Dignificación y deporte

  • Abel Pérez Rojas


“Los factores que impulsan  

a realizar lo extraordinario  

son dinamita en la sangre” 

 

El deporte de alto rendimiento implica sacrificio y una férrea disciplina. Los deportistas de justas internacionales han sorteado tamices de toda índole, y llegan a umbrales casi inalcanzables para los demás.  

Como los medios de comunicación, principalmente la televisión, manufacturan los torneos deportivos de alto rendimiento como espectáculos, se vuelve invisible la carga social transformadora de los deportes. 

¿Cómo hacer visible y poner en práctica la carga social transformadora de los deportes? 

Hace un par de días, con motivo del Campeonato Mundial de Taekwondo Puebla 2013, entrevisté a Armando Valdés, presidente de la Federación Nacional de Taekwondo de Honduras y con dos  entrenadores de esa representación: Juan Adonai Medina y Julio Jova. 

La amena conversación deja varias líneas de reflexión: 

Deporte y acondicionamiento físico no son sinónimos, aunque están íntimamente unidos. Una actividad física en un contexto normativo específico y en un espacio acondicionado que a menudo deriva en competencias, es lo que entendemos como deporte. El acondicionamiento es el proceso o entrenamiento con objeto de desarrollar las capacidades para el bienestar de las personas. 

Frecuentemente el acondicionamiento deriva en actividad deportiva y el deporte requiere de acondicionamiento físico. 

Ante la morbilidad a causa del sedentarismo es evidente que en las sociedades actuales sólo un reducido grupo de la sociedad incorpora a lo largo de su vida el acondicionamiento físico y la práctica de algún deporte. 

Tanto el acondicionamiento físico como el deporte pueden practicarse individualmente, pero se facilita el alcance de las metas cuando se efectúan acompañadas de otro, de los otros… por muchos. Ahí cobra dimensión social. 

El deporte puede ser un puente para trascender de sobremanera a la simple actividad física, porque generalmente se sustenta en una filosofía de vida llena de valores, como el respeto, la perseverancia, el honor y el amor al prójimo. Es el caso del taekwondo. 

Se envenena la sustancia noble del deporte cuando se anteponen: el engaño, la simulación, el vedetismo, los intereses comerciales y políticos partidistas, la superficialidad y el afán de ganar a cualquier precio. Para desgracia de las sociedades, dado el nivel de penetración, es el caso del fútbol.  

La carga social transformadora de los deportes radica inicialmente en la convivencia con otros, en los valores que los animan, que en resumen y en el lexicón deportivo es: “jugar limpio”. “Jugar limpio consigo mismo, con los demás, con el entorno y con la humanidad”. 

El paso de la práctica deportiva individual o colectiva a la masificación que derive en políticas públicas orientadas a sanar la población y a restablecer el tejido social necesariamente requiere de la participación sincera y valiente de todos los sectores. 

Digo sincera porque lastimeramente siendo sólo espectadores nos asumimos como “expertos” deportivos. Sostengo que valiente porque rescatar la carga liberadora del deporte puede ser el acabose de varios imperios y significa claramente un atajo hacia la dignificación humana. 

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/abelperezrojas) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige Sabersinfin.com. 

 

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Abel Pérez Rojas

Poeta, comunicador y gestor de espacios de educación. Estudió Derecho (BUAP), Maestría en Formación Permanente y Doctorado en Educación. Ha impartido conferencias y cursos de posgrado en instituciones públicas y privadas. Su obra poética consta de cinco poemarios. Es fundador de Sabersinfin.com.