Lucina Quintero Rosas, futura abogada y activista por herencia materna, es hija de Enedina Rosas Vélez, una de las defensoras de la región de Atlixco contra el gasoducto Puebla-Morelos. Hoy Lucina será participante en el curso “Semillero Latinoamericano de Derechos Humanos 2022”, convocado por la Corte Latinoamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La detención de su madre en el 2014, no solo la llevó a salir de su burbuja, si no aprender a defender su tierra y su identidad, pero más allá de eso la llevó a las aulas de la universidad Iberoamericana campus Puebla, para educarse porque le nació el amor por la justicia, “los buenos abogados si existen”, indicó.

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Es originaria de San Felipe Xonacayucan, una de las comunidades rurales más alejadas de la mancha urbana por el lado oriente del municipio de Atlixco, una junta auxiliar de difícil acceso, llena de vegetación.

Lucina forma parte del “Programa Intercultural de Vida Universitaria Pedro Arrupe”, dirigido a jóvenes de comunidades indígenas. Además, participó en la Comisión de Igualdad de Género y en diversos equipos representativos de su licenciatura: “quiero ser ese ejemplo para las siguientes generaciones. Lo que yo no pueda hacer, otros lo harán”.

El activismo y su participación académica son las cartas de presentación con las que logró un lugar en el Semillero, será durante los próximos cuatro meses que la joven atlixquense podrá conocer cómo funciona la Corte Latinoamericana de los Derechos Humanos.

Quintero Rosas ve la abogacía como la herramienta para frenar las injusticias entre la que destacan la violencia de género que es el pan de cada día en las comunidades, por lo que mantiene como prioridad enfocarse en la tierra que la vio nacer: “mi región es Atlixco, de ahí soy”.

Enedina Rosas, la razón de ser

Enedina Rosas representó en 2014 a uno de los ejidos en Atlixco que era afectado por el paso del gasoducto Puebla-Morelos, un proyecto federal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se opusieron teniendo como base los informes del Centro Universitario para la prevención de Desastres Regionales (Cupreder), en los que se manifestaba que debido a la actividad del volcán Popocatépetl, un gasoducto no era lo más recomendable en la zona.

Tras la manifestación de inconformidad y diversas acciones realizadas por el grupo contra el gasoducto, varios de los integrantes, entre ellos Enedina, fueron encarcelados acusados de diversos delitos, fue entonces que Lucina, tuvo que hacerse cargo del movimiento, empaparse del tema legal y políticamente para poder liberar a su madre.

Al final, el gasoducto logró quedarse en la región, pero continua sin funcionar, los pueblos recibieron una indemnización que se aplicó en infraestructura para las comunidades, Enedina recuperó su libertad y Lucina tomó a las leyes como su mejor arma para defenderse.

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