo de salvar a su familia de este infeliz.

Pese a su disminución emocional, Madaí aprovechó un día la ausencia del padrote y el cuarto semi abierto para escapar de ese infierno. Convenció a su vigilante que la dejara ir, tomó un taxi y se dirigió a otro hotel donde permaneció escondida tres días. 

Al día siguiente llegó a la PGJDF a pedir ayuda: Su información permitió a la policía detener al tratante y rescatar a otras víctimas. Lamentablemente Gerardo sólo pagará 20 años en la cárcel por su conducta atroz.

La fundación Reintegra ha apoyado a Madaí en su tratamiento legal y psicológico, es una asociación civil que abraza a las supervivientes de este delito; aunque el camino no ha sido fácil, ella es una joven valiente con ganas de vivir y aportar a la sociedad.

Fue imposible esconder la tristeza que me dejó el relato de Madaí durante la entrevista pero me sorprendió su entereza. En su voz detecté el ánimo de alertar a los padres de familia que aún minimizan el peligro de que sus hijos caigan en una red de prostitución.

Ella reconoce que su vulnerabilidad la llevó a confiar en un desconocido y refiere que los tratantes 'huelen' en sus víctimas la ausencia de cariño y atención de sus familias. 

 Actualmente la comunicación y confianza entre padres e hijos es cada vez más frágil. Las preocupaciones materiales y las modas tecnológicas han desplazado los espacios de convivencia familiar; erróneamente los más jóvenes sienten que sus inquietudes y problemas son mejor comprendidos fuera de casa.

Por eso es urgente retomar a la familia como la fortaleza que protege a sus seres más indefensos de estos depredadores. A la par de leyes más estrictas para castigar la trata de personas y de prevención en las escuelas, la casa debe ser el espacio donde los hijos aprendan las herramientas para identificar y alejarse del peligro. 

Aquí no caben segundas oportunidades, Madaí tuvo la 'suerte de escapar' a días de que la enviaran a un prostíbulo de Nueva York pero casi siempre es un camino sin retorno.

 Mi cuenta en Twitter @estradapaty

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Patricia Estrada

Directora de noticias y conductora del noticiero de La Tropical Caliente 102.1 FM

Ex reportera de Ultranoticias, Radio Oro, Radio Tribuna y Momento Diario. Aprendizaje permanente del año 2001 a la fecha; egresada en Ciencias de la Comunicación UPAEP.