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Incendio Texmelucan: a 13 años de la tragedia, siguen las secuelas y las pesadillas

  • Ángel Bañuelos
Ubaldo, sobreviviente al incendio del 19 de diciembre de 2010, narró a e-consulta cómo el incendio de San Martín fragmentó su cuerpo y a su familia
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Una de las familias afectadas por el incendio en San Martín Texmelucan ocurrido el 19 de diciembre de 2010, el cual cobró decenas de vidas, aún sufre los estragos físicos y psicológicos de esta tragedia provocada por la fuga de un oleoducto de Pemex.

Ubaldo, quien se dedica a la plomería y el mantenimiento, es padre de una familia que quedó fragmentada tras el siniestro, pues perdió a su suegro, a su sobrina y a los tres pequeños de ésta; tres años después, Rosenda, su esposa, también falleció.

La madrugada en que ocurrió el incendio, Ubaldo, Rosenda, sus dos hijas y su cuñada tuvieron que saltar desde su azotea desde una altura de aproximadamente cuatro metros para poder salvarse, pues su casa y todas las de la calle San Damián estaban ardiendo.

 

En esos momentos, en el aire se encontraban flotando las partículas ardientes del petróleo, lo cual dejó varias quemaduras de segundo y tercer grado en los cinco miembros de la familia que sobrevivieron.

"Tengo quemaduras en toda la espalda, de segundo y tercer grado, los brazos, los dorsos de las manos; la [hija] mayor sufrió una quemadura en su brazo izquierdo, y la chiquita una contractura en el cuerpo" relató Ubaldo a e-consulta.

A 13 años de la tragedia en Texmelucan aún siguen las pesadillas

Ubaldo añade que las lesiones que le dejó el hecho han hecho más riesgoso su trabajo: "Tengo que estarme protegiendo hasta del sol, en la azotea uno va y viene al aire libre, en el sol. [...] mi piel es más sensible a golpes, cortes y quemaduras".

Tanto Ubaldo como Rocío, su hija menor, sufren de Trastorno de Estrés Postraumático (TEP) y de problemas del sueño. Ivonne, la actual esposa de Ubaldo desde hace diez años señala que es común que él se despierte en medio de la noche debido a sus pesadillas.

Añade también que Rocío, quien ahora tiene 20 años de edad, aún es atendida por un psiquiatra debido al daño emocional provocado por el siniestro y pesadillas recurrentes relacionadas con el fuego.

Tras 13 años del incendio, esta familia ha tenido que reconstruir su vida poco a poco, aún con las lesiones y daños psicológicos que esta tragedia en Texmelucan, presuntamente provocado por la negligencia de Pemex, dejó en ella y en más familias que aún piden que se haga justicia. (EG).

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