Poder fáctico

  • Víctor Reynoso
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Entre los poderes fácticos los más ominosos son los ocultos, los que influyen para alcanzar sus intereses sin que casi nadie se dé cuenta. Lo que no quita mérito ni importancia a aquellos visibles y molestos en exceso, como el llamado la CNTE o la Coordinadora. Un poder fáctico que ha paralizado amplias zonas de la Ciudad de México con el objetivo de hacer prevalecer sus intereses.

Quizá ellos, los de la CNTE, no lo vean así. Quizá vean su lucha violenta (es violencia indudable impedir por la fuerza que los ciudadanos circulen por las calles) sea para defender ideales. Puede que haya quien crea que están impidiendo el proyecto de “privatizar” la educación pública.

Algo difícil de creer, pues en realidad están deteriorando a la educación pública y con eso fortaleciendo a la privada. Con graves consecuencias. Una de las formas más eficaces de reproducir la desigualdad social es diferenciar la educación: de buena calidad para los privilegiados y deficiente para los pobres. En eso están los de la Coordinadora. Al suspender clases por cualquier motivo y al negarse a ser evaluados están castigando a los niños que se educan en sus escuelas. Los niños pobres de los estados más pobres del país. Como si se tratara de un complot de los neoliberales.

No lo es. Simplemente que la CNTE, al defender sus intereses de grupo, genera consecuencias. Y éstas son contrarias a lo que seguramente es la ideología de este grupo. Una ideología contraria a lo que ellos llaman neoliberalismo, favorable a los desfavorecidos, crítica de la desigualdad. Pero como sucede con frecuencia las consecuencias de su acción son contrarias a sus ideas. Aunque no a sus intereses.

Ya lo escribió Marx: la ideología suele reflejar los intereses materiales. Un principio que los marxistas nunca aplicaron a sí mismos: ¿qué condiciones materiales llevan a que un grupo de personas adquiera la ideología marxista?. Sin pretender que esa sea la cosmovisión de la CNTE, la pregunta sobre la relación entre intereses materiales e ideas es pertinente en su caso.

Y en todos los demás, ciertamente. Pero lo importante aquí es la contradicción: se cree defender unos ideales pero las propias acciones acaban negándolos. Se critica la desigualdad social, pero se organiza una movilización de largo plazo que en los hechos la reproduce. Que los privilegiados sigan teniendo buena educación, para que mantengan sus privilegios. Que los pobres tengan una educación paupérrima, para que lo sigan siendo.

Además de los fines, llaman la atención también los medios de la CNTE. ¿Hay algún otro país donde un poder fáctico interrumpa de la manera como lo hemos visto estos días el derecho del libre tránsito? Los perjuicios son enormes. Y no se diga que no es violencia impedir por la fuerza que alguien transite por la calle, uno de los derechos más elementales. Impedir el libre tránsito es una de las violaciones más burdas y graves a la vida pública, al derecho a circular por la vía pública.

Desde luego hay leyes y autoridades que deberían actuar enérgicamente en el combate a la desigualdad y en la defensa de los derechos cívicos elementales. Pero parece que nada o casi nada pueden hacer frente a este poder fáctico. Una de nuestras realidades más curiosas, también de consecuencias graves. Un grupo viola la ley pero no se le puede aplicar la ley, pues se caería en la confrontación, dicen las autoridades. La única solución aparente es solicitarle atentamente dejé de hacer lo que está haciendo, que deje de afectar los derechos de los ciudadanos. Es una característica de los poderes fácticos: con ellos la ley no aplica.

Profesor investigador de la UDLAP

victorm.reynoso@udlap.mx

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.