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Masacre en Texas (Texas Chainsaw Massacre, EUA, 2022)

  • Dalia Estrada
El guión de esta nueva producción está bajo el mando de Fede Álvarez, el cineasta que se encargó de hacer los reboots de “No respires 2” y “Posesión Infernal”
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Los últimos cuatro años han sido excelentes para todo amante del cine de terror, en especial para los que disfrutan del género de los Slashers donde hemos podido apreciar el regreso de los icónicos personajes de los 70 como Michael Myers en “Halloween” (2018) y “Halloween Kills” (2021), “Chucky” en un formato para la televisión (2020), “Scream 5” (2021) y, más recientemente, “Masacre en Texas” (2021), filme del que hablaremos a lo largo de esta reseña crítica que contendrá spoilers

Casi todas las películas de Slashers comparten la característica de ser rechazadas por las casas productoras importantes, esto se debe a que en dada época el cine no apostaba por el terror, por lo que se realizaban con pocos recursos y básicamente por cineastas novatos.

Este tipo de filmes cobraron popularidad años más tarde de sus estrenos. Así fue como pasó con la primera entrega de “The Texas Chainsaw Massacre”, dirigida por Tobe Hoopper en 1974, la cual contó para su realización con un presupuesto inicial de 140 mil dólares, pero que recaudó en taquilla un total de 30 millones, convirtiéndose en una de las películas independientes más exitosas. Dicha cifra después sería superada por la primera entrega de “Halloween” de John Carpenter en 1978. 

 

Años más tarde, la producción de Hoopper fue consagrada como una de las franquicias más exitosas y se hicieron más volúmenes narrando la historia de uno de los asesinos más famosos de la historia del cine, Leatherface o el también conocido como “loco de la moto sierra”, contando con cuatro películas partiendo del filme principal, dos remakes de timeline que son “The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning” (2006) y “The Texas Chainsaw Massacre” (2006); dos reboots: “Leatherface” (2017) y “Texas Chainsaw en 3D” (2013), y el último Legacy timeline que fue producido por la plataforma de streaming más famosa del mundo Netflix. 

El regreso del “loco de la moto sierra” 

La plataforma de la letra N se quiso unir a los regresos de estos legendarios personajes y escogió bien a su luchador. La idea de lo que iba a tratar este filme se filtró en el otoño del 2020 y el guion hablaba de un Leatherface viejo, que desapareció después de los asesinatos y del que nunca se supo cuál habría sido su paradero. 

Un grupo de personas van de visita a un pueblo abandonado que pretenden volverlo una zona de consumo y turismo con diferentes locales, pero al llegar ahí se toparían con Gunnar Hansen (nombre original de este asesino) y tras una imprudencia del personaje principal, despertaran la ira o más bien, acabarían con la pasividad y traerían de vuelta la violencia y mutilación desmedida que caracteriza a este personaje.

El guion en lo personal me parece absurdo y flojo, los acontecimientos pasan demasiado rápido y no tienen profundidad. Ponen a dos hermanas como personajes principales de las que se nota, tienen problemas, una de ella es víctima de un tiroteo del que se puede saber mediante flashbacks, pero su accidente no cobra relevancia dentro de la historia. 

Mel, nombre del personaje principal, y Dante, son chefs populares por su canal en algún sitio web y consiguen a un grupo de inversionistas (influencers y tiktokers) para que pongan locales en este pueblo abandonado, pero al irrumpir en un orfanato se dan cuenta de que la dueña del lugar sigue viviendo ahí con alguien más y en una pelea por las escrituras de la casa, le causan un ataque y van al hospital.

Eso sí, no hay que negar que, en cuestión a los asesinatos, la película sigue haciendo bien su trabajo, mucha sangre, violencia y esa escenografía que logra hacerte sentir incómodo por lo grotesca que es, sobre todo al ver a Leatherface arrancar la cara de la que fue “su madre”. 

David Blue García, director de esta nueva película, quiso recurrir a la fórmula que le funcionó a “Halloween” en el 2018 al traer de regreso a Jamie Lee Curtis en su papel como Laurie Strode, que a mí me parece un gran acierto, sobre todo porque en esta saga se ve a Jamie con los traumas que pelear ante Michael le trajeron y cómo no siempre terminan las cosas bien para el personaje principal a pesar de sobrevivir. 

Para “Masacre en Texas”, Blue García también trajo de vuelta a Sally Hardesty a cargo de Olwen Fouéré, personaje que, en la primera película, fue la única sobreviviente del grupo de cinco amigos que fueron víctimas de Leatherface, pero que esta vez (en lo que fue un reencuentro después de 50 años) el plan no funcionó, pues la actuación es demasiado sencilla.

Sally se empeña en entablar un diálogo con él para advertir de quién es y si la recuerda, falla tiros, se ve floja y sin la sed de venganza. Les da las llaves de su auto a las hermanas para huir y en un descuido es atravesada por la sierra. 

Los personajes no aprenden de sus errores, cometen el mismo una y otra vez. No hay héroe, nadie que pueda salvarlos más que Sally, pero su última bala realmente la deja en ridículo. Las hermanas son testigos de múltiples heridas de gravedad hacia el asesino y parece que no entienden con quién están lidiando.

Por otra parte, las lesiones de gravedad que las hermanas tienen parecen no existir, pues actúan como si nada y cuando creen que pueden vencer a Leatherface, dan por hecho que con un ligero corte en la garganta con su sierra es suficiente (los fans de este tipo de cine sabemos que no) y no se aseguran de que esté muerto o de rematar como dicen en “Zombieland”. 

El final parece algo sarcástico, las hermanas huyendo, poniendo música, abriendo la quema coco, activando el piloto automático cuando Leatherface rompe una ventana obteniendo sacar a Mel del auto para cortarle la cabeza, mientras su hermana se aleja a una velocidad que es una burla y lo único que se aprecia de dicho momento es ver a este asesino enloquecer, subir su moto sierra y girar como loco, justo como pasa al final de la primera película, cuando Sally logra escapar y emprende un camino en la parte de atrás de la camioneta riendo.

 

En el tráiler, lo que atrajo a todo el mundo fue la escena de varios chicos en un autobús de fiesta cuando ven entrar a Leatherface y en lugar de hacer algo sacan sus celulares, toman fotografías y hacen en vivos advirtiendo que si hace algo lo “cancelarán” y entonces comienza la masacre (la cual también cae en lo absurdo).

En la era de la tecnología y con el poder de las redes sociales, si viéramos eso, muchos, lo primero que harían, sería postearlo y tampoco creerías que es en serio, pues suponemos esas cosas no pasan en el mundo real. 

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