Primer informe

  • Víctor Reynoso

Una frase puede sintetizar el informe de Peña Nieto: “en 120 días hay que cambiar al país”. Bien se ha dicho que no fue un informe de lo hecho, sino una propuesta de lo que hay por hacer. Y el mensaje de que hay que hacerlo rápido, en los cuatro meses que le quedan a este año.

Como se ha visto con la reforma educativa el cambio no será fácil. La agenda del Ejecutivo, básicamente la que dos gobiernos panistas no pudieron lograr en sendos sexenios, enfrente intereses de grupos por un lado y poderosas ideas por otro.

En el caso de la educación y en particular de la Ley del Servicio Profesional del Magisterio, parece que más que las ideas son los intereses de los grupos afectados. Pero son grupos dispuestos a movilizarse para afectar, y afectar gravemente, a terceros. Se necesita desde el gobierno una mezcla de capacidad de negociación y firmeza política y legal para hacer realidad la reforma.

También ha hecho falta argumentar mejor los cambios propuestos. Sé que no es fácil. No es posible hacer saber a la opinión pública qué es un servicio profesional, cuáles sus virtudes y riesgos, informar que no hay país moderno que no lo tenga, así en la educación como en todos los ámbitos en los que hay servidores públicos.

Tampoco se puede comunicar en detalle las características con las que se pretende profesionalizar a los maestros del país, las ventajas que la profesionalización traerá para ellos, para sus alumnos y para el desarrollo de la nación. Y cómo los derechos laborales serán respetados.

Detallar todo eso ante la opinión pública es imposible pero quizá sí se podría armar una breve, veraz y convincente narrativa sintetizando el sentido y las virtudes de los cambios propuestos, así como la manera como se evitarán los posibles daños colaterales.

Más crítico será es caso de la reforma energética. Y ahí tampoco se ven argumentos que sustenten la reforma. Tratar de hacer aparecer a Lázaro Cárdenas como congruente con ella fue un error. Ni era necesario, pues él actuó en una circunstancia distinta, ni fue veraz ni convincente. Hay muchos argumentos a favor de la reforma energética, pero no se ven, o no se ven expresados por el gobierno con la suficiente claridad y fuerza.

Fuera de esto, el informe presentó dos símbolos que nos dicen mucho sobre nuestra realidad política. Ya quedó definitivamente atrás el tiempo en el que el 1 de septiembre era el día del presidente, y éste acudía a la instalación del Congreso a ser aplaudido por los legisladores. Lo que habla de la consolidación de la división de poderes. Pero puede que se trate de un poder dividido, no de un poder compartido: el presidente no puede ir al Congreso sin el riesgo de ser agredido verbal y simbólicamente. No ocurre como en otros países, en los que el titular de Ejecutivo es recibido en el Legislativo sin sobresaltos.

El segundo símbolo: la necesidad de poner vallas que protejan a los poderes constitucionales de las movilizaciones sociales. Mucho dicen ambos del país que somos. Mucho de la dificultad que se tendrá para realizar la agenda de Peña Nieto en el plazo que él mismo estableció, el año en curso. La capacidad de presentar argumentos sustantivos y sintéticos a la opinión pública puede ser su mejor aliada.

Profesor de la Universidad de las Américas Puebla

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.