TSJ: Farol de la calle...

El Tribunal Superior de Justicia de Puebla, es un poder donde supuestamente se imparte justicia sin distingo de clases, pero triste y lamentablemente es allí donde impera la injusticia contra los trabajadores sindicalizados. Por capricho e intransigencia del magistrado presidente, Roberto Flores Toledano, decenas de burócratas no han podido lograr su basificación a pesar de que cumplen con todos los requisitos.

También, dentro de toda la catarata de irregularidades que hay en el TSJ, existen algunos trabajadores que están por lograr su jubilación. A ellos se les niega el derecho, de acuerdo con el Contrato Colectivo de Trabajo, de  heredar a sus hijos el puesto que ocupan, desde luego, siempre y cuando cubran el perfil y sobre todo, que demuestren capacidad para ocupar el cargo.

La soberbia y arrogancia del magistrado presidente, ha generado un sentimiento de condena entre la base trabajadora. Los sindicalizados reclaman a su dirigencia sindical su  pronta intervención para someter al imperio de la Ley a un funcionario que está para impartir justicia, pero desafortunadamente es el primero en violarla en término de derechos laborales.

 Roberto Flores Toledano, con una actitud por demás patética, se niega a conceder audiencia a Héctor Posada, líder estatal del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado arguyendo “cargas exageradas de trabajo”. El señor magistrado debe entender que la entrevista que le solicitan no es de cortesía o para pedir “chamba”, sencillamente es para resolver problemas que existen con la base trabajadora y que el mismo presidente del TSJ ha provocado.

Si bien es cierto que, ante tantas irregularidades dentro del Tribunal Superior de Justicia, habría que ejercer mano dura para poner orden al desorden, también es un hecho que los derechos de los trabajadores deben respetarse, pero el señor magistrado está aplicando la máxima juarista “a los amigos, justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas”.

La política intolerante de Flores Toledano ha generado sentimiento de enfado entre los sindicalizados quienes ven violentados sus derechos laborales, que aunado al terrorismo laboral que se vive dentro del TSJ, los tienen encapsulados en un clima de miedo.

Tienen confianza en que su líder sindical haga respetar sus derechos sindicales.

Dicen que la esperanza muere al último.

Ojalá y el señor magistrado se digne recibir a Héctor Posada, pero como están las cosas y de acuerdo a la política intolerante de Roberto Flores Toledano, la ilusión de los sindicalizados será solo una quimera. SALUCITA DE LA BUENA.

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