“Hasta el crimen si es necesario…”

  • Juan de Dios Andrade
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Si las autoridades llegasen a tener razón respecto a la principal línea de investigación en torno al asesinato de Samuel Malpica, habría ocurrido lo que no debió pasar en la antesala de las elecciones. En tal caso, el punto central a resolver sería si el homicidio se debió sólo al tema de la corrupción que denunció el otrora rector de la BUAP, con lo cual abarcó a Enrique Agüera o si, además, hubo un móvil político que llevó a un desenlace sangriento. Ambas cosas son graves, con mayor razón si estuviesen entrelazadas en el crimen. He revisado los principales comentarios de los partidarios del occiso, de sus detractores y de los que simplemente exigen justicia. Sin duda Samuel Malpica era un hombre polémico, pero aunque hubiese sido el peor de los seres humanos, eso no justifica su muerte…

De comprobarse la principal hipótesis, sin duda estaríamos ante la faceta más cruda y cruel del maquiavelismo, pues el florentino afirmaba que para obtener, mantener y extender el poder, tenías que estar dispuesto a llegar hasta el crimen si era necesario. Maquiavelo no se anduvo con delicadezas cuando dijo: “La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido”…

Insisto: si las autoridades llegasen a tener razón, el asesinato estaría coyunturalmente ligado a la presunta existencia de una red de corrupción al interior de la Universidad, pero en un contexto más amplio se ubicaría en una lucha descarnada por el poder. El secretario General de Gobierno no tuvo empacho al señalar la línea indagatoria más fuerte y me parece que es sano que haya actuado de esa manera porque todos los demás tenemos la madurez necesaria para entenderlo y asimilarlo. La denuncia pública que hizo Malpica, la huelga de hambre que iba a iniciar este miércoles y que su muerte haya sido en los días previos al 7 de julio, apunta a cierta intencionalidad política, pero debemos atenernos al resultado de la investigación de la autoridad competente…

De entrada, una cosa está clara: ante un móvil político, la muerte de Samuel Malpica no puede ser considerada como un problema de inseguridad pública, porque por propia definición no sería tal…

“El beso de la muerte…”

Los motivos políticos no convierten al candidato de la Alianza 5 de Mayo en responsable de lo ocurrido, porque pudo haber sido otro o incluso algún “acomedido” buscando hacerle un favor, pues no debemos olvidar que los señalamientos de Malpica y la huelga de hambre que iba a iniciar llegaron en mal momento para Enrique Agüera. Hoy el ex rector debe ser el principal interesado en que las cosas se aclaren porque en la opinión pública ya se consolidó la sombra de la sospecha. Al margen del resultado de la investigación oficial, estaríamos ante un escenario mediático y político de un crimen cometido en vísperas electorales, con una serie de acusaciones previas por presuntos actos de corrupción de una red en la que se mencionó a Agüera y con un Presidente que, en el ámbito nacional, hizo llamados para que las elecciones fuesen limpias, dentro del marco de la ley y tranquilas…

De otro modo, se corre el riesgo de una “salpicada política” que podría terminar de hundir las aspiraciones de Enrique Agüera y en un contexto así, sería “el beso de la muerte” porque Peña Nieto lo alejaría de su entorno, consumándose el abandono. La situación es complicada porque además hubo nuevos desgajamientos como el de Morales Manzo y pareciera que todo se desmorona…

Un móvil político implicaría un alto grado de estupidez por parte de los que lo hayan decidido porque no habrían calculado lo que eso podría significar para el candidato. Al menos el secretario General de Gobierno se las cantó derecho al precisar cuál era la principal línea de investigación…

“El Presidente en su laberinto…”

Si observamos el ámbito nacional, veremos que las elecciones que se avecinan están desembocando en una verdadera vergüenza para el gobierno de Peña Nieto: asesinatos, atentados, secuestros, etcétera. Como lo aborda Leo Zuckermann, en su columna de este miércoles, llama la atención esa curiosa actitud del Presidente pronunciando una serie de discursos a favor de elecciones justas, equitativas y transparentes, pero que en los hechos no ha movido un dedo en serio para detener o contener las intromisiones y abusos que están cometiendo gobernadores de su propio partido. No podía ser de otro modo: una de las conclusiones del analista es que o el Presidente no puede o no quiere. Ambas cosas son delicadas porque en el primer caso tendríamos a un gobernante que se ha achicado ante los “príncipes” locales y en el segundo, a un político que miente deliberadamente a los ciudadanos…

Los hechos dirán si Peña Nieto no puede, no quiere, faltó a su palabra o si los partidos políticos cubrirán sus fallas y errores con el “manto presidencial”…

“La Ciudad de la Concordia…”

El principal problema para don Máximo está en que la ciudadanía sienta confianza y seguridad para salir a votar el próximo 7 de julio, porque un móvil político también estaría en función de incidir en el proceso electoral generando miedo e incertidumbre. El manejo mediático fue muy oportuno y hasta el momento han logrado acotar sus efectos negativos. El próximo domingo, los hechos dirán si así fue en definitiva…

Si los motivos fueron políticos, tenemos que demostrar que los ciudadanos queremos una Puebla distinta, sin miedo, con un futuro mejor gracias al esfuerzo de todos. Hagamos que el 7 de julio sea el día de las elecciones de la concordia, porque para que una sociedad viva en paz se tiene que asentar en el corazón de cada uno de sus integrantes…

Puebla es en su conjunto lo que cada uno de nosotros es en lo particular. Una sociedad de cobardes difícilmente tendrá un mañana más prometedor. Los que desean nuestro fracaso para fincar el imperio de la impunidad y del crimen, tienen que saber que nos anima un profundo amor por nuestra Ciudad y nuestro Estado, porque el amor es lo que da sentido a la existencia. Esto es lo que ha llevado a otros a acometer proyectos con sus riesgos…

Siempre, pero especialmente el próximo domingo, vale la pena vencer nuestros temores y participar en la vida democrática. Será el ejemplo y la herencia que dejaremos a las generaciones futuras…

“Entre el pasado y el futuro…”

Los seres humanos no vivimos en el pasado ni en el futuro, sino en nuestro presente. Todo intento de fugarse hacia una u otra dirección podría llevarnos a una especie de “esquizofrenia política”. Es en el presente donde “vive” el pasado y desde donde podemos comenzar a construir nuestro futuro. Nada está decidido de antemano y el resultado será consecuencia de cada una de las decisiones que tomemos…

La incertidumbre es el síntoma inequívoco de que el mañana está por configurarse. El 7 de julio tenemos una cita para comenzar a perfilarlo. Podemos salir a expresar nuestra decisión, quedarnos en casa o ir a otra parte buscando evadir la responsabilidad. En pocos días desaparecerá la tinta de los dedos de los votantes y nadie sabrá quién estuvo en el momento decisivo y quién no, pero todo acto de desamor no se borrará del fondo de nuestra conciencia, ni de nuestro corazón…

Hasta entonces…

Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com

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Juan de Dios Andrade

Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos