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El milagro del 88: entrega final

  • Jaime Oaxaca
Todos los poblanos estarán por siempre en deuda con el empresario tlaxcalteca que le regaló una plaza de toros a la ciudad cuando más la necesitaba
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[segunda parte]

Orígenes taurinos

El tlaxcalteca no era ajeno a la fiesta. Por principio, apoderaba al novillero Julio Sánchez, aunque el que figuraba como tal era José Gómez El Peinao.

José Ángel también tenía camino recorrido en la organización de festejos. Lo primero fue una feria de Huamantla, asesorado por el matador y ganadero Gabino Aguilar, quien me dijo telefónicamente que debió ser en 1986 o quizá 87. Después, en diciembre de 97, López Lima ofreció el serial para inaugurar el coso monumental de Apizaco. 

Con tales antecedentes, López Lima llegó a Puebla.

Por fin la gran noticia, el miércoles 13 de abril, la empresa Espectáculos taurinos de Tlaxcala anunció que en la plaza portátil San Rafael, propiedad de la familia Querencia, ofrecería tres corridas y una novillada. La empresa estaba integrada por José Ángel López Lima, Sergio Vega Tobías, el gerente sería el matador Alfonso Ramírez El Calesero, Ismael Ríos se haría cargo del área de prensa.

Los carteles me los dijo el periodista Jaime Silva Gutiérrez, los publicó en la columna Redondel en el vespertino La Voz de Puebla.

30 de abril, toros de don José Julián Llaguno para Curro Rivera, Mariano Ramos y Alberto Ortega. 

1º. de mayo, novillos de Los González para Enrique Garza, Hugo García Méndez, Rafael Ortega, Ricardo Zaragoza, Ángel García El Chaval y Marco Antonio Camacho. 

5 de mayo, toros de Coaxamalucan para José Luis Palomar, Manuel Lima y Juan Querencia. 

14 de mayo, toros de La Soledad para Miguel Espinosa Armillita, Guillermo Capetillo y David Silveti. 

Originalmente, estaba anunciado Manolo Martínez el 5 de mayo con San Martín, el torero desistió y ya no vinieron los toritos de su apoderado.

La feria resultó extraordinaria, exitosa en lo taurino como en lo económico, tanto que la empresa decidió dar una novillada extra el domingo 22 de mayo con Rafael Ortega de Apizaco, y los poblanos Ángel García El Chaval y Marco Anton io Camacho. Con solo una semana de publicidad, La plaza se llenó nuevamente.

La Asociación Taurina de Puebla entregó trofeos a lo mejor del serial. 

Mariano Ramos, mejor faena; don José Julián Llaguno por el mejor toro Soy de Seda; Domingo López Zotoluco por el mejor puyazo y Alfredo Acosta por el mejor par de banderillas 

Surge la idea de construir una plaza de toros, José Ángel López Lima lo considera viable, tiene el capital y si el gobierno del Estado apoya la idea, podría concretarse. 

¡Se concretó! 

Primera piedra, El Relicario Puebla

López Lima en El Relicario

El empresario pidió al gobierno manejar la plaza durante 10 años, le dijeron que sí, pero sólo de palabra; el gobierno incumplió por no existir algún documento firmado que lo avalara. 

El primer aviso lo mandó Alfredo Miranda López, quien fue nombrado mandamás de la feria de Puebla, más o menos a principio de los noventa. Sin decir agua va, por dedazo, designó al ganadero Juan Huerta Ortega nuevo empresario de El Relicario; no obstante, el nombramiento fue efímero, Juan Huerta no tuvo oportunidad de tomar posesión del coso. Ante la presión de prensa y aficionados, Alfredo Miranda se retractó. 

José Ángel López Lima tuvo El Relicario desde la inauguración hasta 1996, aunque la última feria, prácticamente, Espectáculos de México (EMSA) es quien la realiza en la persona de Enrique Barro. 

José Ángel regresa nuevamente a la plaza en septiembre de 2000, en sustitución de Manolo Tirado, lo hace hasta finales de 2004. 

Implementó las novilladas en viernes por la noche. En época de bonanza, llegaron a realizarse más de 20 festejos taurinos al año. 

 

José Ángel López Lima merece un homenaje y una placa en El Relicario

La impredecible y caprichosa vida decidió hacer de noviembre el mes de José Ángel: le dio y le quitó. 

El 19, lo dejó estrenar su plaza, la que construyó. El día 9, decidió llevárselo.

Todos los poblanos, los empresarios que han tenido a su cargo la plaza, toreros, ganaderos, estarán por siempre en deuda con el empresario tlaxcalteca que le regaló una plaza de toros a Puebla cuando más la necesitaba. Abrió cartera y corazón para darle El Relicario a los aficionados. 

La plaza no es propiedad del gobierno, únicamente la tiene en comodato, solo la administra por medio de la secretaría de finanzas.

El Relicario no solo es un recinto para realizar corridas, se ha ocupado para conciertos, encuentros de lucha libre, rodeos, espectáculos de motocicletas acrobáticas, actos políticos, reuniones religiosas, entre otras actividades.

Cada evento generó fuentes de trabajo, gente que llevó dinero a su casa gracias a El Relicario, aunque no comulguen con la tauromaquia. La construcción es una bendición para Puebla. 

El gobernador, el alcalde, el actual empresario, los grupos taurinos, la afición en general, debe sentirse con la obligación de hacerle un homenaje al señor José Ángel López Lima. 

Poco cariño a El Relicario han mostrado la mayoría de los empresarios. Encontraron la mesa servida, aunque algunos le pagaron renta al gobierno.

Pedro Haces, el empresario actual, aún no se identifica con la plaza, su labor al frente no ha sido satisfactoria. 

Ojalá entre sus planes esté el propósito de enmienda. 

Ahora, en el aniversario 33, El Relicario está vivo. Viva El Relicario. 

Fotos: Archivo / Jaime Oaxaca

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