Las mentes y los corazones

  • Eduardo García Anguiano
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“La victoria se obtiene antes de que comience la batalla”: Sun Tzu.

Hemos comentado que la estrategia contrainsurgente dirigida al escenario de Tierra Caliente emplea acciones políticas, económicas, militares, paramilitares, sicológicas y cívicas, para combatir a un poder de facto tipo mafia que controla espacios dentro del Estado, domina territorios mediante el control informal y posee recursos de una economía sumergida y criminalizada.

Se han visto acciones de gobierno, seguridad, restablecimiento de servicios y han iniciado las de desarrollo económico y social, ¿y las sicológicas y cívicas?, recientemente se anunciaron acuerdos entre autoridades federales y locales con seis ejes: Arte en Armonía, Cultura Comunitaria, Animación Cultural, Rosa de los Vientos, Sonidos e Imágenes y Foro Michoacano, así como la apertura de una cuenta de twitter.

La situación a enfrentar se aprecia en reportajes de hace tiempo que narran la presencia de la narcocultura en Michoacán, o en ejemplos recientes como el de la cantante que es hija de un templario

Cómo ganar las mentes y los corazones se preguntaron los analistas contrainsurgentes, desde Malasia y Vietnam hasta en Irak y Afganistán, porque no se puede dejar arrebatar la iniciativa en este tema, no prestar la atención debida a obtener el apoyo de la población o ignorar los aspectos culturales del conflicto puede resultar contraproducente.

El estado de la situación no es cómodo ya que las autodefensas han avanzado en este campo, mientras que las autoridades locales y federales van a la zaga, como se aprecia en la encuesta de percepción de estos grupos.

Algunos principios a emplear en la batalla sicológica y cívica pueden ser:

  • El efecto “shock”.- La fuerza sirve en períodos cortos de tiempo porque el impacto de la entrada externa se agota rápido, por lo que una vez restablecido el orden público el ejército y la policía federal deberán dar paso a la preeminencia de las instituciones de seguridad locales.

Esto implica que previamente se depuren y reestructuren las policías oriundas; la velocidad en esta tarea será clave para avanzar no sólo en lo urgente sino en lo importante: dar paso a que las acciones de desarrollo económico, social, cultural y cívico den el resultado ideológico – político adecuado.

  • Proteger a la población.- Antes de dar la imagen de cuidar a paramilitares o a fuerzas de seguridad, lo que procede es que el gobierno federal aplique el principio de protección a la gente que abandonó la estructura institucional local.

El empleo de autodefensas sirve durante el efecto shock, posteriormente si no hay protección de la población con fuerzas de seguridad locales confiables apoyadas por el gobierno federal, no se percibirá que el objetivo es evitar el pillaje y el abuso que se consintió desde instituciones penetradas, sino legitimar a un gobierno que falló y/o que se permitirá el “control paramilitar bueno”.

  • Mejora de vida.- Liberar a la población del yugo templario no significa la adhesión inmediata a las fuerzas federales o locales. Por tanto, los aspectos económicos, sociales, culturales y cívicos deben acompañar la estrategia a corto y medio plazo, pues son decisivos para ganar la aceptación de la gente al mostrarles que puede existir un futuro libre del enemigo y libre también de la tutela federal in situ.

El objetivo final de las acciones sicológicas y cívicas es fracturar la cohesión de los adversarios con el apoyo de la mayor cantidad de fuerzas locales para lograr que: el horizonte se vislumbre más prometedor con la guía institucional que con los templarios.

En otras palabras: los michoacanos deben percibir que es mejor un futuro con el gobierno de Vallejo que con el control templario. La lucha por las mentes y los corazones al parecer es compleja.

@EGAnguiano

13 de febrero de 2014

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Eduardo García Anguiano

Sociólogo y Maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y gobiernos locales en áreas de seguridad, gobierno y salud. Ha sido profesor en: UDLAP, IMIDECIP, Instituto Técnico de Formación Policial de la CDMX y en el INAP.