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A toro pasado, de la corrida de “Todosantos”

  • Jaime Oaxaca
El brindis de un toro no es cualquier cosa; el torero ofrenda unos minutos de su vida
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Los seis toros de Piedras Negras lidiados en Tlaxcala el pasado día 2 de noviembre, fueron brindados. Jerónimo fue protagonista en tres de ellos, aunque sólo mató dos.

El brindis de un toro no es cualquier cosa. 

El torero ofrenda unos minutos de su vida, precisamente de esa vida que está exponiendo a quien le dice, va por ti. Escribió la periodista Shanik Berman que dicho brindis es comparable con un nacimiento, porque una madre, en el momento de parir, está ofreciendo su vida por el hijo que está dando a luz.

Por si fuera poco, el brindis del torero distingue a una persona entre todas las que están en la plaza. Todo mundo fija la atención en el brindado. 

No puede omitirse que también representa un compromiso para el receptor, no sólo porque hay que corresponder, qué tal si el toro hiere al diestro, qué haría el brindado. En fin, el tema tiene sus aristas. 

El “abreplaza”, Jerónimo se lo brindó al torero, ganadero y escritor Carlos Hernández González, “Pavón”, como se le conoce en el medio taurino. Carlitos Pavón estaba en las últimas filas, en los pilares, “El Jero” le dijo algo como que la primera vez que piso ese ruedo, fue para que le diera clases. Pavón le enseñó a tomar el capote, a moverlo, a armar una muleta, los terrenos, lo básico. 

El ganadero Javier Iturbe recibió la montera de Jerónimo en el segundo brindis. Javier, fue apoderado en la carrera del diestro durante una buena parte de su carrera. Sólo ellos saben lo que se dijeron. 

José Mauricio brindó el primero de su lote a Jerónimo quien toreaba la primera corrida de la campaña de despedida. Siempre es emotivo el brindis entre toreros, ellos se entienden, saben lo que pesa el muerto, porque lo están cargado. 

El otro brindis de José Mauricio, el de ese galimatías que quería despedazarlo, fue al público. Por cierto, el coleta defeño sufrió una cornada cerrada de 10 centímetros; en una semana queda listo. 

Angelino de Arriaga debe tomar más en serio lo de sus brindis. El primero de su lote fue al público, desde los medios levantó la montera, la respuesta de los asistentes fue una ovación, pero no paró ahí la cosa, también le brindó a una persona que ocupaba una barrera de sombra. 

En el otro fue peor, buscaba a alguien en el tendido, nunca lo encontró, en lugar de darle la montera a su mozo de espadas, habrá pensado que “peor es nada”, aunque sea lo brindaré al público”. Eso es una majadería, la gente no pitó la ofensa, la aplaudió. 

El público tenía ganas de ver toros. La plaza estaba casi llena. Casa Toreros, la empresa de Pablo Moreno, regresó a Tlaxcala parece que con ganas de hacer bien las cosas. Organizaron flamenco, toreada de salón y varias cosas más todo antes del festejo. Entiendo que el taurino no necesita nada de eso para asistir a la plaza, pero el que no es muy asiduo sí requiere de estímulos.

También cuidaron detalles taurinos, esos que son importantes, como los círculos concéntricos pintados con los colores de la divisa de Piedras Negras, las banderillas adornadas con los mismos colores. Los monosabios bien vestidos, fueron tres niños de ese grupo quienes mostraron al público los cartelones con el nombre de los toros. 

Debió ser la empresa a quien se le ocurrió que Jerónimo y José Mauricio compartieran una calesa para trasladarse el hotel a la plaza, evidentemente, vestidos de torero. 

Ojalá el sábado próximo no sea diferente, que el público asista a ver toros y toreros de Tlaxcala, será una prueba importante. Dependiendo de la asistencia, quizá la empresa ofrezca corridas fuera de feria. 

Fotos: Cortesía

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