Hasta antes de Nicolás Larcamón una victoria era pedir mucho. No es exagerado decir que el argentino marcó época con el Club Puebla al tratarse de una página nueva en los capítulos maltrechos de una Franja que hoy, sin su técnico, se queda nuevamente tambaleante.

Larcamón se despidió del Puebla en lo que parece apuntar a una decisión personal. Tras las hipótesis que lo colocaban en Tigres por la salida de Miguel Herrera, lo lineal fue ponerlo en el banquillo felino. No obstante, todo apunta ahora a que no fueron los universitarios quienes levantaron la mano por Nicolás, sino el propio timonel que en Puebla no ha dejado más que amargos adioses que parecen no querer decirse.

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Su estadía con el Puebla puede describirse en inolvidables temporadas, aunque fueron cuatro momentos apoteóticos que podrían encasillar lo logrado con un equipo que no saboreaba una etapa tan gratificante desde hace más de una década. Hoy, en este material, recapitulamos esos buenos momentos que definen su etapa camotera, aunque nos olvidaremos un poco de lo cronológico para optar por lo efusivo.

1. El Pueblota de las cinco liguillas

El Apertura 2015 era el último vestigio de Liguilla que tenía el equipo y que en Puebla ya comenzaban a olvidar. Al quedar en séptimo lugar, los camoteros consiguieron el pase a la Fase Final, algo que no se repitió hasta el Apertura 2020 bajo la dirección no de Larcamón, sino de Juan Reynoso. Aunque fue el peruano quien consiguió el milagro desde el Repechaje (formato de clasificación instaurado a partir de ese torneo), Nico hizo más grande la fiesta al calificar al equipo a Liguilla directa y en el tercer lugar general en el Clausura 2021.

Al argentino no le bastó con llegar a esa edición de la “Fiesta Grande”, pues repitió el logro en todos los torneos siguientes: Apertura 2021, Clausura 2022 y Apertura 2022, estas tres últimas etapas desde la reclasificación, aunque regalándonos noches memorables en el Estadio Cuauhtémoc al conseguir el pase desde los penales, dos de ellos ante Chivas y otro más ante Mazatlán.

Es debido a eso que a los de Guadalajara ya no se les recuerda como un “grande” en la ciudad, sino como ese equipo que, en penales, no le sabe jugar al Puebla.

2. La reapertura más esperada

Tras vivir una Liguilla sin público (la conseguida por Reynoso y privada de contar con gente a causa de la pandemia por covid-19), el primer torneo de Nicolás al frente del Puebla también permitió ver el regreso del público a su inmueble: la reapertura del Estadio Cuauhtémoc. Esto, desde luego, fue posible con permiso gubernamental.

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En una especie de grito que hizo eco en todas partes, Nico no se cansó de pedir a la afición que regresara a su sitio. De un día para otro el Cuauhtémoc recuperó el color no de su tradicional Franja, sino de una afición desorbitada que volvió a encontrar el camino a casa.

La reapertura era ya una fiesta postergada que tuvo a las y los más fieles formados por horas para conseguir un boleto ya no con la intención de ver a los Pumas –como suele indicar la maldita tendencia– sino para ver, por primera vez, a la Franja de Larcamón y conocer el rostro del hombre al que no se cansaron de dar las gracias.

3. La Selección Mexicana volvió a fijarse en Puebla

Donde hasta al más cojo le salieron patas fue por culpa del argentino. Puebla no era un equipo al que la Selección Mexicana volteara de forma habitual para ver las novedades y tomar decisiones, aunque la primera de estas sorpresas llegó en febrero del 2021 cuando el nombre de un enfranjado apareció nuevamente en una convocatoria. Salvador Reyes le llenó el ojo a Jaime Lozano, quien entonces dirigía a al combinado que acudió a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Aunque “Chava” no quedó en la lista final, sí trascendió en el futbol mexicano, pues ese mismo 2021 el Club América también le vio cualidades y no dudó en llevarlo al “Nido”, equipo donde milita actualmente y que se convirtió en la primera revelación de Larcamón.

El camino de los destacados lo continuó otro “monarca”: Israel Reyes. El también defensor mexicano se volvió una fruta codiciada en la Liga MX al despertar la atención de distintos clubes no solo por su buen accionar a la hora de defender su área, sino por su capacidad goleadora. Dicho interés se trasladó a la Selección Mexicana Mayor, equipo donde ya debutó de forma inmejorable al anotar un gol en su estreno.

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Es en este apartado donde también puede entrar otro aspecto fundamental de una Franja con identidad renovada. El impulso que dio a los nuevos talentos y a otros que estaban desaparecidos fue darle una segunda oportunidad a quien no sabía de sus virtudes.

A Nico le tocó representar el dicho de “sacar leña de árbol caído”, pues jugadores como Fernando Aristeguieta, Iván Rodríguez, Santiago Ormeño, Maximiliano Araújo, Martín Barragán, Diego de Buen, Jordi Cortizo, Guillermo Martínez y ahora el propio Emilio Martínez despertaron dentro de sí el deseo de volverse indispensables, ya sea con Emilio que hoy es sparring de la Selección Nacional o con el propio Memo, que le regaló al Cuauhtémoc uno de los goles que más se han celebrado en ese lugar y que dejó una cosa clara: al Puebla no se le gana fácil.

Que pedazo de gol le hicieron a Camilo Vargas, pero que pedazo de gol de Memo Martinez, no se la creía el mexicano, vulneró al mejor portero de la liga con una joya.pic.twitter.com/qAJJiiy0t9

— Lucho Tricolor (@LuchoTricolorOf) February 12, 2022

4. A un brinco de la final

No puede haber un punto más culminante que su debut y despedida en la Semifinal. Clausura 2021, ¡su primer torneo al frente de la Franja y los puso a solo un paso de otra Gran Final! Fue ese el premio al heroísmo de un torneo semiperfecto, donde se ganó siete veces, se empató en misma cantidad y se cayó apenas en tres ocasiones, y que le valió a la Franja vivir un sueño que se veía lejano: estar presente en el podio de los mejores y ubicarse en la tercera posición de la tabla general.

Los Cuartos de Final ante Atlas se vieron como la llave más pareja de aquella eliminatoria. Al empatar 1-1 el global, Puebla pudo acceder a la antesala de la Final gracias a su posición en la tabla. Hacía mucho que no se había estado tan cerca de la gloria, once años para ser exacto, pues fue en 2009 cuando la Franja del “Chelís” consiguió dicha hazaña.

En “semis” los despachó Santos y fue lo más lejos que se pudo llegar durante su etapa con el equipo camotero. Aunque lo que nadie esperaba era que a partir de entonces nacería el “larcamonismo”, una especie de afición ciega que ya jamás quiso desaparecer y que hacía sonar fuerte los aplausos cada que su nombre era voceado en el Cuauhtémoc.

A Nicolás Larcamón se le vio llegar a Puebla un 9 de diciembre cuando vivir era aún contagioso. En 2020 arribó a su segunda casa, año que en suma de sus dígitos (2+2=4) nos arroja el mismo número de torneos que dirigió a su amada Franja. Ya lo dijo él y con eso habrá que vivir de ahora en adelante: su historia con Puebla “seguirá unida de por vida”, despidiéndose no con un adiós, sino con un “hasta siempre”.