Para preservar la tradición oral de Tlahuapan, municipio de Puebla, guías han optado por contar leyendas del lugar durante los recorridos hechos a través del Santuario de las Luciérnagas; esta actividad inició al mismo tiempo que el bosque abrió sus puertas al ecoturismo, hace 8 años.

"Hay ejidatarios que cuando eran niños les maravillaba observar las luces, pero no comprendían cómo sucedía, incluso sus padres los espantaban diciéndoles 'son brujas', 'son espíritus malos y si te portas mal te voy a ir a dejar allá' las ocupaban como algo para asustar a los niños, antes del santuario, cuando los ejidatarios que ahora tienen 60 o 70 años eran niños" relató Jesica, guía del santuario.

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El recorrido se hace sobre un sendero utilizado por los habitantes de las comunidades para bajar hacia la cabecera de Tlahuapan. El primer paraje se llama Las Tres Marías; cuenta la leyenda que éstas eran tres hermanas que huyeron al bosque tras perder a su familia por la violencia de la Revolución Mexicana, siendo convertidas en árboles.

En el 2018 un rayo cayó sobre uno de los tres árboles y lo derribó, por lo que entre dos de las Marías quedó un hueco. Más adelante se encuentra el Árbol encantado, junto al que se cuenta la historia de un tala montes que fue convertido en árbol como castigo, árbol que tiene forma de un hombre huyendo.

El siguiente paraje se trata de un claro, el claro de los 300, donde habrían muerto 300 víctimas de la Revolución Mexicana, quienes, según la leyenda, aún observan a los turistas que visitan dicho lugar.

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Aparte de las leyendas de los parajes, están las anécdotas de quienes tienen familiares ejidatarios, como aquella que habla de los tratos que algunos campesinos hacen con los cencuates para que estos cuiden sus terrenos. Al ser serpientes que silban, los campesinos se comunican con ellas silbando al principio y al final de la jornada, para saludar y despedirse.

"En los terrenos de mi abuelito está el hoyo donde dicen se aparecía, ya no los dejaba pasar hacia los terrenos, porque había gente que se robaba la fruta, entonces ahí se paraba y no los dejaba pasar, según era una víbora muy grande" cuenta Paz, habitante de Tlahuapan.

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El proyecto del Santuario de las Luciérnagas inicio en el 2015 por ejidatarios como Juan Sánchez y Candelaria Hermenegildo Pérez, quienes impulsaron a jóvenes de la localidad a volverse guías, cuenta Nadia, una de las primeras guías del santuario.

Uno de los retos que enfrentaron fue desmentir varios mitos, entre estos, "que cuidar a las luciérnagas le haría mal al bosque o que las luciérnagas eran una especie invasora traída de Nanacamilpa, Tlaxcala, rumores que son totalmente falsos”, asegura.