A la baja el sistema de partidos

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El sistema de partidos políticos en México, especialmente en Puebla, -PRI, PAN y la demás pipitilla-, está quedando atrás en el ánimo de la ciudadanía, simplemente porque ya no creen en sus dirigentes, quienes utilizan a los organismos partidistas como trampolín para acceder al poder y como un medio para el tráfico de influencias.

El Partido Revolucionario Institucional en Puebla, después de la derrota del pasado 4 de julio, está sumido en la división y  descrédito. Las bases están decepcionadas por el desaseo en la designación de los  candidatos. Sus dirigentes estatales, Pablo Fernández del Campo y Fernando Moreno Peña, Presidente y Delegado, están marcados con la señal de la desconfianza porque fueron incapaces de conciliar intereses e irresponsablemente no voltearon la vista a las bases.

Lejos quedó el discurso de Fernández de Campo. Durante el proceso de selección de candidatos del PRI, nunca se cansó en decir: “En el PRI caben todos. Juntos lograremos la victoria”. Muchos le creyeron. Las bases priistas convencidas abarrotaban la sede del PRI y las arenas políticas, pero  ahora por las mentiras, lucen más solitarias que un camposanto. 

Recuperar la credibilidad y confianza, se antoja más que imposible, más cuando las llamadas “vacas sagradas”  del priismo, algunas de ellas, con su doble discurso y actitudes desleales, traicionaron al PRI en el pasado proceso electoral. Por el momento no se asoma a nadie por el horizonte que venga a rescatar a un maltrecho PRI.

Pero no solo el PRI está a la baja, también en el Partido Acción Nacional  no cantan mal las rancheras. A nivel nacional  existe una lucha feroz entre los grupos por alcanzar el poder y en Puebla, el proceso electoral para relevar a Gerardo Maldonado Balvanera en el comité municipal del PAN, está en marcha.

El cambio de dirigente en el CM panista no tendría mayor importancia, sino fuera porque dentro del proceso, existe un denso velo de misterio que obligó a Gerardo Maldonado a no reelegirse y tampoco para ocupar una nueva responsabilidad dentro de la administración pública estatal o municipal.

Trascendió que el aún dirigente panista poblano se va al ostracismo político por dos asuntos principales, entre algunos otros.  Primero porque no le perdonaron que haya declarado, hace algunos meses, que fue una nacada  haber hecho a un lado a Eduardo Rivera Pérez del balcón principal en una ceremonia del Grito de Independencia y la segunda, que la militancia panista esté a la baja. Ejemplo: La militancia en el sector juvenil en Puebla capital se ve limitada a tan solo 315 jóvenes y en todo el Estado se tiene un universo de 800 jóvenes aproximadamente. ¿Dónde está la fuerza, que dice tener entre las juventudes Rafael Micalco…? SALUCITA DE LA BUENA.

fomca_49@yahoo.com.mx    

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