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Mujer poblana busca preservar el náhuatl en las cholulas

  • Gerardo Tlaque
A través de los apellidos de la región de Cuautlancingo se hace un uso cotidiano de la lengua indígena más hablada en México
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La lingüista y escritora Irma Xóchitl Cuauhtémoc Xicoténcatl, originaria del municipio de Cuautlancingo, publicó un libro con el que busca enseñar la lengua náhuatl a partir de apellidos nativos de la región como TlahcuiloCempoaltecatl y Chichil.

El texto titulado “Aprendamos náhuatl con nuestros apellidos”, busca acercar a las familias a conocer y revalorar la lengua náhuatl, a partir del conocimiento de los apellidos de la región cholulteca como: Tlahcuilo, (escribano), Cempoaltecatl (gente del lugar de una cuenta), y Chichil (rojo), que son el pretexto para aprender a través de ilustraciones, actividades lúdicas y juegos como las sopas de letras o serpientes y escaleras.

La mujer poblana también escritora de “Apellidos nahuas de Puebla, senderos hacia nuestra cultura originaria”, publicado en 2018, colabora en la divulgación y preservación de la lengua antes mencionada y explica que, aunque la mayoría de las personas de la región son hablantes del español, algunas de las palabras del náhuatl conservan un uso cotidiano.

Apellidos como Macuil, (cinco) surgieron como nombres calendáricos, mientras que otros mantienen una relación con la fauna como Cacalotl, (cuervo); o con los dioses como (Coatlicue), (la de la falda de serpientes.)

Irma expuso que la finalidad de su libro es demostrar cómo un apellido puede llevar a aprender vocabulario en náhuatl, y antecede a una reflexión sobre todo lo que se puede aprender en torno a la cultura que envuelve a una lengua.

La también doctorante de estudios en Ciencias del Lenguaje dijo que, ante la falta de información disponible, la divulgación busca contrarrestar el genocidio lingüístico y la discriminación a quienes llevan un apellido de origen nahua, o la falsa idea de qué el náhuatl es un dialecto, incapaz de expresar cuestiones abstractas. Sino por el contrario, busca que el libro se convierta en una herramienta de valoracióndefensa y resistencia por la preservación de una lengua originaria.

Agregó que para ella es importante que haya divulgación de estos textos: “quisiera que este libro, llegue a manos de los niños y niñas, que seguramente van a escuchar comentarios negativos sobre sus apellidos, pero que, al leerlo, puedan tener argumentos para contestar a esos comentarios, y defender a la lengua originaria”.

¿Por qué aprender lenguas originarias de México?

Las personas inmersas en un ambiente urbanizado tienen poco acceso a cursos de lenguas originarias, además de que prefieren invertir en cursos de lenguas extranjeras como el inglés, el alemán o el francés, debido a que su uso tiene mayor impacto a nivel profesional y hasta social, debido a que las lenguas indígenas son objeto de burlas y discriminación.

Por tal motivo la autora intenta que la divulgación de este libro contrarreste el genocidio lingüístico, en la región de Cholula.

Actualmente, el náhuatl es la más hablada de las 68 lenguas originarias en México, con más de un millón y medio de hablantes en 16 estados de la república, sin embargo, al hacer búsquedas en internet, no se encuentra el significado de todas las palabras, porque se trata de una lengua discriminada y negada para los pueblos originarios.

A pesar de que esta lengua es la más documentada de América, y estudiada desde la Lingüística, Historia, Antropología, y Sociología tanto en México como en Estados Unidos, para la egresada de la Facultad de Antropología Social de la BUAP, siguen haciendo falta proyectos educativos bilingües en las zonas metropolitanas.

Xóchitl Cuauhtémoc aseguró que la difusión de este tipo de materiales permite reflexionar y sentirse orgullosos a las personas que tienen un nombre y apellido náhuatl, a partir de revalorar su pasado identitario, a partir del conocimiento, la diversidad lingüística y la cultura que envuelve su apellido.

“La experiencia ha sido muy bonita, por ejemplo, aquí en Cholula, una señora de apellido Hernández, me contó la historia de cómo en realidad descubrió que su apellido originario era Tlapapa, pero al hacer los trámites descubrió que el abuelito mantuvo su apellido, pero la familia lo cambió por la discriminación que vivía” finalizó.

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