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Regresó el público al Relicario

  • Jaime Oaxaca
Llegó la gente, llegó a la plaza, tres cuartos del aforo se ocuparon; no todo está perdido, pero no les den atole con el dedo
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Numéricamente puede decirse que fue un éxito la primera corrida de la feria poblana en El Relicario. “El Cala” cortó cuatro orejas; Ferrera y “El Payo”, una cada quien. No todo lo que brilla es oro, lamento ser el de las malas noticias, imposible quedarme callado. El toreo no se mide por “goles u orejas cortadas”. Aquí no importa el qué, importa el cómo. Ernesto Javier “Calita” toreó más a la galería pidiendo “Qué chula es Puebla”, bailando y rodillazos, así obtuvo orejas santacloseras. Antonio Ferrera, no abusó de excentricidades, pero la oreja fue un regalo después de pinchar. El Payo, bien a secas. 

El ganado de La Estancia, propiedad de los señores Martínez Vértiz, fue una calamidad. Dos bovinos daban el gatazo de presencia, los cuatro restantes fueron animales anovillados, algunos escasos de cornamenta y con integridad dudosa. Por si fuera poco, cuatro débiles; en la suerte de varas apenitas se llevaron un pellizquito, ninguno provocó emoción, sosos, caritas que inspiran ternura, hermanitas de la caridad. 

Al término de la corrida creí que los ganaderos se habrían escondido para salir desapercibidos por el petardo que dieron, pero no. Se dieron la vuelta al ruedo. “El Calita” paseaba las orejas del cierraplaza, invitó a los Martínez Vértiz a compartirla. Todos felices y muchos asistentes aplaudían en lugar de pitarles. Al “Cala” lo sacaron en hombros. 

Uno se pregunta, las marchas, los foros, las ponencias, la lucha, es para defender el torito que crían y el toreo ramplón de pasitos de baile y desplantes chabacanos, ¿para eso luchamos? Entonces nos estamos haciendo tarugos.

La empresa “RM” de Aguascalientes es quien organizó la corrida, un empresario que le está echando la mano, porque aquéllos no conocen como funciona Puebla, me dijo, refiriéndose al ganado: esto es lo que quieren las figuras, es lo que lidian. Pos’ entonces tenemos toreros de pacotilla, de oropel, avalados por los jueces que aprueban lo que llegue, ganaderos enemigos de la fiesta, empresarios que satisfacen toreritos. Y, además, todo mundo aplaude las parodias taurinas, lo que ellos llaman triunfos. 

Hablemos de lo bueno, que sí lo hubo. Llegó la gente, llegó a la plaza, tres cuartos del aforo se ocuparon. Poco a poco fueron entrando porque la zona histórica de Puebla en 5 de mayo es un caos. Ver el tenido así, es un aliciente. No todo está perdido, pero no les den atole con el dedo. 

Sensacional fue la actuación de la banda de música de la Secretaría de Seguridad del Estado, hicieron binomio con los coros de la Normal del Estado, créame, estuvieron maravillosos. El primer animalito se inutilizó, tuvieron que devolverlo, fue tardado el asunto. Los músicos que se arrancan con El paso doble El Relicario, rara vez suena en la plaza. Dios, qué maravilla, la melodía, el coro cantando: pisa morena, pisa con garbo… se enchinó la piel. Durante el festejo interpretaron La Macarenita, La Macarena, Granada, Silverio, El Gato Montés, el paseíllo fue con el Cielo Andaluz.

El Calita no necesito de “Pelea de Gallos” para entusiasmar a la gente, pidió “Qué chula es Puebla” en sus dos actuaciones. En su segundo, la banda tocaba “Silverio”, qué bien lo hacían, también lo cantaban. Con todo el desparpajo el torero les pidió que se callaran, que tocaran “la de acá”. Siempre es molesto escuchar charanguitas, pero a esta banda y al coro les sale bellísimo la de Puebla. Se apetecía que el diestro se sentara en el estribo y disfrutáramos la interpretación.

Los músicos y coros van a estar en las dos toreadas que faltan, sábados 7 y 14.

Conste que estoy platicando lo que sucedió, sí es una crónica. De Ferrera, podrán decirle que tiene un capote muy feo, azul por ambos lados, pero no pueden decirle que no sabe usarlo. A su primero le cuajó verónicas, sacó a la res del caballo de pica y realizó el quite de oro, al otro le cuajó dos lances de recibo con suertes de las que hacía el Pana, verónicas, chicuelinas. Cogió los palos, clavó tres pares al cuarto. Y por supuesto que hay muletazos buenos, el hombre tiene 301 meses de alternativa. Tuvo la oreja de su primero, si le mete la espada al otro quizá hubiera tenido algún premio. Brindó a los ganaderos, así todo queda en familia. Ferrera toreará de La Estancia en la feria de Aguascalientes. ¡Aguas!, aguas, les va a caer el chahuistle. 

Octavio García “El Payo” es un torero serio, suele hacer cosas con clase, pero poco pudo hacer, como se dice actualmente, no tuvo opciones, le metió bien la espada a su segundo y le dieron la oreja. En el quinto, bien vale la pena destacar la brega del subalterno Luis Alcántar, se llevó al bovino desde los medios has un burladero corriéndolo a una mano.

Los mejor del “Cala” fueron sus estocadas a ambos bureles. Le echó ganas es indudable, tuvo buenos momentos, pero prefirió el toreo facilote, de rodillas, retorciéndose, bailando, arrojando la muleta, aprovechándose la buena voluntad y disposición del público que tenía ganas de divertirse.

Reapareció en el biombo del juez Javier Alarcón, se lo olvidó que el tercio de banderillas consta de tres pares. 

Mañana sábado la segunda corrida. Los toros de Gilio para Macías, Sergio y “El Galo” y la banda de la Secretaría de Seguridad con los coros de normalistas, palabra que la bordan. 

Fotos: Jaime Oaxaca

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