Sigamos haciendo buena política

  • Marcelino León Ochoa
.

“La fortaleza del hombre se prueba en la desgracia y la fidelidad de un amigo se prueba en la tempestad”

Karl Theodor Jaspers

Este viernes 14 de febrero cuando concluya el día, terminará también un periodo de gobierno municipal sumamente intenso de principio a fin. Intenso por las obras, acciones y servicios en beneficio de las y los poblanos pero intenso también por los jaloneos absurdos de un puñado de detractores que exhiben la incomodidad que hasta el último momento les genera -a algunos- el alcalde Eduardo Rivera.

Sí, le apostaron una y otra vez al fracaso del gobierno municipal pero no lo lograron. En los últimos días, la paciencia del alcalde se puso de manifiesto para soportar presiones mediáticas y majaderías de algunos personajes.

Recordemos que no ha sido la primera vez en que debe tolerar escándalos, insultos, salivazos y descortesías, tratando de provocar reacciones que nunca llegaron. Al final del trienio, su actitud mesurada y prudente proyectan al alcalde Rivera como un líder auténtico, carismático y humano. Dicen que lo que no mata, fortalece y el alcalde junto con quienes integramos el gobierno municipal terminamos muy fortalecidos, conscientes de lo que hemos alcanzado juntos, actuando siempre con responsabilidad.

Pero no todos terminan igual. Algunos suponen que el éxito radica en pisotear al que se va, bajo la lógica de “muera el rey, viva el rey”, sin darse cuenta de que un cargo público se acaba irremediablemente pero la confianza y el respeto se construyen y ganan con el tiempo y acciones congruentes.

Para quienes entendemos que la política es servicio, agradecemos profundamente la oportunidad de haber gobernado esta gran ciudad. Quienes formamos parte de este gobierno municipal sabíamos que el tiempo era corto y el presupuesto limitado. Aún así, se cumplieron con satisfacción los compromisos adquiridos y hoy dejamos bases muy sólidas para que el siguiente gobierno sea extraordinario.

Vivimos nuestro momento y lo vivimos al máximo. Ahora es tiempo de dar paso a otros actores que tomarán en sus manos los destinos de la ciudad. Ellos escribirán su propia historia, nosotros ya hicimos lo propio y seguro estoy que se verán los contrastes y las diferencias.

Viene un tiempo de reflexión, de silencio y de relajación en el activismo cotidiano. Ya no sonará el celular para una reunión extraordinaria o para recibir quejas y demandas, ya no se atiborrará el correo con mensajes que invitan a tal o cual evento, o ya no nos buscarán afanosamente los ciudadanos para que se les apoye con alguna gestión, recurso o recomendación. Así es la política y así hay que entenderla.

Pero también es la política del silencio, es decir, la abstención de las declaraciones públicas. Eso tampoco lo entienden algunos que piensan que con escándalos, difamaciones e insultos llamarán la atención y serán recordados. A veces pienso que es mejor guardar silencio y callarse. Además, los reflectores ahora estarán puestos en quienes llegan. Quien no entienda esto y lo asimile, vivirá una profunda frustración.

Aunque en el ejercicio de gobierno no se deja de ser ciudadano, es sano y conveniente volver a mirar los toros desde la barrera o desde las gradas, sabiendo que la política no se agota en el gobierno sino que se construye todos los días desde el lugar en donde estemos.

A Tony Gali, al cuerpo edilicio entrante y a todos los que formarán parte de la siguiente administración municipal les deseo el mayor de los éxitos, por el bien de Puebla y sus habitantes.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Marcelino León Ochoa

Politólogo. Maestro en Gestión Pública. Coordinador de asesores del grupo de regidores PAN.

Catedrático en UPAEP. Ex regidor del Ayuntamiento de Puebla 2011-2014